Con una exquisita oferta de fiambres, quesos cuidadosamente seleccionados y una estética particular, el bar de picadas de la calle Estrada se va convirtiendo en un lugar obligado para los amantes de la buena mesa.

Su ambiente campestre y de almacén de otros tiempos hace de La Juana un lugar sin igual en Belén de Escobar. Ubicado en Estrada 494, a pasos de la plaza principal, ofrece deliciosas y abundantes picadas tanto para saborear en el local como para llevar. También funciona como fiambrería, con una inmensa variedad de quesos, productos en escabeche, salames, jamones y embutidos alemanes, o deliciosos platos de rotisería elaborados en el día.

El lugar abrió hace cuatro meses, pero la historia se remonta a muchos años antes, con el gusto de la familia Morandi por las mesas donde se puede probar un poquito de cada cosa. “Como no había un lugar con picadas que realmente nos gustaran, íbamos al supermercado y armábamos las nuestras. Acompañábamos los fiambres con salchichitas, albondiguitas, berenjenas al escabeche y todas esas cosas”, cuenta Anabella Morandi, quien dirige el comercio junto a su hermano Julián.

Como tenían muchas ganas de abrir un negocio relacionado a la gastronomía -idea impulsada por papá Carlos, un excelente chef amateur-, se decidieron por una propuesta que resulta ser toda una novedad en la ciudad. Así surgieron las tentadoras picadas de La Juana, que vienen acompañadas por cazuelas de “calentitos y caseritos”, pepinitos agridulces, salchichitas envueltas en panceta ahumada, berenjenas y pollo en escabeche, cebollas en vinagre, morrones asados y muchas opciones más.

Juana es la fusión de los nombres de los hermanos -Julián y Anabella-, que además de sonar bien sella a fuego la sociedad que armaron. Pero muchos clientes no lo saben y se acercan al mostrador preguntando por ella, casi siempre para felicitar por la comida y el servicio. “No hemos recibido comentarios negativos pero sí alguna que otra crítica, que siempre hemos tomado de maravilla porque han sido constructivas”, señala Anabella.

Además del salón de la planta baja y de las mesas en la vereda, en el primer piso hay otros dos espacios climatizados. Todo el local fue decorado con un toque rústico y la impronta de su dueña: “Fui a la chatarrería y decoré con las cosas que encontré”.

Entre las especialidades de la casa se destacan la Cracovia alemana, la chistorra vasca, el leber con trufas, el jamón crudo pata negra y el lomo cocido ahumado. Todos productos incluidos en las diferentes opciones de picadas: Tradicional, Chacarera, Sólo quesos, De campo, Mediterránea, Alemana, Ibérica, Gourmet, Argentina, Europea y Étnica, propuestas en las que pueden comer desde una a diez personas a precios que van desde los $75 a los $400.

Para quienes no gusten de los fiambres, la carta ofrece platos elaborados como pollo al verdeo, langostinos empanados con salsa tártara, bife de chorizo a la pimienta y rabas, entre otras cosas. Jabalí, ciervo, ñandú, llama y liebre en escabeche, y lechón de campo cocido al horno de barro. Hamburguesas caseras, de 180 gramos de carne vacuna, que pueden convertirse en gigantes si se las pide dobles, menúes del día por $30 y a partir de marzo estudiantiles por precios módicos.

En el invierno se podrá comer locro, polenta, lentejas y demás platos típicos para entrar en calor. Las novedades son permanentemente actualizadas en www.lajuanabardepicadas.com.ar y en su Facebook: lajuana.bardepicadas.

La Juana abre de lunes a lunes, de 9 a 15 y de 18 hasta el cierre, y los domingos, de 17 en adelante. “Ya tenemos nuestros clientes, cuando veo entrar a alguien por tercera vez, sonrío, eso te reconforta”, finaliza Anabella.

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