Participó en más de cincuenta programas de televisión, obras de teatro y películas. Es hija de María Aurelia Bisutti, pero asegura que nunca se aprovechó de la fama de su madre para conseguir un papel.

Por FLORENCIA ALVAREZ
falvarez@dia32.com.ar

Su nombre suena desde hace muchos años. Y no porque ella sea tan grande -tiene 51- sino porque comenzó de muy chica a pulular en el ambiente artístico. Fue modelo en plena adolescencia y se hizo famosa con una tapa de la revista Radiolandia. Un fotógrafo la captó en plena época del destape, del cola less, y la suya se convirtió en una de las mejores colas de los ´80. Con más de cincuenta programas de televisión, unas cuantas obras de teatro y más de una decena de películas en su haber, a Paola Papini no le gusta mucho que aún se la recuerde por aquella foto, aunque ahora la anécdota le causa gracia.

Otro dato sobresaliente de su hoja de vida es que es hija de la actriz María Aurelia Bisutti, la diva que desde la década del ´50 en adelante protagonizó radioteatros, telenovelas -era la preferida de grandes como Alberto Migré, Abel Santa Cruz y Alejandro Romay- y medio centenar de películas. “Cuando era chica e íbamos por la calle, yo veía que la gente nos saludaba demasiado, y si bien me llamaba un poco atención, era a lo que estaba acostumbrada”, recuerda Paola.

Conoció Maschwitz a través de una amiga, pero tomó la decisión de mudarse cuando empezó a sentir que si se iba de la ciudad a su hijo le desaparecerían los ataques de epilepsia. Eso fue hace ocho años y la intuición de madre le daría la razón. Se vino en familia, con su marido y sus dos hijos. Así, cambió los olores, los ruidos y el smog de San Telmo por la calma, el canto de los gallos por la mañana, el ladrido de los perros por la noche y el sonido de los pájaros que trinan todo el día.

Al tiempo de instalarse ocurrió la separación de su esposo, pero ella decidió quedarse: “Más que nada porque los chicos tienen su vida armada acá. Y hay que admitir que es otra calidad de vida, aunque en estas casas se trabaja mucho. Yo digo que eso nos hace a las mujeres más guerreras, mi parte masculina está a full. En el invierno me encanta el hogar a leña, así que salgo con el hacha a cortar madera”, cuenta Paola, en el parque de su casa, donde recibió a DIA 32.

¿Cómo fue tu infancia, habiendo tenido una madre que en su época fue tan famosa?

Yo me crié con mis abuelos, porque mi mamá trabajaba mucho. Ella se separó de mi papá cuando yo tenía 8 meses y nunca lo vi mucho, él era un playboy. Mis abuelos eran italianos, inmigrantes, mi abuela cocinaba y tenía toda esa cosa tana. Y mi mamá era una estrella, estaba acostumbrada a tocar la campanita para que le trajeran lo que necesitaba.

¿Había algo de la fama de tu mamá que no te gustaba?

Detestaba hacer notas, que me pusieran un vestidito y me peinaran con dos colitas. Yo estaba jugando, era re varonera y no me gustaba que me disfrazaran para posar para las fotos. Ahora lo vivo distinto, sé que es parte de mi trabajo y la gente me dice que le gusta cuando lee una nota que me hacen. El público es algo muy importante de lo que yo soy y de mi laburo. Pero cuando era chica lo sufría. Es algo que yo nunca hice con mis hijos, exponerlos a hacer notas.

¿Ninguno de los dos quiere ser actor?

Mi hija dice que quiere actuar, pero para mí es muy importante que los chicos estudien teatro, no que entren a actuar en televisión porque sí. Ahora mi hija se dedica a escribir y labura de camarera. A Cristóbal le dio por el rap, algo artístico tenía que tener. Va a un colegio Waldorf y el maestro siempre me dice: “Tu hijo tiene sangre de teatro”. Tiene 13 años, puede empezar a estudiar, pero todo lleva un tiempo.

Cuando los chicos quieren ser actores, ¿suele ser una decisión de ellos o generalmente están impulsados por los padres?

