Personaje pintoresco de Escobar, fue marinero, capitán y durante trece años tuvo un parador a orillas del Paraná. Dueño de mil anécdotas, habla de su look de vaquero, del whisky, la noche y sus mujeres. “Llegué a tener un harem”, confiesa.

Por JAVIER RUBINSTEIN

¿Quién no ha visto por las calles o los bares del centro a un hombre canoso y de gran porte vestido de jean, botas tejanas y sombrero, con colgantes y pulseras artesanales? Ese es Jorge Omar Yori (71), más conocido como el “Cocodrilo Dundee” escobarense o, simplemente, “Coco”.

Dueño de un gran sentido del humor y de una vida intensa en la que no faltaron los excesos, Yori recibió a DIA 32 en su casa y, entre mate y mate, se prestó con cordialidad a contar sus vivencias, sin ocultar detalles de su pasado. Un personaje con todas las letras, que hasta tiene planeado sacar un libro con sus historias.

1 ¿Cómo nace su relación con el río?
Navegué 34 años, tuve tres barcos areneros y piedreros. En una ocasión tuve que venderlos, me quedé con la cabecera arenera y en 1990 abrí “Puerto Joy”.

2 ¿Cuánto tiempo estuvo al frente de “Puerto Joy”?
Trece años. Estaba los 365 días, abierto las 24 horas. Vivía allá, de la casa hice el boliche. Andaba bien, empecé a hacer fiestas para Navidad y Año Nuevo, pero no tenía la habilitación y me mandaban a cerrar. Va bastante turismo, pero el problema es que no se pueden bañar en el río. Una vez se ahogó un pibe de 15 años y me hicieron un juicio por 600 mil dólares. Zafé porque tenía los carteles por todos lados que no se podía entrar al agua. Desde el año pasado se lo di a un amigo para que lo trabaje.

3 ¿Por qué decidió dejarlo?
Me aburrió, me saturó la gente, los barcos, los camiones. Me aburrió el camping y el nivel de gente que va, todos “gasoleros”. ¡Se armaba cada pelea!

4 ¿Es más un hombre de río que de ciudad?
Sí, nací en San Fernando y mi mamá casi me parió en una lancha, de casualidad llegó a la partera. Vivíamos en la isla, mi padre tenía una quinta pero era muy sacrificado todo. A los 14 años me fui a trabajar a un almacén en el Boca Carabelas y después a una carnicería, hasta que me embarqué en un arenero. Empecé como marinero, cocinero, saqué título de maquinista y de capitán.

5 ¿Progresó mucho como embarcado?
Más o menos, tenía un barquito chico que lo usé 30 años. Con otro socio compramos uno más grande y fue la ruina. No pudimos pagarlo, se fundió y tuvimos que devolverlo. Nos dividimos y ahí fue que en el ‘78 puse la arenera.

6 ¿Cómo ve la costanera del Paraná?
Mal, abandonada. El municipio no le da bolilla, no sé si será porque está a 15 kilómetros de la ciudad o porque estamos fuera del continente. Pero el camino ya es un desastre. Ahora, la gente va igual, no sé a qué carajo pero va… Es el único lugar que hay para salir, aunque sea ve los buques de ultramar que pasan todos los días.

7 ¿Cree que Escobar le da la espalda al río?
Totalmente, a mí me han querido sacar varias veces. Hay un proyecto de un puerto de aguas profundas, pero yo estuve ahí 34 años y no pasó nada. Hasta se decía que iban a poner un hotel 5 estrellas, todas payasadas. Ahora pusieron el gasoducto y un día vamos a volar todos.

8 ¿Qué cambios haría en la zona del puerto?
Esa pregunta es muy difícil, tiene que haber una inversión tremenda. Lo primero es rellenar todo dos metros, pero va a quedar el camino bajo. En el año ‘79 la creciente llegó casi a los pies de las barrancas.

9 Hablemos de usted, ¿cuándo adoptó su look de sombrero y botas?
Fue en una época que se empezaron a usar los joggings. Como a mí no me gustaban, usaba vaqueros, botas y un sombrero. Hace casi cuarenta años que me visto así: sombrero, botas tejanas y cinto, siempre de cowboy. Me gustó este look más que la corbata y el saco. Al principio te cargan, pero después te respetan. ¡Me hablan en inglés en todas partes del mundo!

10 ¿Se identifica como el Cocodrilo Dundee escobarense?
Me dicen “Coco” por eso, por la película. Una vez en Paraguay un amigo le dijo a una chica que yo era el protagonista de la segunda parte de la película. Estaba vestido todo de cowboy, entramos a una mansión y todos decían “ahí viene el artista” (risas).

