El cantante y conductor cuenta por qué aceptó incursionar en la función pública, cuáles son sus planes y cómo ve a Escobar. “Potencial hay, tenemos artistas hasta debajo de las baldosas”, destaca.

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

Aunque para el común denominador sea un recién llegado, la relación de Fernando Luis Hortal (53) con el partido de Escobar no comenzó ahora. “Yo pasé mi infancia en Garín, veníamos de fin de semana a una casa en la que vivían familiares de mi mamá y cuando Garín no era lo que es hoy”, recuerda en el inicio de la entrevista con DIA 32. Sus padres le fueron tomando cariño a la localidad, donde terminaron radicándose hace más de dos décadas, mientras que él emprendió otros rumbos, conocidos por la gran mayoría.

Sin embargo, en 2009 las vueltas de la vida trajeron de regreso al ex cantante de Los Pericos. Primero fue Ingeniero Maschwitz, apenas doce meses, y después el Haras Santa María, en Loma Verde, donde desde hace cinco años empezó a echar nuevas raíces. Allí, además, conoció a un vecino llamado Ariel Sujarchuk.

“Nuestros hijos compartían espacios y jugaban durante muchas tardes. Ahí empezamos a acercarnos, a hablar y a comer asados. Hasta que en un momento decidió postularse y me preguntó si lo quería acompañar. Le dije: ‘Vamos hablándolo’, porque tampoco esperaba que esa propuesta sea tan firme con el paso del tiempo y que él tenga una concepción mayor de lo que había sido esa primera charla”, cuenta Bahiano, todavía acomodándose en su flamante despacho de la Secretaría de Cultura, frente a la boletería del teatro municipal.

Durante la presentación del gabinete, el intendente destacó especialmente que un artista con tu trayectoria se haya animado a “meter los pies en el barro de la política”. ¿Qué fue lo que más te entusiasmó de la propuesta y qué te detuvo a la hora de analizarla?

Es un ámbito complicado y nada fácil el de la política. Es algo que uno va aprendiendo día a día y se va sorprendiendo. Lo que me entusiasmó y me dio la seguridad de acompañarlo fue la decisión que Ariel tenía y, sobre todo, que la cultura era una de las bases de su plataforma. Viviendo y pagando impuestos hace un tiempo en un lugar como Escobar, donde mis hijos se están criando también, dije: “¿Qué pasa acá?”. Uno agarra la Panamericana y se va para Capital, nadie se detiene para entrar a la ciudad y ver qué posibilidades tiene o conocer el potencial de los artistas que hay. Por eso lo acompaño a construir desde ahí. Estoy al lado de una persona que tiene un concepto, un interés y una conducción que valen la pena.

¿Lo tomás como un desafío en lo personal y también hacia afuera, pensando en la gente que se pregunte qué idoneidad podés tener como funcionario público?

Mucha puedo tener. Yo creo que la función pública varias veces es injusta, porque la gente cree estas cosas, como qué idoneidad puede tener tal o cual. Hay que formar un equipo, ese trabajo es más que importante, para también rodearte de gente que te pueda apuntalar en ideas. Mis treinta años de carrera no fueron solo subirme a un micro e ir a cantar en un escenario. Me parece que esa experiencia uno la puede volcar también en otros ámbitos, porque es la misma matriz, aunque con disciplinas diferentes.

Teniendo en cuenta la multiplicidad de actividades profesionales en la que estás inmerso, ¿cómo vas a hacer con tus tiempos?

Hay un equipo armado y yo trabajaré ahí. De hecho, hoy hubo una reunión de gabinete a los 8 de la mañana y yo estuve ahí a las 7.50. Ahora estamos en el Seminari, tratando de rearmar el teatro, de mejorar las cosas y de proponer para futuro.

Participaste en las reuniones de transición, estás viviendo acá y tuviste algunas presentaciones en la escena local. ¿Cómo ves la situación de la cultura en Escobar? ¿Qué potencial le ves y por dónde empezarías?

Me encontré con muchas ganas, con mucha gente que quiere participar y con proyectos a los que en otros momentos no se les había dado cabida. Entonces, también hay que calmar las ansiedades de muchos. Potencial, obviamente hay: tenemos artistas hasta debajo de las baldosas, que a lo mejor traten de aportar o participar y apoyarnos. Hay mucho por hacer, está la hoja en blanco o bosquejada, pero hay que seguir terminando el dibujo. El trabajo pasa por ahí, no es fácil arrancar desde cero en Escobar, por más que se hayan hecho cosas.

Este año el teatro no tuvo actividad y, cuando la hubo, no estaba en las condiciones óptimas para un público al que le gusta ver espectáculos. Para mí el puntapié inicial es el teatro, porque tener un lugar como este, lamentablemente tan descuidado, genera impotencia. Iremos trabajando de a poquito y con las posibilidades que tengamos. La coyuntura también es dispar.

Tras el acto de asunción de Sujarchuk en el polideportivo, la diputada nacional Cristina Álvarez Rodríguez manifestó que celebraba tu llegada a Cultura y que se ponía a disposición para ayudarte. ¿Estabas al tanto?

A mí me encanta que haya este tipo de declaraciones, porque es gente del ámbito de la política pura. Tuve charlas con ella y me hizo notar que le gustaba que esté participando y acompañando a Ariel. Lo sabía, pero no supe qué contestarle. Quedé desconcertado.

En una entrevista que hicimos en 2013 te definías como nómade, ¿eso sigue vigente o sentís que encontraste tu lugar?

Soy muy móvil, soy un bicho que se mueve mucho y en esa época mi valija siempre estaba armada. De hecho, tenía dos: una para viajes largos y otra para algunos más cortos. Ahora estoy pensando en un nuevo programa de viajes que aún no tiene una definición clara, porque a mí me gusta moverme continuamente. De hecho, estar en la Secretaría de Cultura de Escobar para mí es otro movimiento, que me genera otro tipo de viajes. Tal vez pueden ser estáticos, pero creativos también, porque hay que serlo para generar propuestas, inclusión social hacia los chicos y actividades que los saquen de lugares un poco más duros. Todo eso forma parte del viaje creativo que hay dentro de una Secretaría, que por ahí para muchos es de color gris. Acá trato de ponerle un color que me motive a venir todos los días y arrancar con actividades. Lo bueno es que tengo un equipo con ganas de trabajar.

Celebremos, su nuevo disco

Tras cuatro años sin entrar a un estudio de grabación, en septiembre Bahiano sacó a la calle su quinto disco solista, titulado Celebremos. Si uno no supiera que es él, sería difícil reconocerlo a lo largo de las once canciones que conforman el álbum, donde el reggae que lo catapultó a la popularidad aparece en cuentagotas. En cambio, predominan el funky, el soul, el hip hop y el R&B.

“El nombre del disco tiene que ver con que festejo mi vida, que tengo una súper familia, que puedo llevar a cabo mis proyectos y sigo con ganas. Llega un punto en el que uno tiene un repertorio nuevo y se pregunta “¿para qué grabar?, si después te piden siempre lo mismo”. Entonces, yo celebro poder seguir haciendo lo que me gusta. Teniendo la posibilidad de ser artista, ponerte un techo o un marco y encuadrarte solamente en un estilo de música no es lo mío”, afirma Bahiano.

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