Yo he trabajado mucho con chicos y la verdad que es una carrera muy difícil, muy sacrificada. A veces las madres son terribles, no me parece sano que los chicos estén metidos en estudios horas y horas, ellos no tienen la capacidad de discernir.

¿Presenciaste alguno de estos casos donde las madres son las que los impulsan y hasta los obligan?

Sí, cuando trabajaba en la telenovela Ricos y Famosos a mi personaje le regalaban un bebé, me iba a trabajar de mucama a lo de Natalia Oreiro y resulta que el hijo era de ella, que se lo habían robado. Cuando el bebé empezó a crecer, le dijeron a la madre que ya no iba, pero sobre todo porque era muy morocho para ser hijo de Natalia. La madre fue y lo tiñó de rubio, ¡a un bebé de 7 meses! Se moría de frío, de calor, era una locura.

Además, hay que aprender que en un momento estás en lo alto y a los dos minutos nadie se acuerda de vos. Esta carrera es así. Me parece algo muy cruel para los niños.

Pero vos empezaste a trabajar siendo bastante chica…

Sí, empecé en Música en Libertad Infantil. En ese momento tenía una banda de rock, tocaba el bajo y bailaba. Me acuerdo que cuando me fui a probar las madres empujaban a los niños, era lo peor. En un momento dije que no era lo que quería y a los 16 empecé a estudiar teatro.

¿Cómo decidiste ser actriz?

Cuando fui con el colegio al teatro San Martín me paré en el escenario y pasó como un ángel que me habló. Fue una cosa tan grande que ahí decidí que iba a hacer teatro. Después, en realidad, vas tomando los caminos que se te presentan e hice mucha televisión. Empecé con Tato Bores y con Mesa de Noticias, que en ese momento era lo más. Lo que pasó fue que cuando tuve a mis hijos decidí estar con ellos. Mi mamá hizo otra historia. Es como todo, uno que tiene la mamá que cocina en la casa quiere la mamá estrella, y el que tiene a la mamá estrella quiere que le cocine.

¿Vos querías a la mamá que te cocinara?

Sí, ella hizo lo que pudo, trabajó y bancó todo, porque mi papá no aportó …. y mi vieja era muy feliz haciendo lo que hacía, eso es muy importante. Pero yo tenía a mi abuela que me cocinaba. Mi mamá una vez me dijo que me había hecho la comida y era que había metido unos fideos en la cacerola.

Puede decirse que te hiciste un nombre propio, nunca fuiste la hija de… sos una actriz conocida por méritos personales.

Creo que es porque trabajé mucho y porque la gente sabe reconocerlo. Me pasa que me reconocen en la calle y me tratan con cariño. También debe tener que ver con lo que uno irradia. Claro que cuando empecé y los productores se enteraban que era la hija de María Aurelia Bisutti, me querían poner Paola Bisutti, pero siempre me resistí. No me parecía que debiera utilizar el apellido de mi madre. La primera vez que hice algo me anoté de extra. Mi mamá no era de tener muchos amigos en el ambiente, así que no estaba muy relacionada. Yo me relacioné más con gente del medio con mi trabajo y compartiendo muchas veces casa con otros actores.

También fuiste modelo, ¿cómo fue la experiencia?

¡Horrible! Yo estudiaba teatro con Gandolfo, fui a acompañar a una amiga a un casting y me eligieron a mí. Ahí me salió una campaña de una marca de jeans, por eso fue que en un momento publicaron una foto de mi cola, y todavía hoy, después de todo lo que laburé en actuación, la gente se sigue acordando de esa foto. Era una tapa de una revista, estaba en cola less, me di vuelta y salió, no es que lo hice a propósito. Después lo negaba porque yo quería hacer teatro serio y eso me jugaba en contra. Lo del modelaje lo hice un tiempo, pero no mucho. Son experiencias, y cuando uno es adolescente a los 16 ó 18 años, que empezás a ganar plata, te entusiasmás bastante.

¿Tenés algún sueño por concretar dentro de la actuación?

Esto del teatro San Martín, trabajé en el Alvear, en el Regio, en el Centro Cultural San Martín, pero nunca en la Casa Cuberta, que fue donde sentí que el escenario era mi lugar. Eso tengo pendiente, me encantaría. El cine también me gusta mucho.

