Tiene 14 años y anda en kayak desde los 8. Es campeón sudamericano, subcampeón argentino y medalla de oro en los Juegos Nacionales Evita. Además, viene de representar al país en Eslovaquia. “No pienso dejar, me gusta muchísimo”, asegura, motivado.

La atracción entre Agustín Arredondo (14) y el canotaje se dio casi por casualidad. No conocía la actividad y mucho menos sabía que existía el Club de Remo y Náutica de Escobar. Sin embargo, hubo un amor a primera vista que ya lleva seis años y parece que va en serio.

El recuerdo de los comienzos a orillas del Paraná de las Palmas está fresco en su retina. “Llegué al club a través de los hijos de una amiga de mi mamá, me llevaron para que vaya a probar. La primera vez que subí a un bote fue a una canoa, con Fabián (Orero, su actual entrenador). A la clase siguiente me dijo si quería subir a un kayak, me animé y me gustó remar. A las dos o tres semanas aprendí bastante y no dejé más, estaba por cumplir 8 años, era re chico”, le cuenta a DIA 32, repasando cada momento de sus inicios en una disciplina que lo atrapó de entrada, encontrando en el agua su hábitat natural.

Se inició en la escuela de la entidad, fue cumpliendo sus etapas de infantil y en su casa lo alentaban a que siga entrenando, más allá de que nadie de su entorno había practicado este deporte.

Agustín vive con su familia en el barrio La Chechela, en Belén de Escobar. Hizo la primaria en la Escuela Nº29 y ahora cursa el segundo año en la Secundaria Nº15. “Invité a mis amigos a ir remar, pero por ahora no pudieron ir, es un viaje hasta allá”, explica. Y reconoce que este año faltó bastante a clase por los continuos viajes, por lo que debe levantar algunas materias.

Su primera regata fue en 2014, en Jáuregui. Corrió en un K2 (kayak doble) con su compañero Kevin Portillo y salieron sextos. Al poco tiempo se subió a un K1 y así empezó a correr en cada prueba de la Federación Bonaerense (FeBoCaK), rindiendo cada vez mejor y mostrando condiciones de sobra para su corta edad.

A fines de 2018 participó en el Sudamericano que se hizo en La Plata. Allí dio el salto de calidad y salió campeón por duplicado: en K1 y K2, 1.000 metros, junto a Facundo Acosta. Meses antes había ganado una medalla de bronce en los Bonaerenses y en los Juegos Nacionales Evita, en Mar del Plata. Así, rápidamente empezaba a meterse entre los mejores del país en su categoría.

En 2019 tuvo el desafío más importante de su carrera. Sus buenas actuaciones lo clasificaron a los Olympics Hopes (Esperanzas Olímpicas) que se hicieron en Eslovaquia, a mediados de septiembre. Viajó junto a Manuel Orero, otro talentoso palista del club escobarense, y compitió en K2 1.000 metros con Facundo Acosta, de Canotieri de Tigre. Terminaron en el quinto puesto de la final B y en la prueba individual de K1 -500 metros- avanzó hasta las semifinales.

“Para poder viajar hicimos bingos, rifas, comidas, nos ayudaron varias personas y el club. Estuvo buenísimo el viaje, no pensaba llegar a una final B y se dio en K2. Casi llego en K1, pero los europeos son muy fuertes físicamente. Los alemanes y portugueses parecían tres categorías más grandes que yo”, confiesa risueño el escobarense, marcando diferencias indisimulables en cuestiones de contextura física ante poderosos europeos. “Igual fue algo inolvidable, una experiencia única”, acota.

A la vuelta corrió en La Plata el Campeonato Argentino en su especialidad: los 1.000 metros en K1. Allí vivió una anécdota que hoy recuerda con una sonrisa, pero que le despertó impotencia cuando le pasó: “Venía liderando la regata y faltando 20 metros se me acalambró el antebrazo izquierdo, dejé de remar y terminé segundo. No daba más, había cambiado el giro de la pala y eso me perjudicó”, detalla, narrando una situación que le servirá de cara al futuro en cuestiones técnicas.

También obtuvo la medalla dorada en los recientes Juegos Evita.Tras competir en slalom y velocidad, se convirtió en el mejor Sub14 del país.

En 2020 empezará a correr en categoría cadetes, algo que le exigirá mucho más esfuerzo, entrenamiento y dedicación. Iniciará una etapa más “profesional” y está dispuesto a afrontarla con todo. “No pienso dejar, esto me gusta muchísimo y los viajes me hicieron pensar que tengo posibilidades de andar mejor”, sostiene, convencido.

Dentro del enorme futuro que tiene por delante en el canotaje, Agustín guarda el mismo sueño que cualquier deportista de nuestro país: representar a la Argentina en un Juego Olímpico. “Voy a ir proyectando ese objetivo, sea en K1 o K2, quiero vestirme con la camiseta de mi país”, asegura, con la misma intensidad que lo caracteriza cuando está en el agua.

LA OPINIÓN DE SU ENTRENADOR

Fabián Orero: “Tiene un gran talento”

“Desde el primer día, todos le vimos uñas de guitarrero. Recién se subía al bote y ya paleaba como loco, por eso se ganó el apodo de ‘Furia’. Tiene un gran talento para el canotaje y eso lo llevó a su rendimiento actual”, lo describe Fabián Orero, su entrenador, a pedido de DIA 32.

Tras un 2019 de consolidación y título, lo que viene para Agustín Arredondo es una mayor exigencia y responsabilidad. “A partir de 2020 trabajaremos para construir al deportista, hasta acá es un chico talentoso que práctica un deporte. El año que viene lo acompañemos en una carrera deportiva que implica mucho más compromiso, dedicación y trabajo. Las condiciones las tiene, el club apoya y creo que el viaje a Eslovaquia le dio la claridad del horizonte que puede alcanzar”, señala Orero, entusiasmado con su pupilo.

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