A horas de celebrar el primer aniversario de casados, Walter Alfonso y Cristian Cruz le abrieron las puertas de su casa a DIA 32 para contar las intimidades de una relación consolidada y sin barreras. Ambos coinciden en que aún queda mucha discriminación por vencer. “Ojalá pudiéramos besarnos en cualquier esquina”, plantea Walter.

Por FLORENCIA ALVAREZ
falvarez@dia32.com.ar

Puertas adentro, el de ellos es un matrimonio como cualquier otro. Cada uno cumple su rol y juntos atraviesan buenos y malos momentos. Puertas afuera, la cosa es distinta. Ambos se cuidan de no hacer demostraciones de cariño en público, cuando hay una reunión familiar nadie sabe muy bien cómo explicar que “los tíos” son pareja y se complica cuando alguno de los 36 sobrinos que tienen se ponen curiosos.

Walter Ramón Alfonso -45 años, docente- y Cristian Andrés Cruz -23, peluquero- se casaron el 17 de septiembre de 2010, ni bien el Congreso sancionó la ley de matrimonio igualitario. Fueron los primeros en hacerlo en el partido de Escobar. Durante el último año, ya son casi treinta las parejas de igual sexo que pasaron por el Registro Civil en todo el distrito…

Fue por casualidad

Cristian, que vivía en Matheu, necesitaba unos instrumentos para tocar con su banda. A través de gente en común se enteró que Walter tenía algunos que podía prestarle. Fue hasta su casa y se conocieron. “Me pidió mi teléfono y al otro día me mandó un mensaje”, recuerda Walter, casi al tiempo que Cristian lo corrige: “Fue esa misma noche. Salí de tu casa y desde la esquina te mandé el mensaje”.

Walter no le contestó enseguida. Recién al tercer mensaje le preguntó qué quería y quedaron en encontrarse. “Me puse re contento, eran como las nueve de la noche. Fui a mi casa, me bañé, me perfumé por todos lados y se lo conté a todo el mundo”, expresa el menor de la pareja.
Se enamoraron, se pusieron de novios y antes de casarse convivieron dos años. Cristian se llevó a sus ocho perros y Walter a su gata. Aseguran que el matrimonio no los cambió y que, más allá del amor enorme que los une, no todo es color de rosa.

-¿Por qué cosas discuten?

-Cristian: Yo soy re vago. No limpio, no lavo, no plancho, no cocino, muy de vez en cuando me agarra la loca y lo hago. Ese es un tema de discusión.

-Walter: Yo le pido que me ayude y él rezonga. También discutimos por la plata.

-¿Quién es el más gastador de los dos?

-C: A mí la plata me quema, pero lo bueno es que me la gasto en comida. En cambio Walter es aficionado a la compra de cremas y perfumes.

-¿En qué creen que es más difícil ser un matrimonio igualitario a ser uno heterosexual?

-C: Yo me muero de ganas de caminar por la calle de la mano con él pero no se puede. Respeto muchísimo a los chicos que, si bien hoy en día saben todo, no me gustaría mostrar eso frente a ellos.

-W: En nuestro país la homosexualidad todavía es tabú. Ojalá pudiéramos darnos un beso en cualquier esquina pero lamentablemente no se puede. Hay algo que te frena.

-¿Quién le propuso casamiento a quién?

-C: Tomamos la decisión juntos, fue todo muy loco y muy rápido.

¿Qué lo enamoró a cada uno del otro?

-C: A mí me encanta la cabeza que tiene. Su personalidad es medio jodida, pero es súper inteligente.

-W: Yo me quedé alucinado la primera vez que vino a la casa de mis padres, donde lo conocí. Estaba con una capucha, con una campera, jeans y zapatillas negras, muy dark. El pelo también lo tenía súper negro, con un flequillo que le caía sobre la frente.

-¿A ninguno de los dos lo frenó los 23 años que los separan?