¿Qué sentís cuando estás arriba de un escenario?

Una absoluta conexión con el personaje. Puedo estar muy enferma, pero subo al escenario y me olvido del mundo, y eso está bueno porque siento que es algo mío. ¿Viste cómo somos las mujeres? Estás dando la teta, cocinando, planchando, laburando, mil cosas a la vez, por eso para mí actuar es genial, dejo todo de lado y me dedico a eso. Lo mismo cuando estudio un guión, me concentro solo en eso.

¿Cómo está actualmente el teatro en Buenos Aires, que siempre fue un lugar con tanto para ver?

Hay mucha oferta, muchas alternativas, cosas maravillosas, y sobre todo muchos buenos actores. También están los teatros municipales y los que dependen de Nación, que en esta época no estoy trabajando en ellos. Nunca me metí ni me interesó la política y siempre que trabajé en esos teatros fue por castings, pero son buenas oportunidades porque te pagan los ensayos, podés vivir con eso. Pero en la última década no me pasó, aunque me gustaría que me pasara.

¿Nunca intentaste en el teatro municipal de acá?

Sí, fui a presentar unos radioteatros pero es medio difícil meter proyectos, aunque estaría bárbaro. Casualmente conocí el teatro cuando en uno de los festivales de cine me dieron el premio a la mejor actriz por un corto que hice. Fue una casualidad, porque me acababa de mudar acá y el trabajo lo había hecho en Capital. También fui jurado en un festival de teatro.

Decías que en tu trabajo hay muchas veces en las que nadie se acuerda de vos ¿a qué te dedicás en esos momentos?

Cuando no trabajo de actriz hago producción de teatro, generando cosas, buscando sponsors y espacios, es algo que me gusta. Además, en ese caso sí el nombre te abre las puertas, enseguida te atienden. Igual, prefiero actuar. También escribo, pero nunca tomé una forma, lo tomo como un hobby, quizás porque no estudié. Cuando estuve casada mi marido era chef, así que yo organizaba cenas shows, cocinaba, me dediqué a eso. Pero después quise dejar y cocinar solo para mis amigos. Amo la comida, pero no para trabajar de eso. Después, leyendo mucho, entendí que uno tiene que aprender a estar quieto, porque así las cosas llegan solas, el universo se encarga. Me ha pasado de no tener laburo y buscar y buscar… eso por no confiar. Cuando no tengo laburo es como caer en un abismo, una incertidumbre, un estado de porquería, pero entendí que no hay que desesperarse porque todo llega. Por eso decidí luchar por lo mío, y trabajar en lo que me gusta. Creo que me lo merezco.

Una actriz reconocida por mérito propio

Paola Papini comenzó como modelo y nunca utilizó el apellido de su madre, María Aurelia Bisutti, para intentar abrirse una puerta. La única vez que actuaron juntas en televisión fue en 2005, en Un cortado (Canal 7), cuando interpretaron al mismo personaje en sus distintas etapas. Como cualquier hija de vecino, pasó por las aulas de las escuelas de teatro de Carlos Gandolfo, Franklin Caicedo y Agustín Alezzo, entre otros. Se hizo conocida en televisión con su papel de secretaria en Mesa de noticias, trabajó al lado de Tato Bores y de Darío Vittori. En la pantalla chica le siguió una larga lista de programas y telenovelas: Montecristo, Don Juan y su bella dama, Mujeres de nadie, Vidas robadas, Culpable de este amor, Ricos y famosos, Culpables, Gerente de familia, El precio del poder, Alta comedia, Amigos son los amigos, La familia Benvenuto, Matrimonios y algo más, El infiel y El groncho y la dama, entre otros.

También participó en una gran cantidad de obras de teatro. Protagonizó Cabaret Bijou, en Mar del Plata, Los muchachos de antes no usaban gomina, La bella durmiente, Qué noche de casamiento y La pulpera de Santa Lucía, estas últimas en el Complejo Teatral San Martín.

En cine trabajó en Tiro al aire, de Mario Sábato, Taxi, de Vicente Viney, Juego limpio, de Hebert Posse Amorin y Km 66, de Mario Festa.

Durante 2014 se lució en Desde el jardín de la República de Palermo.

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