El experimentado periodista afirma que el público “prefiere expresiones tribuneras” antes que ponerle el oído a “cosas nuevas y buenas”. Biógrafo de Charly García y Pappo, dictará un curso en Escobar.

Por MARTIN POZZO
Director de revista La Negra

Periodista de rock de los de raza, comenzó su carrera en los tempranos años 80 en radio y medios gráficos y desde entonces se ha convertido en un referente ineludible de la crítica de música en la Argentina. Escribió para las revistas La Mano, Rock & Pop, Ñ y ADN; fue redactor y colaborador de Clarín en el suplemento Sí! y en la sección Espectáculos. Fue productor, conductor y musicalizador de las radios Del Plata, Rivadavia y La Red, entre otras, y tuvo sus propios programas en la Rock & Pop.

Su programa Rock Boulevard marcó una época en Radio Continental. En 1996 publicó “No digas nada: una vida de Charly García”, biografía que lleva vendidas seis ediciones. También escribió “Cinta testigo: la radio por dentro” (2002), “El rock perdido: de los hippies a la cultura chabona” (2005), “Pappo. El hombre suburbano” (2011) y “Room Service, la escandalosa vida de las estrellas de rock” (2014), entre otros.

Hoy conduce Futuro imperfecto por Radio UBA, colabora en el suplemento Radar de Página/12 y en la revista El Guardián. Además, dicta cursos de periodismo de rock en todo el país y en agosto empezará a hacer lo propio en Escobar, a partir del lunes 3, en el Instituto Arte Musas.

¿Cómo te iniciaste en el periodismo y por qué elegiste el campo del rock?

Primero me interesó el rock y elegí mi instrumento: la batería. Por otro lado, siempre me gustó escribir y había una herencia familiar: mi viejo fue periodista y mi abuelo trabajó en la administración de un diario. Esos caminos se fueron cruzando, hasta que entendí que para hacer lo que me gustaba iba a necesitar mucha suerte y una banda que la pegara, porque viví algunos años haciendo trabajos de sesión como músico y eso que tenía que tocar no era lo que a mí me gustaba. Por natural inquietud traté de leer todo lo que cayera de rock en mis manos, absorbí mucha información de distintos lugares y se fue creando una cultura a partir del rock que me hizo abordar el periodismo. Y, de a poco, eso se transformó en una profesión que ya tiene 32 años.

Tenés experiencia en radio, revistas, diarios, TV, Internet, ¿cuál es el soporte que preferís?

Básicamente me gusta lo escrito y lo radial. Si sabés escribir, aunque vayas a hacer radio, tu oralidad será mucho mejor, porque la escritura te ordena, no solo la sintaxis, la redacción y la oralidad, sino que también te ordena las ideas.

¿Cómo describirías la actualidad del rock argento?

El rock argentino quedó atrapado en Cromañón. Ha habido un cambio de público y esa nueva audiencia llama rock a algo que es un producto de baja calidad. Siento que hay un quiebre generacional y cultural entre mi generación y la que hoy es joven. Y quizás no esté mal que así sea. Hoy mi postura es que la crisis es de público, y no tanto de los músicos, porque hay muchas cosas nuevas y buenas. Pero el público prefiere otras expresiones más tribuneras.

¿Qué balance hacés de los medios especialistas en rock en la actualidad?

Siento que no hay espacio para la crítica. Los medios tienen miedo de pelearse con los músicos y los periodistas no quieren perder la camaradería, entonces no se critica nada y todo pareciera tener un mérito. Mi postura es que uno debe criticar, para bien o para mal, a favor, en contra, o con una postura intermedia, pero con argumentos y conocimiento de causa. En eso hago hincapié en mis cursos.

¿Tenes alguna cuenta pendiente con el oficio? ¿Algún libro que te gustaría escribir?

Todos los días aparece una nueva cuenta pendiente, y muchos libros se me cruzan por la cabeza. No podría escribirlos todos, pero también intento ayudar a que otros los escriban. La mejor nota es la que voy a escribir mañana.

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