Exitoso comerciante, amante del ajedrez y de los buenos vinos, afirma que todo tiempo pasado fue mejor y que la clave para triunfar es ser amable y honesto. Sobre Escobar, opina: “Está creciendo, pero un poco abandonado”.

Por JAVIER RUBINSTEIN

1 ¿Cómo se inició en el rubro comercial?
El 18 de diciembre de 1967 comencé a trabajar como vendedor ambulante con un amigo, Alberto Vezza, que después falleció. Vendíamos artículos del hogar y muebles en Dique Luján. Nunca voy a dejar de agradecerle a Héctor Alvarez, porque fue quien me inició en este camino que aseguró mi futuro para siempre.

2 ¿Cómo era el sistema de venta?
Teníamos una carpeta con los precios y con eso salíamos a vender por la calle. Eran otros tiempos, hoy eso no se podría hacer. En aquellos años nadie te robaba ni tocaba nada.

3 ¿Cuándo abre su propia mueblería?
En noviembre de 1971, tenía 27 años.

4 ¿Qué era lo que más se vendía en aquellos años?
El auge era el televisor, era blanco y negro y a válvulas. Salíamos a recorrer los barrios y mirábamos las casas que no tenían antenas. Ahí golpeábamos y ofrecíamos. Se vendían de 10 a 12 aparatos por día.

5 ¿Cambió mucho el rubro de electrodomésticos 40 años después?
Hubo que tener un gran poder de adaptación. No existían las tarjetas de crédito ni de débito. Antes se daban 30, 40 cuotas para que la gente pueda tener todo lo que necesitaba. Todo cambió: lo tecnológico, lo comercial y lo financiero.

6 ¿Se siente un privilegiado por lo que pudo lograr a través de su negocio?
Sí, me doy cuenta de que gente de 30, 40 años quiere salir adelante y le cuesta una barbaridad o se queda en el camino y son muy capaces. El mundo se los prohíbe. Y ni hablar de mantener una familia. Yo lo logré no por mi capacidad sino porque el país me lo permitía.

7 ¿Cómo ve que sus hijos hayan tomado la posta suya?
Ellos se criaron en este ambiente y vieron que este trabajo les daba para vivir. Adrián empezó a los 13 años, haciendo el reparto con la camioneta, y hoy es el encargado del negocio de Maschwitz. Verónica está en el de Escobar.

8 ¿Qué les aconseja?
Que sean amables, respetuosos, honestos y cumplan con su palabra, viejos preceptos que no sé por qué hoy están cambiados.

9 ¿Cómo ve a Escobar?
Se lo ve creciendo, fuerte. Pero un poco abandonado y sin futuro de mejoras en el tránsito. Tenemos veredas anchas y calles angostas que no se pueden ensanchar por los postes de luz. Eso demuestra la falta de visión de los gobernantes, pensaron que siempre íbamos a andar en carro. El centro es muy chico también, va de la vía hasta la plaza, es una ciudad tan grande que daría para más.

10 Yendo a sus pasiones, ¿cómo se inició en el ajedrez?
En el colegio Belgrano un compañerito me enseñó a mover las piezas y desde ese día no paré más.

11 Y le fue muy bien…
En la década del ´80 y primeros años del ´90 me dediqué full time. Jugaba en la primera del Club Argentino de Ajedrez, jugué ante Grandes Maestros y a alguno le he ganado también.

12 ¿Cuál fue su mejor partida?
Fue en 1985, en Villa Ballester, ante un Maestro Internacional argentino que ahora está jugando en España, Pablo Glavina. Esa partida me la publicaron en la revista Ajedrez de aquellos años y saqué el primer premio de belleza. Se ve que ese día estaba muy inspirado y Pablo en un mal día (risas), el asunto es que salió extraordinaria.

13 ¿Qué siente al ver el crecimiento del Círculo de Escobar?
Desde el punto de vista edilicio, el gran orgullo es que solamente con el ajedrez se haya construido el Círculo, tener sede propia es envidia de grandes instituciones de Capital. Desde el deporte en sí tenemos un Maestro FIDE como Agustín Ambrogi y otro camino a serlo, como Noé Sotelo. Es un sueño ver todo eso. ¡Y pensar que antes jugábamos en los bares!

14 Otra pasión suya son los vinos…
Sí, si. Mi bisabuelo, mi abuelo y mi padre hacían vinos. Yo también y mis hijos aprendieron, es algo de familia.

15 ¿Tiene viñedos en Mendoza?
Sí, en 2001 me agarró el corralito, tenía unos pesos en un Banco de Escobar y cuando Lavagna propone los Bodem 2012 los acepté. En 2005 cobramos el primero y con mis hijos fuimos a Mendoza a ver campos, encontramos uno en Tunuyán, lo compramos y en 2006 empezamos a construir. Hoy tenemos un viñedo en producción con clientes muy importantes, a la finca le pusimos el nombre de mi esposa “Doña Margot”. Y abajo tendría que ponerle un cartel que diga “Gracias Mingo”, porque de no haber sido por el desbarajuste que armó Cavallo no hubiera ido nunca a Mendoza.

