Surgió en 2003, renació de sus cenizas y vuelve con toda la energía. Rescatar a los chicos de las calles es su objetivo fundamental. La conciencia social atraviesa este proyecto, sacado adelante a puro pulmón.

Por MARCOS B. FEDERMAN
mfederman@dia32.com.ar

Ingeniero Maschwitz tiene su murga. En 2003, Josefina y su ahora ex marido Catriel decidieron darle marcha al sueño que tenían en común: que el pueblo tenga una murga. Siete años después y divorcio de por medio, Los Porteñitos sigue más viva que nunca. Hoy Josefina cuenta con el apoyo fundamental de Horacio Grande (24) y de Matías Stark (27). Los tres se cargaron el proyecto al hombro y en el último ensayo ya eran 50 pibes, pibas, hombres y señoras de barrio.

Rescatar a los pibes de los vicios de la calle es uno de los objetivos principales de Los Porteñitos. La alegría, el baile y la crítica se combinan en un espacio de felicidad y resistencia.

Josefina define su proyecto con claridad y profundidad: “La murga es algo popular, cultural y artístico. Es cultural porque todos estamos hechos de cultura y hacemos cultura, es popular porque es del pueblo y es artístico porque aprendemos a bailar, cantar, tocar instrumentos, coser nuestras ropas y estandartes”.

¿Qué disparó la idea de hacer una murga en Maschwitz?

Josefina: Nosotros bailábamos en Del Viso, Campana, Virreyes y en Saavedra. Y trajimos la magia murguera de esos lugares. Queríamos inventar lo nuestro, hacer murga en nuestro barrio, nuestro pueblo, en Maschwitz. La murga es del pueblo y del barrio. Nosotros somos de acá y soñábamos con una murga en nuestro lugar.

¿A qué se debe el nombre?

Es porque tenemos un estilo de murga típico de la ciudad de Buenos Aires, pero en zona norte. La murga de Capital se basa en el bombo con platillo, y eso te hace bailar de una forma especial. El ritmo de la música te hace saltar. El baile es la esencia de la murga. Cada uno tiene su esencia, y nosotros somos del barrio de zona norte con estilo porteño. Nuestra ropa y nuestros estandartes también tienen un estilo porteño. Lo tenemos a Gardel en las banderas y están todas fileteadas por un gran artista del pueblo llamado Fortunatti…

¿Carlos Fortunatti? ¡Es el que filetea los colectivos de la línea 60!

¡Sí, ese mismo!

¿Cómo plasman su conciencia social en Los Porteñitos?

Esta murga es abierta, participativa y cultural. Ahora estamos preparando nuestros espectáculos, que tienen una estructura. Primero se hace “La Entrada”, que es una canción de presentación; después viene “La Crítica”, que es donde criticamos lo que no nos gusta de los gobiernos. La murga es del pueblo y el pueblo expresa su desacuerdo. El final es “La Retirada”, cuando nos vamos.

¿Cuál es la relación entre la murga y el carnaval?

La historia viene desde la época colonial. Acá había esclavos negros que trabajaban en casas de familias blancas. Cuando los patrones blancos se iban de la casa, los negros bailaban candombe. Los esclavos agarraban las ropas de los blancos, las galeras, los sacos, los vestidos y los usaban para bailar y burlarse de sus dueños blancos. La ropa de la murga de hoy se basa en esa ropa. Por eso nuestros trajes tienen sacos largos y sombreros tipo galera. Claro que con los colores del carnaval y la alegría.

Es complejo el tema de la murga. Cuando bailamos hacemos los tres saltos y una patada al aire, al ritmo de los tambores y los platillos. Ese baile está relacionado con los saltos que hacían los negros, con los grilletes en los pies llenos de dolor. Hoy nosotros cambiamos eso: ahora saltamos y bailamos por placer, con alegría.

¿A quién apunta la murga especialmente?

Matías: Se contagia mucho en la gente joven. Y la juventud hoy está muy en desacuerdo con la política y la forma en que los políticos hacen las cosas. A mí no me gusta hacer política, pero obviamente uno siente cosas adentro que tiene que expresar… Si te das cuenta de que te están cagando, lo vas a expresar.

La gente que manejó el país los últimos 30 años hizo las cosas mal. Y cuando los gobiernos hacen las cosas mal, los más afectados son los jóvenes. Vos fijate que hoy un pibe de 14 años anda “enfierrado” en la calle matando gente. Y eso antes no pasaba. A lo que voy es que la juventud se fue deteriorando porque los gobiernos hicieron mal las cosas.

¿Carnaval para todos?

Hace muchos años había carnaval en Ingeniero Maschwitz y en todo Escobar. En la época del ex intendente Luis Patti se prohibieron y nunca más se organizaron esas fiestas tradicionales y populares que marcaban los veranos en los distintos pueblos y ciudades del partido.

Los Porteñitos fueron convocados para el centenario de Maschwitz. Felices acudieron a la convocatoria y disfrutaron de participar en el desfile que recorrió la avenida principal del pueblo. Ese día cumplieron el sueño permanente de sacar la murga a la calle, porque “la calle, el barrio, es el lugar de la murga”, explica Josefina.

Los tres coinciden en que recibieron el apoyo del gobierno local que les permitió ensayar en el polideportivo todos los domingos. “Contar con un espacio público es esencial para nosotros”, explica Horacio. Pero, por otro lado, se quedaron con las ganas de participar en la Fiesta Nacional de la Flor. Allí fueron convocados “Los Bohemios de Del Viso”, con quienes “está todo bien, de hecho bailamos con ellos en muchas oportunidades”, pero Los Porteñitos resienten el hecho de no haber sido invitados a compartir con la comunidad escobarense su fiesta más tradicional y multitudinaria.

Matías cuenta que sueñan ¨con que vuelva el carnaval a Escobar. Para eso sólo tienen que convocarnos y nos ponemos a la cabeza de la movida.¨

Josefina agrega que para ellos, como murgueros, “es chocante que no haya carnaval en nuestro pueblo. Nosotros practicamos todo el año para compartir lo nuestro con todo el mundo”.

Ese sueño parece un poquito más cerca, porque la coyuntura a nivel nacional mejoró desde que la presidente Cristina Fernández de Kirchner reinstauró los feriados de carnaval (7 y 8 de marzo) que habían sido anulados por la última dictadura militar.

“Nos merecíamos el feriado del carnaval”, asevera Josefina. Y Matías concluye que la actual gestión nacional es una mejora respecto a lo que se venía viviendo: “La dictadura prohibió el carnaval y este gobierno lo reinstaura y enjuicia a los represores. Esto lo pienso yo y lo siente una gran parte de la juventud”, sentencia convencido.

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