Durante un tiempo, por su apellido, debió soportar confusiones con el sacerdote acusado de pedofilia. Pero él lo toma con humor. Además, dice que no se imaginaría formando una familia y que no se arrepiente del camino que eligió.

Hay coincidencias que son fatales, que pueden marcar a una persona de por vida y hasta torcerle o condicionarle su destino. Un caso concreto es el del sacerdote Luis Salvador Grassi, a quien le tocó cargar con la cruz de tener el mismo apellido que el popular cura (Julio César) acusado de pedofilia. Situación nada cómoda, claro está, y que generó más de una confusión, pero por la que no valía hacerse mala sangre y a la que siempre afrontó con humor: “Yo soy el original, no el trucho”, acostumbra bromear el hombre, nacido hace 57 años en la localidad santafesina de San Vicente y criado en la bonaerense Vicente López.

En Matheu, el padre Luis Grassi es como una institución. Claro, ya son veintidós los años que lleva al frente de la parroquia San Juan Bautista, a la que llegó en 1990. Todos lo conocen y él conoce a todos. Difícil legado le dejará a quien algún día tenga que sucederlo. Pese a que reconoce que su temperamento muchas veces le juega en contra, en tanto tiempo supo hacerse del cariño de la gente y ser recíproco, al punto de considerar a la localidad como parte de su familia.

01 ¿Cuándo sintió el llamado de su vocación sacerdotal?
– Fue después del servicio militar. Yo participaba de los movimientos juveniles en la parroquia San Gabriel de los Padres Pasionistas, en Vicente López, cerca de Gaspar Campos. Ahí sentí el llamado y entré al seminario de San Isidro.

02 ¿Cómo tomó esa decisión su familia?
– Yo vivía con mi mamá, porque mis tres hermanos eran mayores y ya estaban casados. Ella intuía que algo pasaba y se alegró mucho.

03 ¿A qué se dedicaba antes de iniciar el seminario?
– Trabajaba en una empresa que se llamaba La Reserva Argentina, que era la productora de Arroz Gallo. Me encargaba de los boletos de exportación en la Junta Nacional de Granos y en la Aduana.

04 ¿Qué es lo más difícil de ser cura?
– La incomprensión de la gente, que muchas veces quiere todo de inmediato, urgente, ya. Y las cosas de Dios tienen su tiempo. Los bautismos, los casamientos, tienen sus charlas, su formación, sus trámites. Esto no es un supermercado.

05 ¿Qué es lo más insólito que le sucedió en el sacerdocio?
– Me ocurrió un milagro con una persona que tenía un tumor cerebral y de hígado. Después de varias veces de venir a verme para que le haga la imposición de manos, y estando él en pleno tratamiento, un día los médicos no le encontraron nada.

06 ¿En qué consisten las misas de sanación de enfermos que celebra los segundos domingos de cada mes?
– Primero se hace una sanación interior, que es la reconciliación. Hay que sanar todas enfermedades espirituales: falta de perdón, rencor, envidia, bronca, odios, soberbia. Y después entregarse a la voluntad de Dios. Capaz que la persona muere, pero tiene paz interior para no morir mal. Porque hay gente que muere muy mal, resentida. Pero siempre recomiendo que sigan los tratamientos.

07 ¿Por qué hay tan pocos curas?
– Pasa que es algo que depende de una base cristiana y de una decisión personal, porque es para toda la vida. Yo tengo muchos compañeros de promoción que dejaron. Quizás lo que más cuesta es la soledad, el celibato, renunciar a una familia, a una posición social. Y que es algo rutinario. A mí la rutina no me asusta, siempre hay alguna sorpresa o novedad.

08 ¿Es realmente posible el celibato?
– Sí, para la persona que lo asume con mucho amor y responsabilidad. Quizás hay algunos que no pueden asumirlo, pero yo lo acepté durante toda mi vida. Si yo no hubiera sido sacerdote, capaz que tampoco me casaba. No sirvo para tener una misma mujer y una suegra. Criar a los hijos es una gran responsabilidad. Es más fácil visitar y mimar a los sobrinos.

09 ¿Con qué línea se identifica más: reformistas o conservadores?
– Con todos, porque yo tomo la experiencia de todos.

10 ¿Cree que hay temas que la Iglesia debería rediscutir o debatir abiertamente para evaluar alguna modificación a su postura histórica?
– Podría hacerlo con algunas cosas, pero creo que se darán a su tiempo, como se dio el Concilio Vaticano II, que cambió rotundamente la forma de dar la misa: de frente a la gente y en el idioma nativo.

11 ¿Y qué temas cree que tendrían que estar en un hipotético Concilio?
– Podría ser el celibato, que quizás algunos no pueden asumirlo íntegramente. Y qué hacer con los matrimonios que se vuelven a juntar, que no pueden comulgar pero vienen a misa y quieren participar.

