En su vitrina tiene varios campeonatos argentinos y ahora viene de participar en un rally de 2.500 kilómetros por San Juan, La Rioja y Catamarca. “Para manejar necesitás una adrenalina especial”, asegura.

Hace más de veinte años que Eduardo Gianarello (45) maneja cuatriciclos. Empezó haciéndolo con amigos, como un hobby, para salir a dar vueltas y divertirse. Nunca imaginó que esta actividad lo iba a llevar a recorrer el país, a participar de carreras internacionales ni mucho menos que competiría durante una semana en la primera edición del South American Rally.

Gianarello vive en Matheu, tiene una amplia trayectoria y grandes pergaminos en el mundo de los cuatriciclos. Fue tres años seguidos campeón del Argentino de Enduro en Entre Ríos, también en tres años consecutivos ganó el Desafío del Nihuil (Mendoza) y dos veces fue subcampeón en el Trasvelazco (La Rioja).

Otra hazaña deportiva fue en 2014, al haber quedado en la historia de la carrera del Fin del Mundo en Tierra del Fuego por ser el único piloto que hizo podio sin ser oriundo de la isla. Fue de Río Grande a Tierra del Fuego y viceversa, con 400 kilómetros de recorrido. Un habilidoso todoterreno.

Ahora viene de participar en el South American Rally Race (SARR), una travesía de 2.500 kilómetros que se corrió del 7 al 14 de febrero atravesando las provincias de San Juan, La Rioja y Catamarca.

“Quisieron hacer una competencia similar al Rally Dakar y vinieron corredores de Brasil, Bolivia, Perú, Chile y Paraguay. Competían autos, motos, cuatriciclos y UTV (vehículos lado a lado)”, le cuenta el corredor a DIA 32.

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A pura adrenalina

En San Juan, Gianarello partió en la primera posición y ganó la serie, con una muy buena actuación. La segunda fue desde el desierto de Encón hasta la Difunta Correa, donde también salió primero, más allá de algunas complicaciones. “Fueron cinco horas de carrera y el cuatri se me inundó en un río. Se llenó de agua el motor, pero lo pudimos solucionar”, detalla.

En la tercera y cuarta instancia -de San Juan a La Rioja y de ahí a Catamarca- también ganó, demostrando liderazgo, destreza y velocidad. La mayoría de los caminos eran a campo traviesa, con cruces de ríos secos y bastante barro. En la quinta etapa -de Fiambalá a Belén- tuvo una jornada más difícil porque se perdió en la montaña, junto a otros pilotos tomaron mal un camino y le costó una pérdida de tiempo importante. Igual terminó segundo.

“En la sexta etapa, de 400 kilómetros, alcancé al puntero y en una parte que era muy difícil de navegar fuimos a la par y terminamos juntos. Quedé a 10 minutos de él en la general y por ética no lo quise pasar en la última etapa, porque habíamos andado juntos un día antes”, explica el corredor matheuense, que en las últimas tres etapas finalizó segundo.

Así, en la clasificación general quedó 18° -contando motos y cuatriciclos-, octavo solo entre los cuatris y segundo en su categoría de vehículos Q3.

En total fueron unas 10 horas promedio de actividad por día y el tiempo neto de carrera fue de 36 horas, 34 minutos y 25 segundos.

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Su otro yo

El vehículo de Gianarello es un Yamaha Raptor 700 cc, modelo 2012, con tres tanques de combustible (le agregó dos) que suman 46 litros para que pueda hacer 450 kilómetros sin recargar. “El resto es estándar, no está preparado porque económicamente no pude, sale todo muy caro. Solo llevé dos juegos nuevos de cubiertas y algunos repuestos que me prestaron. Bastante a pulmón todo”, reconoce.

Los tramos más complicados de la carrera fueron los sectores de los ríos secos, sin nada de agua y llenos de piedras grandes, con desniveles. “Por ahí vas a 120 kilómetros y te encontrás con escalones que hizo el agua y son peligrosos, podés golpearte. Pero es así, para manejar tenés que tener una adrenalina especial”, asegura.

En 2017 sufrió un accidente en Fiambalá, con pérdida de conocimiento, que lo hizo bajar un poco la intensidad al conducir. “Estaba muy limado, iba muy rápido, después de eso bajé un cambio. Todavía tengo dolores en el cuello”, sostiene, recordando su mal trago.

En abril participará del Campeonato Argentino de Navegación, donde fue subcampeón y ahora va por el título. “Mi gran sueño es correr un Dakar, lo fui a ver varias veces y siempre quise estar. Pero económicamente es muy difícil. Mientras tanto seguiré compitiendo en el SARR”, aclara, cada vez más entusiasmado y acelerando a fondo, como más le gusta.

Cuarto puesto para un matrimonio de Maschwitz

Del South American Rally Race también participó un matrimonio de Ingeniero Maschwitz: el piloto Marcelo Rolando (51) y su esposa lituana Jurate (41), quienes compitieron en la categoría T1 de camionetas. Con un tiempo de 40 horas, 48 minutos y 20 segundos, quedaron cuartos en su grupo y 32° en la clasificación general.

El vehículo que usaron es un prototipo hecho con estructura tubular y un potente motor Jaguar V6. Se lo compraron al piloto Emiliano Spataro, quien lo había utilizado en el Rally Dakar 2012 que se hizo en Argentina.

“Fue una muy buena experiencia, para probarnos física y mentalmente. El solo hecho de haber terminado la carrera fue muy positivo, no esperábamos un cuarto puesto ante los mejores vehículos de la categoría y con gente experimentada. Volvimos cansados pero contentos”, le contó Rolando a DIA 32.

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