11 ¿También fue un hombre de la noche?
Sí, no me alcanzaban los boliches, me gustaba recorrerlos a todos en Escobar y a veces en Buenos Aires. Iba a Success, Kabuki, a El Ciervo, que estaba en la Tapia de Cruz y fue la primera confitería con luz negra… En Success me dieron una mención cuando se festejaron las 1.000 noches del boliche; yo había ido a 999…

12 Con ese look tan particular, ¿cómo le ha ido con las mujeres?
Hasta que dejé de tomar, de diez. Después, ni en pedo. Antes vivía rodeado de minas, tenía un harem. Los tipos me preguntaban cómo hacía. “¿Ustedes cómo tratan a las mujeres?”, les preguntaba yo. A mí siempre me gustaba ser amable con las chicas. Las invitaba con algo, les regalaba una rosa, les abría la puerta del auto. “¿Ustedes hacen eso o les compran una Coca-Cola y al telo?”. No, así no es. Hay que ser caballero.

13 ¿Por qué decidió dejar de tomar?
Pasa que a las 6 de la tarde estaba tomando un whisky y eran las seis de la mañana y seguía tomando. Los vecinos venían y decían “denlo vuelta, que de un lado solo se va a pudrir” (risas). Una vez me caí en casa, me pegué con la punta de la mesa y me fisuré dos costillas. He tomado mucho, pero ya van a hacer 14 años que no tomo y me empecé a sentir mejor. Es hermoso tomar, pero es una cagada. A fin de año brindo con mate.

14 ¿Cómo ve a Escobar?
Para mí, está triste. Le falta un lugar para ir a tomar algo, como era Jet-Set antes. Voy a Beverly Hills, María Pía, pero como estoy sin hacer nada se me acaban los boliches enseguida.

15 ¿Es cierto que se usó un auto suyo, chocado, para una publicidad?
Sí, era una cupé Toyota. Agarré un perro en la bajada de la barranca y me fui dando vueltas. Hasta que no me pagó el seguro no la toqué; después la tuve cuatro años más. Mazzaro tenía un lavadero de autos y Aldo Alfaro tenía una cupé igual. En la publicidad entraba la mía, rota, arrugada, y salía del lavadero la de Aldo, limpita, como nueva. Era para la televisión de Escobar, creo que Cable Kabuki.

16 ¿Qué auto soñó con tener?
Me encantan las cupés. Tuve tres Dogde GTX de 218 caballos, una Fuego, una Toyota y ahora una Honda, que me está volviendo loco porque no anda.

17 Si ganara un millón de dólares, ¿en que los gastaría?
Viajando, me encanta.

18 De todos los que recorrió, ¿qué lugares le gustaron más?
Hice cinco cruceros, a Brasil y al Caribe. Hace poco vine de San Martín de Los Andes. Fui a Aruba, Antillas, Colombia, Paraguay. Y en Europa hicimos desde Bahía a Tenerife, de ahí a Roma, Turquía, Grecia, Italia.

19 ¿Una salida ideal?
Siempre me gustó navegar.

20 Como hombre de río, ¿también le gusta la pesca?
Poco, pesqué tanto de chiquito que me cansé. Me pone nervioso si no saco nada.

21 ¿Un hobby?
Me gusta manejar, más autos que barcos. En los barcos me agarré más de un susto, cuando entraba agua, pero fueron pocas veces.

22 ¿Una comida?
Asado, con algún chorizo.

23 ¿Un héroe de la infancia?
Gary Cooper, siempre me gustaron las películas de cowboy.

24 ¿Una mujer que lo volvía loco?
Susana Giménez y Panam. Siempre me gustaron las mujeres mucho más chicas que yo. Por eso me junté cinco veces, a la última le llevaba 22 años.

25 A propósito, ¿se casó alguna vez?
No, porque la mujer con la que tuve a mi hijo (Julián Octavio, ingeniero, 30 años) era casada. Duré con cada una tres, cuatro, cinco años, después se cansaban y se iban. Más cornudo que yo no creo que haya habido.

26 ¿Cómo se lleva con la tecnología?
Uso poco internet, tengo Facebook pero no me convence. De casualidad manejo un poco el celular.

27 ¿Cómo ve al país?
Le doy pelota a los que hablan bien para quedarme tranquilo. ¡Pasé tantas miserias en la vida, hambre de verdad eh! El problema más grande de Argentina somos los argentinos. Puede venir el mejor presidente del mundo que al año y medio, chau.

28 ¿Está de acuerdo con el gobierno nacional?
Lo veo medio demagogo, está en la última y no sabe qué hacer. Pero caminé mucho el país y vi que hay cosas que se reactivaron, lo veo en marcha.

29 ¿Hincha de…?
Boca, pero hoy todo es plata, los jugadores se van a Europa y no duran. Ya no le doy más pelota.

30 ¿Tres cosas que se llevaría a una isla desierta?
Agua, una mujer y comida.

31 ¿Cómo le gustaría que lo recuerden?
Mal no le hice a ninguno, si uno habla mal de mí es porque no me conoce. Soy canceriano, ¡más boludo que los pollos!

32 ¿Un deseo?
Salud, para mí, mi hijo y mi vieja, que tiene 97 pirulos y está mejor que yo.

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