
Supo tener una vida ultra ocupada, entre despachos, juzgados, tribunales, institutos de menores y aulas de colegios. Abogado, profesor, secretario del Juzgado de Paz y juez de Menores de Zárate-Campana son algunos de los cargos que supo tener Horacio Téliz (74), a quien llegaron a ofrecerle postularse a intendente, algo que muy pocos sabían. Escobarense de toda la vida, dueño de una imagen impecable, tanto física como moralmente. Marido, padre y abuelo, un apasionado por las leyes.
Con la sabiduría que dan los años, “Cacho” está con menos obligaciones profesionales, pero tan activo como siempre. Sigue tomando casos en su estudio de la calle Hipólito Yrigoyen, frente a la plaza, donde va asiduamente. Y también tiene una oficina en su casa de la avenida Belgrano, donde recibe amablemente a DIA 32 para charlar sobre varios temas de actualidad, con la paciencia y dedicación que lo caracterizan.
Mientras que él sigue trabajando como abogado, su esposa, María Elisa Díaz, está en la feria compasionista y en Cáritas. “Hace una tarea para aplaudir”, afirma. “Estamos con actividad plena los dos, en movimiento. Yo fui juez de Menores y una vez que me jubilé la ley me permitió ser abogado particular”, cuenta al inicio de la entrevista, demostrando que su vocación por el derecho lo sigue a todos lados.
“Me especializo en familia, la problemática de los menores, un tema muy duro. Uno trata de conservar aquella esencia de juez, aunque con ópticas distintas: antes podía decidir, ahora participo de la problemática, pero como abogado. Hay tantas anécdotas que tendría que escribir un libro. Las familias a través del tiempo han ido cambiando y hoy estamos en una situación difícil”, señala, con total conocimiento de causa, ante una realidad preocupante de casos de inseguridad, violencia y menores que participan en hechos cada vez más sangrientos.
-En una nota que DIA 32 te hizo en 2009, te preguntaban cómo veías en diez años la problemática de los menores que delinquen. Declaraste: “Es duro decirlo, pero el panorama es muy desalentador. No es cuestión de gobiernos, cada año es peor…”. ¿Fue una premonición?
-Exactamente. Además, ese mismo concepto te lo repito hoy y no me arrepiento. Qué triste, ¿no? Estoy preocupadísimo por eso, no por mí, sino por las nuevas generaciones, los nietos. Con el tiempo se ha ido deteriorando la familia, no sé si esto tiene marcha atrás. Faltan valores, principios, cosas que han desaparecido.
-¿Serviría bajar la edad de imputabilidad de los menores?
-Está bien bajar la edad de imputabilidad, sí, hay que cambiarla, pero no solo eso. No es suficiente. Hay muchas medidas a tomar, pero no sé cuáles. En los famosos institutos de menores no se puede vivir: no hacen nada las 24 horas. Están pensando qué inventar para pasar el rato y eso no es nada bueno, al contrario. Quien tiene la necesidad de meter a un menor en un instituto o detenerlo, tengo la sensación de que pide sacárselo de encima, porque molesta. Pero no alcanza, debe haber alguien que busque la solución a estos problemas.

La gente está mal, inclusive los mayores, hay mucha agresividad en la calle. Y el que delinque se potencia con las noticias que muestran los medios de comunicación. Lo sostuve siempre. Hay como una especie de contagio. Dicen “yo quiero ser como ese”. Siento que pasa eso.
-¿Crees que falla el sistema judicial?
-Hay un poco de todo. Los políticos se pelean para ver quién va de candidato cuando hay infinidad de cosas para resolver antes. No ayudan al pueblo, y no es una cuestión partidaria, esto pasa hace años.
-¿Por eso a la gente le cuesta creer en los políticos?
-Seguro, se pierden las ganas. ¿A quién vas a ir a votar? ¿Qué vas a votar? Hay mil problemas, no importa el partido político. Ahora, si la gente se junta para un partido de fútbol, o para festejar en las plazas, ¿por qué no nos podemos juntar para resolver los problemas sociales que tenemos? Pasa por una cuestión de orden, está la ley, pero a la gente no le importa. Estacionan donde quieren, hacen lo que quieren sin respetar nada. Me pasa en la puerta de mi casa todos los días: estacionan mal y cuando les decís algo, te dicen de todo…
-¿Alguna vez pensaste en meterte en política para tratar de cambiar algo?
-Sí, pero me retaron tanto en mi casa que me arrepentí. No hace tanto tiempo y varias veces me lo propusieron, pero tuve miedo de meterme en ese mundo oscuro, en aceptar cosas…
-¿Qué cargo te ofrecieron?
-Intendente.
-¿De qué partido?
-No voy a decirlo. Me pedían por favor, estuve ahí de aceptar. Pero la familia no me dejó, tenían miedo, cuidaron mi salud. Saben que si me metía lo hacía de cuerpo entero, soy así.
-Se ve que habían observado en vos alguien con buena imagen para ofrecerte ese puesto…
-Sí, eso fue hermoso. Por eso les agradecí. Dos veces vinieron a ofrecérmelo, me gustaba la idea, pero no. Me gusta la gestión. Nosotros trajimos la Universidad de Luján a Escobar. Cuando (Fernando) Valle era intendente nos ayudó con el estudio de factibilidad, para ver qué carreras se podían implementar. Después abrió con la intendencia de (Luis) Patti, que pagaba los subsidios. Pero la universidad no quería saber nada con él e hizo caer todo. Funcionó cuatro años.

