De joven abandonó la carrera de medicina para dedicarse a los bienes raíces, actividad en la que ya lleva más de cuatro décadas. Se define como un radical tradicional que añora los ‘60 y afirma que en el país hace falta más diálogo.

Por FLORENCIA ALVAREZ
falvarez@dia32.com.ar

1 ¿Por qué lo apodan “Coco”?
Fue una tía mía, de chico, sin ninguna explicación. Algo raro, porque en mi casa a todos los llamaban por el nombre.

2 ¿Cuándo llegó a Maschwitz y en qué circunstancias?
Mi padre me trajo en octubre de 1946, cuando yo tenía 4 años. Construyó una casa para los fines de semana, feriados y todo el verano, y a los 11 nos vinimos a vivir. Nunca me fui de Maschwitz.

3 ¿Su papá también se dedicaba al negocio inmobiliario?
No, él era ferroviario, jefe de la estación Retiro Cargas, que en ese momento era muy importante. Mi abuelo, mi bisabuelo, todos ferroviarios…

4 ¿Y cómo empezó a trabajar en esto?
Por mi suegro. Yo había empezado a estudiar medicina, pero no me gustaba. Después estudié administración de empresas, organización y dirección, y me gustó más la tarea comercial que la medicina. Estuve 40 años trabajando en esto.

5 ¿Se acuerda de la primera casa que vendió?
La verdad que no. Sí he vendido las quintas más importantes de la zona, de familias muy tradicionales, muchos que ya se han ido. Sobre todo por el tema de la inseguridad. Hay mucha gente que prefiere la quinta por la privacidad, pero lamentablemente el tema seguridad los llevó a meterse en un barrio privado o en un country.

6 ¿Cuál fue el mejor momento inmobiliario de Maschwitz?
Hará unos 20 años, cuando Maschwitz despertó. Yo tenía la teoría de que iba a ser el futuro Lomas de San Isidro, que en ese momento era el súmmum. Pero el desarrollo de Pilar fue un palo en la rueda, ellos crecieron porque tenían todo para hacer. Acá había más desarrollo. Más que un tema comercial, acá se da una cuestión de forma de vida. Ahora, con todo lo que se dio en la calle Mendoza, al ser el Pueblo de las Artes y la movida cultural que hay, con conciertos en quintas y tantos artistas, se transformó en otra cosa. Aunque Maschwitz fue siempre un poco así, me acuerdo de haber ido en los ‘80 a un concierto de piano hermosísimo en la iglesia.

7 ¿Qué es lo que más pide la gente cuando busca una casa?
Cuando estábamos tranquilos, la gente, antes del precio, preguntaba ¿tiene árboles? En cambio, ahora preguntan ¿tiene seguridad? Si hubiera seguridad, la gente no se iría tanto a los barrios privados y volvería a las quintas.

8 ¿Cómo está el mercado inmobiliario actual?
Parado, totalmente parado. Después del cepo al dólar es muy difícil valuar, ya sea para el que pone el precio como para el que va a comprar.

9 ¿El CEDIN no ayudó a reactivar un poco?
No, los CEDIN y todas esas cosas no funcionaron. Con el Pro.Cre.ar a la gente no le alcanza ni para comprar un terreno.

10 ¿Cómo se hace, a su entender, para revertir al mercado?
Tiene que haber créditos reales. Construir sale 500 dólares el metro cuadrado, mínimo. Yo me compré mi casa con un crédito del Banco Provincia, eso ayudaba a la gente cuando recién arrancaba. Ahora no hay nada de eso.

11 ¿De qué se vive en una inmobiliaria cuando no se vende ni se alquila nada?
Nosotros no lo hacemos, pero muchos se dedican a la administración de propiedades, de alquileres, cobran un porcentaje y se mantienen de eso. En nuestro caso siempre algo vendemos, somos muy viejos.

12 ¿Cómo es la competencia dentro del rubro en la zona?
No hemos tenido problemas, hay espacio para todos, cada uno ocupa un nichito del mercado.

13 ¿Qué es lo peor que le puede pasar a un martillero con un cliente?
Lo primero es cuando alguien quiere vender y le reparte su casa a media docena de inmobiliarias. Entonces vienen los problemas cuando dos consiguen un candidato, ¿qué se hace? Empieza el remate y es muy feo. O cuando hay problemas de papeles, ahí hay un poco de ignorancia y otro poco de picardía.

