En el camino al Paraná de las Palmas, el relleno sanitario de Transportes Olivos lleva dos años clausurado. Pero diez hectáreas siguen pudriéndose de residuos contaminantes. Y ahora la empresa inició una demanda contra los organismos de control.

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

Ya no se ven desde la ruta 25, al pasar frente a su predio, las montañas de bolsas y residuos de todo tipo acechados por aves de rapiña. Tampoco se sienten ya esos fétidos olores que signaron su ocaso al extenderse varios kilómetros hasta parar en pie de guerra a los vecinos de El Cazador y barrios aleñados. Clausurado desde el 20 de junio de 2008 –dos años recién cumplidos-, el basural isleño se invisibilizó por completo. Pero sigue ahí, latiendo bajo el césped y la tierra con la que fue tapado. Si antes contaminaba, no ha dejado de hacerlo. Sin embargo, las voces que bramaban por su erradicación ya casi no se oyen y la historia empieza a escribir nuevos capítulos en los estrados judiciales, rumbo a un final por ahora incierto.

El Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) todavía mantiene en vigencia la clausura preventiva que impuso al relleno sanitario de la empresa Transportes Olivos. Los inspectores que tomaron la medida argumentaron que había “irregularidades en la cobertura del frente de descarga y en el tratamiento de los líquidos lixiviados”.

Además, dejaron constancia escrita de que estas deficiencias “contaminaban gravemente las vías hídricas, el suelo y el subsuelo, tanto en las zonas de instalación y disposición como en las adyacencias”. También marcaron que el lugar no contaba con el estudio de impacto ambiental correspondiente. Y concluyeron: “La operación en ese sitio representa un riesgo ambiental y a la salud de la población”.

Por entonces coordinado por un hermano del gobernador -Nicolás Scioli-, el OPDS ordenó a la empresa diversos estudios, que Transportes Olivos asegura haber aportado al expediente a pocos meses de aquel cierre de carácter transitorio. Desde entonces, cero novedades.

Pero ahora el avispero vuelve a sacudirse con una demanda judicial contra el organismo provincial, por su retardo en resolver definitivamente el caso.

El tiempo es tirano

El gerente de Transportes Olivos, Fabio Chiarbonello, le confirmó a DIA 32 que a principios de junio la empresa presentó una demanda contra los organismos de control provinciales.

Entendemos que ha transcurrido un tiempo excesivo y por eso decidimos iniciar acciones legales. La empresa intenta salvaguardar sus derechos, adquiridos en su momento por una ordenanza y un certificado que la habilitan.

Se nos han pedido estudios muy finitos, con un nivel de detalles excesivo, y han sido terminados en tiempo y forma. Todos esos estudios que pidió el OPDS fueron realizados por reconocidas universidades y concuerdan en que la actividad no ha impactado al medio. La mineralización de las aguas es producto de que el agua en esa zona es salada. Está demostrado que la empresa no contaminó, pero el OPDS aún no ha cerrado el tema. Un año parece algo razonable, no dos como estamos llevando. Y la dilatación es porque no tienen argumentos sólidos.

Esto es sencillo: o demuestran que contaminamos y somos culpables, o somos inocentes y tenemos que ser resarcidos por el daño que se nos ha ocasionado.

¿Yo?, ¿¡Por qué!?

Qué motivó realmente la intempestiva clausura del basural es una pregunta sobre la que se originaron varias respuestas, aunque con el tiempo algunas perdieron fuerza a manos de la realidad.

La creencia de que se debió a la presión ambientalista es, a estas alturas, casi una ingenuidad localista. En cambio, la hipótesis de que algunos inversores inmobiliarios de los bañados hayan sido los actores escondidos tras el OPDS suena mucho más sólida. En ese aspecto, el licenciado Chiarbonello se declara libre de dudas.

El cierre se apresuró por un informe de América 2. Ante ello, el OPDS descomprimió la situación con una clausura sin sustento técnico.

Cuando fue habilitado, el relleno sanitario era una alternativa viable desde el punto de vista técnico para la gestión integral de los residuos de Escobar. En la zona estábamos nosotros y cuatro vecinos. Hoy la zona se ha convertido en un vergel de emprendimientos privados y evidentemente nuestra actividad molesta.

En los dos últimos años, lo que ha crecido no es la cantidad de residuos sino los emprendimientos privados. Si uno mira en Google Maps, se ve que lo verde es el relleno y las manchas están en el entorno.

Alfombra peligrosa

-¿Qué pasa mientras el basural permanece en estas condiciones, cerrado y con la basura bajo tierra?, le preguntó DIA 32 al abogado ambientalista Mario Capparelli.

El daño ambiental, en este caso, es un ilícito que tiene tres características tremendas: es continuado, porque se da todos los días; es prolongado, porque se da durante años; y es progresivo, porque cada día el daño puede duplicarse.

La progresividad hace que se vayan sumando las ilicitudes, el daño y que cada vez penetren más cosas en la tierra, que van a la napa y terminan en el agua de arroyos y ríos hasta que alguien la toma. Sin ir más lejos, me consta que en el agua de El Cazador encontraron arsénico. Si bien en niveles tolerables, que haya aparecido ya es grave. ¿Y de dónde va a venir arsénico sino del basural?

Capparelli vive en San Isidro pero es muy conocido en la zona por sus actuaciones en protección del medio ambiente. En 2007 promovió un recurso de amparo para reclamar el cierre judicial del predio de 190 hectáreas que Transportes Olivos tiene camino al Paraná de las Palmas. Tras rebotar en varias instancias, el expediente está de regreso en el juzgado de origen y sin salida a la vista.