-W: En un principio hasta le dije que no era gay, porque lo vi muy chiquito. Lo primero que pensé fue: ‘Si me meto con este chico, termino preso por abuso de menores’.

-C: Yo detesto que me repitan que soy chico porque además de serlo me gusta hacerme el nenito, juego a “Dora, la exploradora” en la Play Station y a él le encanta.

-¿En qué cosas se nota más la diferencia de edad?

-C: Yo soy re pendejo y re jodón, me gusta salir a bailar con mis amigos. Y él prefiere quedarse en la casa. Es más estructurado. Si quiere salir con sus compañeras de escuela, prefiero que vaya solo porque no tengo tema de conversación con tantos docentes.

-¿En la escuela saben que estás casado con un hombre?

-W: Sí, la directora fue la que más se preocupó, porque temía por la reacción de los padres. Pero mis compañeras le dijeron que se quedara tranquila. Hace cinco años que trabajo en el mismo lugar y ya todos saben la clase de persona que soy.

-¿Cómo percibe un hombre homosexual a otro?

-W: Por la mirada. La homosexualidad tanto en el hombre como en la mujer pasa por el olfato, el instinto o la mirada. Uno percibe que el otro es del mismo palo.

-C: Vos vas caminando por la calle y te das cuenta al toque. Aunque yo trato de disimular, más ahora que estoy casado. Fuera de la casa soy un señorito inglés. Pongo voz de macho, no de amanerado, pero, por ejemplo, cuando voy a bailar con amigas se me caen todas las plumas. A él no le gusta, porque en nuestra relación yo vendría a ser el hombre de la casa.

-¿Tuvieron experiencias con mujeres?

-C: Yo sí, tuve novias pero no funcionó.

-W. Yo nunca tuve una experiencia con una mujer. Me acuerdo que en la primaria miraba a los nenes y algunos me gustaban y me preguntaba ¿cómo puede ser que siendo un nene me pueda gustar otro nene? En esa época no les pude decir nada a mis padres, pero con el correr de los años supe lo que era. Y soy feliz porque siempre he disfrutado mi vida sexual.

-¿Alguna vez los agredieron por ser homosexuales?

-C: Toda mi vida. Yo me di cuenta de que era gay desde muy chico y siempre estuve orgulloso. Pero hay gente del barrio que ni me saluda y eso es lo que no permite que otros homosexuales se abran.

-W: De chico en el barrio me molestaban, pero después no me importó porque me puse firme en decir: este soy yo. Me ayudó el hecho de tener amigos gays de Capital. Ellos me han enseñado que tengo que ser yo. Así aprendí a caminar por la calle con orgullo.

-¿Pensaron en la posibilidad de adoptar un hijo?

-W: Es complicado, porque mientras fuera creciendo podríamos darle todo, pero el tema es que cuando llegue a una cierta edad va a preguntar por la madre y como no podríamos explicarle, en vez de agradecernos todo lo que le dimos va a terminar odiándonos de por vida. Se va a sentir engañado y no va a entender por qué le metimos en una situación así.

-¿Qué les gustaría que surgiera a partir de contar su experiencia?

-W: Que otras parejas pudieran darse a conocer. Sé que ha habido como 27 matrimonios más en Escobar, pero nadie dio el nombre. Me parece bien, pero de esa forma no podemos conocer a otras parejas para compartir una comida, para sentirnos contenidos y hablar de nuestras cosas. Es difícil encontrarnos. ¿Dónde están?

-¿Qué otras leyes, además de la del matrimonio, necesita la comunidad gay para que la vida les sea más fácil?

-W: Leyes que apelen a la integración, que la sociedad lo acepte y no haya discriminación en los ámbitos laborales. No es mi caso, pero la realidad es que muchos son discriminados. El homosexual debe tener derecho a un trabajo digno, hay muchos profesionales que lamentablemente no pueden estar trabajando en lo suyo porque son homosexuales.

-C: A mí no me importa nada. Yo ya me casé y es todo lo que quería, mientras esté con él y no me lo saquen…

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