HIJOS y otras organizaciones repudiaron el fallo que privilegió al ex policía con el arresto domiciliario en el barrio privado Septiembre. Lo acusan de simular su estado de salud y reclaman que vuelva a prisión.

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

«Olé, olé… olé, olá… Como a los nazis, les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”, cantaban eufóricos los más de doscientos manifestantes que el miércoles 8 le hicieron un escrache a Luis Patti (64) en las puertas del country Septiembre, donde cumple el arresto domiciliario que le concedió un juez federal de Rosario.

Custodiados por un descomunal operativo de seguridad que incluyó doce camiones celulares, seis camionetas y hasta un Unimog de la Gendarmería apostados en la banquina de la autopista Panamericana, militantes de HIJOS y otras organizaciones se acercaron hasta el barrio cerrado, ubicado a la altura del kilómetro 47.

Llegaron tras caminar desde la entrada de Escobar por la Colectora Oeste, señalizando el recorrido con carteles en los postes y pintadas sobre el asfalto para advertir la cercanía con el nuevo domicilio del ex represor, condenado a prisión perpetua en dos causas por crímenes de lesa humanidad.

Los manifestantes repartieron volantes “para alertar a los vecinos y que tomen conciencia de con quién viven”, explicó Sofía Beláustegui, vocera de la seccional Escobar-Campana-Zárate (Es-Ca-Za) de HIJOS, quien también cuestionó el fallo del juez del Tribunal Oral Federal de Rosario Nº2, Otmar Paulucci, que le otorgó a Patti el beneficio de abandonar el Hospital Penitenciario de Ezeiza para continuar la condena en su casa.

“La sociedad debe saber que Patti no es un pobre viejito sino que es un simulador que está fingiendo problemas de salud . El procedimiento por el cual se lo liberó fue muy irregular y tomado de los pelos. Ni siquiera participaron los peritos de parte”, afirmó Beláustegui.

Quizás desde la comodidad de su celda doméstica Patti no haya escuchado los cantos ni los discursos, pero seguramente se habrá acordado con un dejo de nostalgia de aquel primer escrache que le hicieron en 1999, cuando era un ciudadano sin condenas y se postulaba para gobernador. Hebe de Bonafini y Sergio Schoklender iban al frente de esa multitudinaria convocatoria, que marchó por el centro de la ciudad y realizó un acto de repudio frente al Palacio Municipal.

Dieciocho años después, ya no es el hombre fuerte de Escobar. Al contrario, ahora es su (supuesta) fragilidad física lo que le permite gozar de una vida mejor a la que tenía en la cárcel. Al menos, está con los suyos.

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¿Pendenciero y simulador?

El fiscal general de la unidad de crímenes de lesa humanidad de Rosario, Adolfo Villate, no le cree nada a Patti. De hecho, apeló ante Casación Federal la resolución del juez Paulucci, a la que consideró “nula y arbitraria”.

El magistrado se basó en un informe elaborado por el médico de la Cámara Federal rosarina, José Roberto Settecasi, quien visitó a Patti el 4 de agosto pasado en el penal de Ezeiza y recomendó que sea trasladado a un lugar más apto para su rehabilitación.

Villatte sostiene que la resolución de Paulucci “violó el debido proceso”, ya que la fiscalía “no pudo controlar el peritaje”. “Esa única circunstancia alcanza para disponer la nulidad de dicho informe y de cualquier decisión que lo tome en consideración. Las partes no podemos ser apartadas de un proceso”, señaló.

Además, el fiscal aseguró que Patti “no es la persona débil y desvalida cuya imagen pretenden dar la defensa y sus peritos de parte”. Para esto, se basó en el testimonio del ex policía federal Osvaldo Jorge Tebez, detenido por crímenes de lesa humanidad, que lo caracterizó como un pendenciero.

“Un día yo estaba fumando en el hall central y vino de atrás, me agarró del cuello y me golpeaba”, contó, sobre un episodio que tuvo lugar el 29 de enero. “Tiene mucha fuerza en las manos por la silla de ruedas”, explicó.

Tebez también declaró que un mes después, el 27 de febrero, “hubo otro quilombo” con Patti: “Casi más se va a las manos con dos comisarios”, reveló.

Por lo pronto, la apelación todavía no tuvo respuesta.

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