“No hace tanto tiempo y varias veces me propusieron ser candidato a intendente, estuve ahí de aceptar, pero tuve miedo de meterme en ese mundo oscuro”.
-¿Cómo ves la creación del Polo Educativo en Ingeniero Maschwitz?
-Excelente. El intendente actual es digno de sacarse el sombrero en lo que es gestión, se lo he dicho. Haber traído la universidad, el Polo Judicial, él lo logró, nosotros habíamos luchado tanto para conseguirlo… Escobar cuenta con cosas que no tenía, los chicos pueden ir a Maschwitz a estudiar, antes había que tomar varios colectivos e ir a Capital. Creó las UDP, cosas de informática, polideportivos… Lo aplaudo.
-¿Le darías alguna idea a Sujarchuk?
-Una vez le dije que estaba a su disposición para lo que necesite. Fui asesor legal del Juzgado de Menores municipal cuando Sandro Guzmán era intendente, manejaba las causas que había. Cuando asumió Sujarchuk seguí y después pasé a la Comisaría de la Mujer, donde fui abogado, con la problemática de la violencia de género.
Al intendente le hablé de hacer algo por minoridad, se lo hacía gratis, él me dijo que estaba de acuerdo. Fue en el aniversario de los 10 años de esta revista, en Solanas (Howard Jonson). Hay que armar un equipo de trabajo y ver cómo ingresamos, ver cómo el menor puede confiar en nosotros. Pero después no hablamos más, ya se va a acordar cuando lea esta nota.
-¿Cómo ves a Escobar?
-Muy bien, ha crecido mucho. Pero con cosas por mejorar, hay gente grande que ha visto con desagrado ciertas cosas, a pesar de haber mejorado. Por ejemplo, no consultar si se arreglaba la plaza, eso chocó en la gente. El cine teatro Italia quedó excelente, pero consultá, hacé participar a la gente grande para que sienta que es escuchada. La alcaidía era necesario hacerla, desde la óptica del vecino del barrio El Cementerio no me gustaría, pero sí en la necesidad. Era otro tema para conversarlo.
-Y al país, ¿cómo lo notás?
-Venimos de un proceso y ahora parece mejorar en algunas cosas, como la inflación, por ejemplo, o aplicar la ley. Tenemos un gobierno al que no lo dejan trabajar mucho, hay situaciones que incomodan, no sé en qué va a terminar y da miedo. En lo personal estoy preocupado. Lo bueno es que Milei pueda imponer cosas, autoridad, si queremos ir bien es así. Lo malo es que se va de boca, es demasiado impulsivo. No sé si es una estrategia o realmente es así él.

FICHA PERSONAL
Trayectoria, familia y pasatiempos
“Cacho” Téliz está casado hace 43 años con María Elisa Díaz (68), con quien tiene dos hijos: Damián (41), licenciado en Publicidad y estudiante de Abogacía, y Ana Laura (38), abogada. Además, tienen dos nietos: Juan Damián (13) y Carmela (7). “En total llevamos 53 años con María Elisa, porque estuvimos mucho de novios, no teníamos recursos para casarnos, no teníamos vivienda. Estudiábamos los dos. Cuando empezamos a salir ella tenía 14, yo 19, y acá estamos, nos respetamos y queremos mucho”, confiesa al hablar de la familia, los vínculos sanguíneos y el amor hacia su compañera de vida.
También disfruta mucho de su rol de abuelo, título que lo llena de felicidad. “Uno se da ciertas licencias que como padre no tenía, era otra responsabilidad. Ahora detrás de uno están la mamá y el papá, que son quienes resuelven si hay que decidir algo. Los abuelos somos contemplativos, malcriamos a los nietos, esa sería la palabra”, sostiene, con picardía.
Muy bien de salud, atraviesa la séptima década sin inconvenientes, con trabajo y energía. “La vida tiene un fin y nosotros estamos transitando el camino final. Hemos vivido muchos años y con mi señora sabemos que la salud tiene que acompañarnos. No nos gustaría que los chicos nos vean mal. Disfrutamos de la familia y por eso nos juntamos los domingos, el día que cada uno está libre de sus ocupaciones”, señala, detallando sus costumbres.

Su currículum profesional es muy extenso. Fue fiscal ad hoc (para el caso) del Juzgado de Paz de Escobar y después secretario, entre los años 1981 y 2004, cuando asumió como Juez de Menores de Zárate-Campana. Ocupó ese cargo hasta fines de 2007. También trabajó como asesor de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia del Municipio y de la Comisaría de la Mujer.
Además, durante muchos años se dedicó a la docencia: dio clases de Instrucción Cívica en la Escuela Técnica Nº1 de Escobar, en el Instituto de Floricultura, en la Escuela Media Nº5 de Garín, en el Instituto Cervantes y en el colegio Santa María. Durante los 90 tuvo un rol destacado en la comisión que gestionó la apertura de una sede de la Universidad Nacional de Luján en Escobar.
En el plano recreativo, es un amante del tenis, deporte que practica desde su juventud en el Club Independiente de Escobar. “Juego desde siempre, le pego a la pelotita, eh. Me gusta mucho. Juego dos veces por semana, pero no torneos. También hago pilates, para elongar. Tenía lumbalgia y no me lo podían resolver. Con pilates se me fue el problema, así que de salud estoy muy bien. Para mí es un derrotero”, asegura Téliz, feliz de la vida que supo construir.