Fundado en 2009 por Alejandra Tedesco, el multiespacio de la calle El Dorado cuenta con más de 250 alumnos que aprenden actuación, comedia musical, baile, canto, circo, fotografía, dibujo y pintura, entre otras actividades.

Por FLORENCIA ALVAREZ
falvarez@dia32.com.ar

Alejandra Tedesco (48) comenzó a dar sus primeros pasos dentro de la actuación en el teatro Girona de Escobar, junto a Fernando Sureda. Con él estudió, dio clases y se convirtió en la directora de su escuela. Al contrario de lo que suelen decir los artistas, ella descubrió de grande lo que sería su verdadera vocación de grande. Se había recibido de fonoaudióloga, pero trabajando en colegios se dio cuenta de que lo suyo era organizar los shows anuales.

Comenzó a formarse con una profesora de asesoramiento pedagógico y, al mismo tiempo, se sumergió de lleno a estudiar con reconocidos profesores, como Hugo Midón y Luis Agustoni. Aún hoy continúa con Héctor Presa en La Galera Encantada, en Palermo, donde trabajó como actriz durante tres años y cursa un taller de dirección con Carlos Ianni.

Estando en el Girona decidió seguir por las suyas y empezó a dar clases de teatro en colegios de la zona. Cada vez que los alumnos le preguntaban dónde podían estudiar con más profundidad, ella los mandaba al teatro de la calle César Díaz.

Así identificó la necesidad de abrir un multiespacio de arte en Ingeniero Maschwitz. Y nació Alma. Fue en 2009, primero en una casa pequeña y luego donde se encuentra hoy, sobre la calle El Dorado al 2500.

“Alquilé en diciembre y no sabía cómo hacer, porque me parecía mucho para tenerlo listo en marzo. Pero en enero armé Alma entero. Todas las actividades que están hoy, están desde que abrí”, cuenta a DIA 32, entusiasmada.

Comedia musical, teatro, canto, baile, instrumentos musicales, circo, fotografía, dibujo y pintura son algunas de las actividades que niños, adolescentes y adultos pueden realizar en Alma, que hoy cuenta con más de 250 alumnos.

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Además, tiene una sala con capacidad para 70 personas donde se realizan ciclos y muestras de teatro. “La construí en solo dos semanas. Al principio realizábamos las exposiciones dentro de la casa, armando el escenario con pallets y mesas y sillas para el público”, recuerda.

Así, el Pueblo de las Artes tuvo uno de sus primeros teatros, todo un logro al que la sociedad no siempre valora en su entera dimensión. “Acá la gente no tiene conducta de ir a ver teatro. Será porque todos tenemos quinta, estamos al aire libre y no hay esa cabeza de salir a disfrutar de un espectáculo. Cuesta mucho hacerlos venir. En cambio, a los cursos no, porque salen del colegio y los padres los traen. Dejan a un chico en comedia musical, al otro en piano y ellos se quedan tomando un cafecito”.

En el multiespacio se realizan vernissages una vez al año. Es ahí cuando se nota el crecimiento continuo de nuevos artistas que hay en la zona. “Cada vez son más los que vienen a exponer sus obras porque quieren que los conozcan”.

Claro que, a más gente y a más crecimiento, también se acentúa la competencia. Uno de los ejemplos es la llegada de la escuela de Reina Reech a Maschwitz que, al tener un nombre reconocido, es un inevitable imán para quienes están pensando en un lugar dónde estudiar.

Pero Tedesco no le da tanta importancia. “Cualquier figura que venga va a atraer gente porque llama la atención, y obviamente hay muchos que se quieren pasar aunque la cuota cueste casi el doble. Pero mis profesores son excelentes y estoy muy orgullosa de Alma por su grupo de trabajo”, afirma, confiada en las bondades de un proyecto que ya se encuentra consolidado y busca seguir creciendo.

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