Con igual criterio que el abogado, la hidrogeóloga Mirta Fresina abordó el concepto de que aunque el relleno sanitario permanezca cerrado, el medio ambiente lejos está de encontrarse a salvo.

El efecto es grave. Ahí hay todo tipo de residuos, tanto industriales como patológicos, mezclados con y sin la membrana que debe cubrir el suelo. Y esto lo digo porque hay total documentación que la conozco.

Cuando llueve, el agua, que es un oxidante de primera categoría, se infiltra y altera residuos industriales, a la vez que trabaja con los orgánicos. El lixiviado de eso es cualquier cosa, y está muy cerquita de la orilla del Río Luján. El agua de lluvia que se mezcla con el basural y se filtra va subterráneamente hasta el río. Y a veces también superficialmente, si hay mucha lluvia.

Docente de la UBA y miembro de la ONG Escodelta, Fresina asegura que el basural, abierto en 1998, operó con irregularidades desde sus primeros días.

Cuando comenzó, las primeras celdas no tenían membranas, excavaban y tiraban la basura. El sistema operativo siempre fue deficiente, no solo por las membranas sino por la selección de basura y la compactación. Hay toda una tecnología que en los primeros años no se usó. Además, está ubicado en un lugar inadecuado, muy bajo. Cuando hay crecidas se inunda y después el agua arrastra todo cuando baja.

Verde & gas

Cubierto por camionadas de tierra, el basural hoy está escondido, casi imperceptible. Pero bajo su verde alfombra de pasto hay diez hectáreas repletas de miles de toneladas de residuos de este y otros distritos, acumuladas durante diez largos años.

Para Chiarbonello, todo está bajo control.

Nosotros hacemos un monitoreo constante en la operación, aún con las celdas que ya fueron cerradas. Seguimos realizando el mantenimiento del predio, tratamos los líquidos lixiviados y hacemos monitoreos de las aguas del lugar, del suelo y de la calidad de aire. Los resultados siguen dando los parámetros exigidos por la normativa.

Actualmente, el relleno sanitario de Transportes Olivos, junto a sus similares del Ceamse y Olavarría, participa de un proyecto de la agencia ambiental estadounidense (EPA) para recuperación de gases. Ya tiene tres pozos de extracción habilitados con los que calefacciona las instalaciones de su predio.

Final abierto

En toda esa área donde está tirada la basura lo primero que hay que hacer es un análisis técnico de riesgo y una evaluación ambiental de todo eso, para saber dónde estamos parados. Lo segundo es remediarlo, levantar esa basura y llevarla a otro sitio.

Fresina duda mucho que eso pueda ocurrir, pero lo plantea como el final ambientalmente más feliz para la historia de Transportes Olivos en Escobar.

Su gerente, sin embargo, redobla la apuesta y pone fichas en varios casilleros.

Hace dos años, cuando fue la clausura, yo veía verde la posibilidad de que volvamos a trabajar con residuos. Pensé que la actividad estaba muerta. Pero, por otro lado, la Provincia no está habilitando nuevos rellenos. Y hay problemas puntuales, como el de la Ciudad de Buenos Aires, que está buscando alternativas para la disposición final.

-Los ambientalistas del distrito están reclamando una planta de tratamiento integral de residuos, ¿ustedes, hipotéticamente, podrían hacerla?

Por supuesto. De hecho, es una unidad de negocios que la empresa quiere desarrollar a nivel nacional.

La historia, evidentemente, va a continuar en otros capítulos. Y la contaminación, mientras tanto, seguirá latiendo en el maltratado humedal escobarense.

Querer no es poder

En una entrevista publicada en marzo, el intendente Sandro Guzmán hizo declaraciones a la página web El Día de Escobar en torno al basural isleño y a una promesa suya poco conocida.

-Hay ambientalistas que no le perdonan que en la campaña electoral de 2007 les haya firmado un compromiso público para desarrollar una planta de reciclaje y hasta ahora no se haya visto ninguna decisión del Municipio por cumplir esa promesa…

-Yo firmé una carta de intención y sigue siendo mi idea. Pero una planta de residuos hay que hacerla seriamente, no es tan fácil. No son muchos los distritos que tienen este tipo de lugares, y por algo es. Nosotros estamos viendo alternativas que puedan ser viables, aunque tarde o temprano se tiene que tomar una decisión a nivel provincial, porque a nosotros este tema nos queda grande. Creo que hay que armarla regionalmente, con apoyo de la Provincia.

-¿Cuándo se va a definir la situación del basural?

-Ellos siguen con la idea de tratar de reabrirlo, pero nosotros, dentro del marco de la legalidad, no lo vamos a permitir. Esa es una zona que puede tener un futuro bárbaro. En estos días tendríamos una charla con la empresa para decirles que vendan, que es lo que más les conviene.

La vía judicial

-Si el predio ya está cerrado por la autoridad de control, ¿qué objetivo se persigue con el recurso de amparo?, le preguntó DIA 32 a Capparelli.

-Una clausura administrativa obedece a un aspecto determinado, específico, de violación de una norma. La empresa puede presentarse, dar las explicaciones y pedir su levantamiento, que la Provincia otorgaría si cesaran los motivos por los que se procedió a la clausura. En cambio, la clausura judicial es mucho más amplia. Obedece a que hay un daño al ambiente, de manera que se mantendría hasta que concluya el proceso y se ordene la remediación del lugar.

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