16 ¿Cómo se llaman sus vinos?
Uno Santa Margarita y el otro Manzano Histórico, los dos son marca registrada. Solamente hacemos tinto y Malbec. El Malbec argentino está considerado el mejor del mundo y es de la zona donde estamos nosotros, el Valle de Uco, la mejor zona mendocina para producirlo.

17 ¿Cómo se elabora un buen Malbec?
El secreto está en seleccionar las uvas cuando se van a moler. Una misma uva seleccionada a mano y sacándole las que están podridas, las secas, las hojas, y otra cosechada a granel en otra vasija dan diferentes sabores. Uno es bárbaro y el otro regular, pero la uva es la misma. Por supuesto que los costos de uno y otro son distintos.

18 ¿Todo tiempo pasado fue mejor?
Sí y no es nostalgia, eh. Está a la vista. Voy a cumplir 70 años y lo que cambió el mundo es increíble. Cuando tenía 20 años no había drogas, ni ladrones ni crímenes. Había más respeto, se trataba de usted a la gente, no había huelgas de maestros. La gente joven se crió en este mundo y no conoce lo anterior.

19 ¿Cómo se lleva con la tecnología?
Mal, muy mal. Trato de aprender, no soy necio y mi hija me va ayudando a que aprenda cosas. De a poco voy entrando.

20 ¿A qué cosas se adaptó?
Al celular, pero no escribo ni recibo mensajes de texto, hablo. Igual, lo veo como una intromisión en la vida de uno, hay gente que lo usa todo el día y se te descontrola la vida de una manera tremenda, soy reacio a eso. Internet no manejo, no me interesa.

21 ¿Un hobby?
Leer, me apasiona.

22 ¿Tiene autores preferidos?
Me gusta el revisionismo histórico y las biografías, tanto de los buenos como de los malos. Voy a ser un viejo feliz, porque me gusta el ajedrez, la música y leer. Con esas tres cosas no te podés aburrir nunca.

23 ¿Qué música elige?
La clásica. Soy músico, toco el acordeón desde los 9 años, la batería y algo de guitarra. Justamente por esa niñez exigente y estricta que tuve.

24 ¿Qué mujer le gustaba de joven?
La que tengo, estoy casado desde el ‘71 y estuvimos otros diez años de novios. Yo tenía 17 y ella 14 y acá estamos juntos todavía.

25 ¿Cuál es el secreto para perdurar?
Yo no entiendo a los que dicen que el amor no existe, los respeto, pero a lo mejor no tuvieron la suerte de conocerlo. Yo creo haber tenido esa suerte. Además, ella es muy buena cocinera y a mí me gusta comer bien, esa es otra clave (risas).

26 ¿Tiene una película preferida?
Una que me marcó de joven: La Strada, con Anthony Quinn y Giulietta Masina, el director era Federico Fellini. Y del cine argentino me gustaban las películas del ‘70.

27 ¿Hincha de…?
De San Lorenzo, desde que nací. Cuando nos fuimos de luna de miel jugaba en Rosario ante Newell’s y la primera parada que hicimos fue ir a ver ese partido. De novios íbamos todos los domingos. Ahora ya no porque se comercializó mucho, ante se jugaba por la camiseta.

28 ¿Qué cosas lo ponen feliz?
Estar los domingos en familia, mi hija con su esposo, mi hijo con su esposa, mis nietos, mi esposa, mi suegra y yo, todos.

29 ¿Y que lo irrita?
La falta de palabra, la deshonestidad y la falta de educación.

30 ¿Qué haría si ganara un millón de dólares?
Me gustaría hacer algo que diera trabajo a otras personas, no para mí. Construir una bodega en Mendoza, por ejemplo.

31 ¿Un deseo?
Que mi familia esté bien, es lo que más quiero.

32 ¿Cómo le gustaría que lo recuerden?
Como dice el relator “Bambino” Pons, como un buen tipo. Con eso me alcanza y me sobra.

FICHA PERSONAL

Horacio Pedro Campana nació el 18 de diciembre de 1944, lleva 43 años de casado con Margot y tiene dos hijos: Verónica, maestra jardinera, y Adrián, perito mercantil. Caballerosidad, respeto y aplomo son algunas de sus cualidades. Además, es socio fundador del Círculo de Ajedrez de Escobar y su máximo campeón, con diez títulos. Desde hace 40 años tiene la casa central de su comercio en la esquina de Tapia de Cruz y Pellegrini.

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