La flamante diputada escobarense debutó de la peor manera: se ausentó en la votación del recorte a los jubilados. Dos días después consiguió financiamiento para el Hospital del Bicentenario de Garín.

Por ALEJO PORJOLOVSKY
aporjolovsky@dia32.com.ar

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y la banca vacía de Laura Russo (35) durante la votación de la reforma del sistema previsional fue la peor fotografía para el debut de la diputada nacional del Frente para la Victoria.

La “primera dama” escobarense, que asumió en la sesión preparatoria del miércoles 6, tuvo su bautismo de fuego el jueves 14, mientras Gendarmería reprimía ferozmente a quienes se manifestaban fuera del Congreso contra el recorte a los jubilados y beneficiarios de planes sociales.

Aquel día, las balas de goma y gases lacrimógenos con que se atacó a la gente -mayoritariamente, jóvenes y abuelos- tuvieron eco en una bochornosa y fallida convocatoria en el recinto, que terminó suspendiéndose tras el apuro del oficialismo por tratar el proyecto y la efervescencia de algunos legisladores kirchneristas que casi se van a las manos con el presidente Emilio Monzó.

El escenario del lunes 18 no resultó mejor. La calle fue un infierno, con una minoría violenta que opacó a la multitud pacífica y la represión esta vez a cargo de la Policía de la Ciudad. Adentro se sesionó igual y, tras un maratónico debate, la controvertida ley se sancionó por mayoría a las 7:05 del día siguiente.

Ahí llamó poderosamente la atención la ausencia de Russo, quien hasta entonces se había mostrado muy en contra del proyecto: “Esto no es una reforma previsional, es un ajuste despiadado”, declaró horas antes de la sesión la esposa del intendente Ariel Sujarchuk.

Incluso en la madrugada del martes publicó una foto junto a sus compañeros de bancada Juan Cabandié y Axel Kicillof, en medio del cacerolazo que había frente al Congreso. Nadie imaginaría que un rato más tarde la suya sería una de las diez bancas vacías a la hora de votar.

La versión oficial afirma que se retiró de urgencia al enterarse de una descompensación sufrida por su marido, quien fue trasladado a la UDP de Garín por un cólico biliar. Russo contó que estaba volviendo a la Cámara cuando se produjo la votación, que inicialmente estaba programada para las 9. “Me agarró a mitad de camino”, lamentó en declaraciones a El Día de Escobar.

Es cierto que con ella en su escaño no se hubiera evitado la sanción de la ley. Pero su ausencia generó en las redes sociales un fuerte rechazo -lo mismo ocurrió con el ex candidato presidencial Daniel Scioli-, incluso de muchos que dijeron haberla votado y que desconfían de las explicaciones que dio. Fue el peor debut posible.

Promesa cumplida

Eclipsada por las repercusiones de su faltazo, dos días después Russo tuvo la posibilidad de redimirse cumpliendo una de sus promesas de campaña: reclamar la finalización y puesta en funcionamiento del Hospital del Bicentenario de Garín.

En la sesión extraordinaria del jueves 21, en la que se trató el Presupuesto 2018, la legisladora tomó la palabra por primera vez en el recinto -ya lo había hecho en comisiones- y pidió que se incluya una partida para terminar la obra, iniciada en diciembre de 2011 y que debía estar lista en 180 días.

“Hoy es un elefante blanco, una cáscara vacía en estado de abandono y en franco deterioro”, advirtió mientras exhibía fotografías aéreas del inmenso edificio, que está terminado en un 90% pero se encuentra paralizado desde mediados de 2015. “Nada más saludable que un gobierno termine una obra que inició el gobierno anterior”, concluyó en su exposición.

Algo logró: dentro de los casi tres billones de pesos que comprenden el nuevo Presupuesto, se incluyó una partida de 5 millones para 2018 y se hicieron previsiones por otros 15 más para 2019 y 2020. Recién en ese año se finalizaría la obra, de acuerdo a este cronograma.

Así, en menos de un mes la flamante diputada hizo más por Escobar que su antecesor Sandro Guzmán en cuatro años de mandato. Sin embargo, haga lo que haga, aquella ausencia en una votación tan resonante difícilmente sea olvidada. Hay manchas que no se borran.

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