12 ¿El aborto?
– No, eso es terrible, porque el primer derecho humano que existe es la vida. Si vos no defendés la vida, los demás derechos humanos no existen. Es lo mismo que los nazis, que buscaban el gen más perfecto, el rubio con ojos celestes. Entonces que hagan la manipulación genética también y digan quién puede vivir y quién no.

13 ¿Y el sacerdocio femenino?
– No, de ninguna manera. Jesucristo era hombre de los pies a la cabeza. La mujer tiene su papel y su lugar. No es conveniente mezclar los roles.

14 ¿Qué impacto le produce cuando se entera de los casos de curas pedófilos?
– Lo tomo como si se tratara de cualquier otra persona, de un veterinario o un médico. Lo que pasa es que es más escandaloso porque se trata de un religioso. Yo conocí de cerca un caso, iba a visitarlo a la cárcel de Devoto hasta que no fui más porque no reconocía lo grave que había hecho. Creo que no tendrían que estar en una cárcel sino pasar toda su vida en una clínica psiquiátrica, sin salir. Porque esas personas, lamentablemente, ya no tienen retorno. Si se les da una condena en una cárcel común, como estúpidamente se hace, cuando sale es peor: no sólo va a reincidir sino que va a matar a su víctima para que no hable. Es como el golpeador.

15 ¿Perdió un poco de terreno la Iglesia Católica en este último tiempo con el surgimiento y la expansión de tantas corrientes religiosas?
– No, porque son sectas o grupos minoritarios. Además, cientos de miles de anglicanos, luteranos, lefebvristas han vuelto al seno de la Iglesia Católica. Pero eso no sale en los medios.

16 ¿Qué opina del ateísmo?
– Que no existe. El ateo tendría que estar negando constantemente su propia existencia.

17 ¿Piensa lo mismo del agnóstico?
– Puede ser que una persona dude de que haya un Dios providente o misericordioso. Pero que existe un Dios, existe.

18 ¿Y qué es Dios?
– Es el eterno motor existente y misericordioso que se encarnó en Jesucristo y se hizo hombre para humanizarse más de lo que era.

19 ¿Tiene algún Papa preferido?
– Sí, Juan Pablo II. Lo que hizo creo que no lo va a hacer ningún otro. Visitar tantas veces el mundo entero, tantas realidades y tantos lugares conflictivos, como Cuba. Tenía un carisma único.

20 ¿Alguna duda existencial?
– Si voy a entrar al reino de los cielos… (risas).

21 ¿Es o fue una carga su apellido?
– Más que una carga, es una cargada. Yo siempre digo que soy el otro Grassi, no el trucho, el verdadero. Al principio fue complicado, cuando empezaron los informes del 13 y en las publicidades ponían “Yo, Grassi”, sin especificar quién era. Entonces los llamé, les expliqué y les pedí que por favor aclaren. Y desde ahí empezaron a poner Julio César Grassi.

22 Dentro del distrito, es el cura que más antigüedad tiene en su localidad, ¿qué siente por Matheu tras tantos años?
– Me gusta Matheu, tengo mi gran grupo de amigos, que nos juntamos los lunes a comer y jugar al truco, y los viernes estoy yendo al Centro de Jubilados, en la calle Alvear, donde también jugamos al truco y al chinchón. No me quiero ir más, siento que Matheu es mi familia. Además, ya soy parte del staff de la localidad, soy uno más. Algunos me dicen que soy como el sargento García, que está siempre en el mismo lugar y nunca lo ascienden.

23 ¿Qué desearía poder hacer y no puede por ser sacerdote?
– Viajar más, aunque ahora estoy recorriendo el interior en las vacaciones de invierno. Me encanta manejar, viajar mucho y parar donde me agarra la noche.

24 ¿Le hubiera gustado dedicarse a otra actividad?
– Estuve a punto de entrar a la Facultad de Agronomía. Me hubiera gustado dedicarme a la producción agropecuaria o a la veterinaria.

25 ¿Políticamente se define de alguna manera?
– No, porque ya me di cuenta de que todo lo existente tiene algo de bueno pero demasiado de malo. Hay mucha ambición, todos sacan y nadie pone.

26 ¿Qué mira en la televisión?
– El Zorro, los noticieros y 6,7,8, que no me gusta pero lo veo para ver con qué argumentos defienden lo indefendible. También me gusta mucho Lanata, no me lo pierdo por nada. ¿Tinelli? No, no, es espantoso.

27 ¿Hincha de algún equipo?
– River, toda la vida. Fanático.

28 ¿Una comida y una bebida favorita?
– Asado y Coca Cola Zero, me hice adicto a esa gaseosa.

29 Hubiera apostado a que iba a elegir el vino…
– Sí, también, pero en su momento. En la bodega tengo mucho, y de los mejores.

30 ¿Un defecto?
– A veces, el carácter.

31 ¿Y una virtud?
– Que me arrepiento enseguida.

32 ¿Tres cosas que se llevaría a una isla desierta?
– Un buen salame, un buen vinito y mi computadora, para estar comunicado con los demás a través de Internet.

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