14 ¿Por qué la demanda de alquileres en la zona es alta y la oferta escasa?
No hay, ahora hacen esos dúplex pegados para alquilar, todos en un lote. La contaminación de las napas es impresionante. Siendo grosero diría que cuando tomás agua estás tomando la caca del vecino. No hay distancia para que los pozos ciegos funcionen y el agua sea sana.

15 ¿Qué opina del auge de los barrios cerrados?
Es una necesidad de estos tiempos por la inseguridad.

16 ¿Es verdad que a cada casa le llega “el novio”?
Es así, casas de todo valor y de todo tamaño. Hay veces que uno piensa: “¿A quién le voy a vender esto?” Y llega la persona que está buscando eso.

17 ¿Alguna vez se rehusó a venderle o alquilarle algo a alguien por algún motivo?
Sí, varias. Una vez porque no me gustó la papelería que veía. Otra vez porque sabía que la persona era conflictiva y no quería meterle en el barrio a alguien así a gente que conozco hace 40 años. No lo vendí, y no me importó. A veces pasa que viene a alquilar un matrimonio amoroso y después tiene a la banda en el auto. O los que alquilan para bailes tecno, con drogas y todo eso, y uno pensaba que le estaba alquilando a una parejita para pasar el verano.

18 ¿Es difícil trabajar con la familia?
Trabajé siempre con mi esposa, ahora con mi yerno, y siendo educado se maneja bien.

19 En 2009 fue elegido vecino ilustre de Maschwitz, ¿qué significó para usted esa distinción?
Fue algo muy, muy emocionante.

20 También fue secretario de Bienestar Social en 1981-1982 ¿cómo fue la experiencia de trabajar en el Municipio?
Buena, Humberto Príncipe era el intendente. Me vinieron a ver dos amigos de mucho tiempo y me convencieron. No hay nada de lo que hoy pudiera arrepentirme, hicimos muchas cosas. Para mí el final ahí fue la Guerra de Malvinas.

21 ¿Alguna vez le ofrecieron presentarse a candidato a intendente?
Muchas veces, pero no es mi vocación.

22 ¿Cuadro de fútbol?
Soy fanático de Racing y de Maschwitz.

23 ¿Partido político?
La raíz mía es radical tradicional. Mi radical ideal es Marcelo Torcuato de Alvear, un tipo de muchísima fortuna que la puso toda en la política. Muy distinto a hoy, que van sin un mango y salen llenos de plata.

24 Una opinión sobre la actual situación del país…
Lo que más me preocupa es esa tremenda división que se ha provocado, que casi llega hasta el odio. Eso es muy malo para un país.

25 ¿Cree en Dios?
Sí, sin duda. Soy creyente, voy a misa.

26 ¿Qué cosa lo saca de quicio?
El antisemitismo, porque es la lucha del hombre contra el hombre por nada.

27 ¿Cuál cree que es su mayor virtud?
El diálogo, yo creo que hay que hablar, eso es lo que falta hoy día.

28 ¿Su comida preferida?
Las pastas, en todas sus versiones.

29 ¿Un sueño para el futuro?
Ver a mi país convertido en un gran país.

30 ¿Su gran pasión?
Viajar, conocer lugares y gente distinta. Es lo que más me gusta.

31 ¿El lugar que más le llamó la atención?
Suiza, son tan distintos a nosotros… Si alguien te choca el auto porque patinó con la nieve, te deja un papelito con sus datos y los del seguro.

32 ¿Cuál fue la década que más disfrutó en sus 73 años?
La del ‘60. Éramos revolucionarios, nos sentábamos con gente con la que no pensábamos igual y hablábamos. Nadie le hacía daño a nadie. De ahí para adelante fue otra Argentina.

FICHA PERSONAL

Humberto Santiago “Coco” López nació el 8 de junio de 1942, en el barrio porteño de Villa Urquiza. Está casado con Haydee Feybli y tiene dos hijas: Cecilia (ingeniera química) y Ana Inés (licenciada en hotelería). En 1992, junto a su esposa, abrió la inmobiliaria López-Feybli, ubicada en la intersección de las rutas 9 y 26, en Ingeniero Maschwitz, donde vive desde 1954. Fue el primer presidente del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Zárate-Campana oriundo del partido de Escobar, entre 1994 y 1998 y de 2010 a 2014. Tuvo un fugaz paso por la función pública municipal durante la intendencia de facto de Humberto Príncipe y fue director de la Caja de Previsión en La Plata. En 2013, el Senado de la provincia de Buenos Aires le otorgó el Premio a la Trayectoria.

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