de palma saludando en el hcd
Después de 24 años haciendo trabajos de maestranza, dio las hurras un personaje entrañable del Legislativo. Querido por todos, caracterizado por su buena energía y predisposición para ayudar. “La despedida fue inolvidable”, confiesa.

Aunque los protagonistas principales en el Honorable Concejo Deliberante son los concejales, hay actores secundarios que también cumplen un rol relevante, menos visible pero imprescindible para que todo esté en condiciones. Personas que con su predisposición hacen un ambiente más ameno en un clima a veces tenso por el debate político.

En el de Escobar, Roberto De Palma (65) era una pieza clave, pero por su edad le llegó la hora de jubilarse y desde octubre dejó un espacio difícil de llenar, después de 24 años de trabajar entre las bancas. Una suerte de comodín, que supo cumplir en cada tarea con dedicación, calidez y respeto.

Hasta 1996 había estado 19 años en la Mutual de Bomberos de Escobar, donde era el encargado de la Proveeduría. Después, a través de un amigo consiguió changas de plomería y jardinería para poder mantener a sus tres hijos. Al enterarse de su situación, Carlos Denegri y Miguel Jobe, en ese entonces secretario y presidente del Concejo Deliberante, le consiguieron un lugar como sereno en el polideportivo municipal Luis Monti.

Más adelante tuvo un breve paso por Espacios Verdes y al poco tiempo recaló en el Legislativo como empleado de maestranza. Fue el 13 de marzo de 1998. “Así entré, haciendo de todo. Desde limpieza hasta manejar el audio de las sesiones, una linda responsabilidad. Había que grabar todo, tenía que andar diez puntos”, la cuenta a DIA 32.

de palma en el hcd
MULTIFACÉTICO. Durante 24 años Roberto De Palma realizó distintas tareas en el Concejo.

Su despedida del recinto de la calle Asborno no estuvo exenta de emociones. Fue el viernes 14 de octubre. Al término de la sesión lo hicieron pasar al estrado a decir unas palabras junto a la presidenta del Concejo, Laura Guazzaroni, y recibió un regalo especial que conservará para siempre. “Un hermoso reloj, grabado con mi nombre y la fecha. Fue un momento muy lindo realmente, inolvidable”.

Sobre su retiro, no tiene dudas de que fue la decisión correcta: “Muchos compañeros me decían por qué no seguía trabajando, que no había problema. Pero hacía muchos años que estaba, siempre poniendo todo, y estoy cansado. Igual, ya tenía que jubilarme de todas maneras”.

-Todos hablan de tu bonhomía y sencillez. ¿Eso es lo más importante que te llevás?
-Por supuesto. Si estás trabajando hay que hacerlo de verdad, tener responsabilidad. Hay que atender a cada concejal, sin partidos políticos. Por eso estuve tanto tiempo y ningún presidente tomó nunca una represalia. Yo hacía mi trabajo.

-¿Nunca mostraste simpatía o antipatía política por uno u otro?
-No. Sí hacíamos bromas, nos divertíamos… Pero la política la tienen que hacer y manejar los que están en ella, como los concejales.

de palma y guazaroni
DESPEDIDA. Junto a la presidenta del Concejo Deliberante, Laura Guazzaroni, en su último día laboral.

-¿Cuáles eran tus responsabilidades diarias dentro del recinto?
-El buen funcionar del Concejo a partir de las 8 de la mañana. Yo era el que venía y abría. Después tenía el manejo de la cafetería, la limpieza, la cocina… Me dieron la categoría de Jefe de Servicios Generales, pero nunca me consideré un jefe sino un líder, guiaba a los demás.

-¿Se te viene alguna anécdota a la mente?
-Recuerdo una sesión muy picante en la que se cortó el audio. Me agarró una desesperación bárbara y querían seguir a capela, pero no se podía, porque había que grabar. Busqué otro micrófono, tenía el cable todo enredado, era una galleta. Los periodistas que había me ayudaron y seguí con mi función…

-Entraste con Patti y después pasaron González, Guzmán y Sujarchuk, ¿tuviste buena relación con todos los intendentes?
-Sí, siempre. Estaba el nerviosismo de cada llegada de ellos al salón, en las aperturas de sesiones ordinarias había que tener ordenadito el tema del audio porque venían los jefes mayores. Todas cosas que generaban tensiones, pero trabajé bien con todos, los intendentes y los presidentes del Concejo. Siempre con una sonrisa y atendiéndolos lo mejor posible.

-¿Ya te acostumbraste a ser jubilado o te cuesta?
-Es medio prematuro todavía, pero después de 19 años en la Mutual y 24 en el HCD, siempre trabajando y en movimiento, ahora que me tengo que quedar en casa me trabaja la cabeza. Pero lo estoy haciendo llevadero porque estoy con mis nietitos, vivo con mi señora (Sonia Alarcón) y mi hija Irina; después tengo dos varones, Fernando y Javier, pero ellos tienen su casa.

de palma con las banderas
COMPROMISO. “Si estás trabajando hay que hacerlo de verdad, tener responsabilidad”, afirma, convencido.

-¿Qué te dice tu esposa ahora que estás en casa todo el día?
-Está contenta. Por ahí agarra la escoba y me corre (risas). Pero cuando se pone un poco densa trato de disparar y me voy al fondo (risas), tengo una huerta, como buen hijo de tanos. Hago eso, tengo muchas plantas. Mis padres tenían quinta de flores, me gusta eso.

-¿Qué planes tenés para disfrutar la jubilación?
-Tengo que ver cuál es el salario que voy a percibir, porque no lo sé. También trabajé de mozo en Jubelén, con gente de la tercera edad; quizá vuelva, pero no sé si a trabajar. Sí quiero hacer un viajecito con los jubilados.

-Como nacido y criado en Escobar, ¿te gusta cómo está la ciudad hoy?
-Está muy linda. La verdad que el intendente actual está haciendo muchas obras. El puntapié de la transformación lo dio Patti, cambió baldíos por espacios verdes. Siguió trabajando Guzmán y Ariel (Sujarchuk) puso toda su fuerza para hacer cosas. Es una gran persona, dinámica, lo que necesita el país. Al lado de lo que era antes Escobar ya no conozco a nadie, porque la ciudad creció mucho.

de palma en la puerta del hcd
ADAPTACIÓN. “Ahora que me tengo que quedar en casa, me trabaja la cabeza”, reconoce De Palma.

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