Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar
Cierre los ojos. Ponga la mente en blanco. Ahora, imagine por un instante vivir en un Belén de Escobar con la avenida San Martín y el camino al Paraná hechos un billar, donde los gigantes baches sean solo un recuerdo; con un acceso directo desde Panamericana hasta la zona de los viveros, con dos túneles bajo vías que agilicen el tránsito y no haya que lidiar todos los días con las barreras automáticas descompuestas. Imagine, por qué no también, un Garín que tenga uno de los hospitales más modernos y de mayor complejidad de la provincia de Buenos Aires.
Imagine más. Anímese, que hay tiempo. Piense en un Maquinista Savio con un barrio de 274 viviendas sociales recién construidas. Que en cada hogar haya agua potable, de red, y que en vez de pozos ciegos haya cloacas, para todos. Sería hermoso, casi un sueño, aún cuando haya otras muchas necesidades esperando una solución. Sería, a todas luces, un lugar mucho mejor al que es. Sería, en definitiva, el Escobar que desde la Nación, la Provincia y el Municipio se vino prometiendo desde 2008 a 2011, pero en el que poco y nada de lo anunciado se ha concretado a estos días.
Los albores de la primera gestión de Sandro Guzmán en la Intendencia alumbraban las esperanzas de un distrito que saldría del letargo estructural en el que se encontraba sumido desde principios de la década. Dejando atrás su pasado pattista y encolumnado en las filas del Frente para la Victoria, el municipio parecía empezar a resurgir, a salir rápidamente a flote con obras largamente esperadas que transformarían la realidad local en varios de sus múltiples aspectos.
Parecía que el sol volvía a salir para los escobarenses. Pero, de repente, el cielo empezó a llenarse de nubarrones. Entre la deserción de Guzmán de las filas kirchneristas y su salto al Frente Renovador, la falta de gestión local en algunos casos y el fin de la bonanza económica, algunas obras empezaron a empantanarse y otras, directamente, jamás avanzaron un solo paso.
Hoy, la realidad política escobarense presenta algunos matices distintos. La Comuna está en manos de un intendente interino que trata de hacer equilibrio en medio de la interna peronista y que días atrás aseguró a la prensa haber retomado conversaciones con los estamentos superiores para reclamar el blindaje de obras que el distrito iba a recibir. ¿Logrará Walter Blanco hacer realidad todas estas promesas?
Despacio, hospital
De esta obra ya se excedieron ampliamente todos los plazos habidos y por haber. La construcción del Hospital del Bicentenario en Garín fue anunciada por la Presidenta de la Nación el 17 de octubre de 2008, en medio del conflicto con sectores agrícolas por las retenciones móviles. Pasaron casi cinco años y medio y la edificación está realizada recién en un 60%.
Las demoras han sido una característica constante de este proyecto. Por caso, la licitación se hizo veinte meses después del anuncio presidencial y las obras comenzaron en diciembre de 2011. En junio de 2013 se cumplieron los 18 meses pautados para la entrega de llaves, pero en el mejor de los casos el edificio del hospital estaría terminado para comienzos de 2015.
Días atrás hubo un episodio de lo más extraño, cuando personal municipal fue impedido de ingresar al predio de la calle Almirante Brown y Quinteros, en el barrio La Madrugada, para verificar el avance de la obra del futuro sanatorio, según se comentó en despachos del Palacio Municipal.
También trascendió que Walter Blanco estaría evaluando la posibilidad de aplicar una cláusula por la cual, al haberse vencido los plazos, el inmueble -donado al PAMI a fines de 2010- debería ser restituido a la Comuna con todas las mejoras realizadas. Pero eso no sería necesario en tanto la construcción siga adelante.
Un dato a modo de consuelo es que ninguno de los otros hospitales del Bicentenario anunciados en 2008 está terminado. También en Rafael Castillo, Laferrere (La Matanza), Esteban Echeverría e Ituzaingó las obras llevan un marcado retraso. Y ni hablar en General Rodríguez, donde nunca empezaron.
Viviendas incompletas
El 30 de abril de 2009 el ministro de Planificación Federal de la Nación, Julio De Vido, visitó el partido de Escobar y anunció un paquete de obras públicas por más de 100 millones de pesos que incluía la construcción de 274 viviendas sociales en Maquinista Savio.
Se hizo la licitación, la obra fue adjudicada a Grupo Constructora SRL y se estimaba que el nuevo barrio “Memoria, Verdad y Justicia” estaría en condiciones de empezar a ser habitado a fines de 2011. Pero sucesivos cortes en la cadena de pagos fueron corriendo ese plazo, primero se habló de mediados de 2013 y hoy es una incógnita absoluta.
Para peor, la Secretaría de Desarrollo Social del Municipio realizó en abril del año pasado una preinscripción para el sorteo de las viviendas que llenó de expectativas a mucha gente -se dieron más de 1.500 turnos- sobre algo que todavía estaba y está lejos de concretarse. Una mezcla de oportunismo electoral con irresponsabilidad política.
Por lo pronto, la construcción de las viviendas está en un 70% -sin contar servicios- y el avance actual es casi nulo. El predio, ubicado sobre la calle El Ceibo y con una superficie de 12 hectáreas, luce abandonado, con altos pastizales y materiales desparramados. De hecho, se teme que de un día para el otro el lugar amanezca usurpado y sea difícil de recuperar, al menos por las buenas. Un asentamiento cada vez más grande ubicado en uno de sus costados es una señal de alerta que podría pasar de amarrillo a rojo en cualquier momento.
Hace unas semanas funcionarios de la Secretaría de Obras Públicas del Municipio se reunieron con representantes del Instituto Provincial de la Vivienda para ver cómo destrabar la situación y plantear sobre la mesa una idea de Blanco: si el proyecto no prosigue por los carriles previstos, municipalizar el predio, la terminación de las obras y la adjudicación de las viviendas.
Repavimentación trunca
La repavimentación de la ruta provincial 25 era la gran obra del acta acuerdo que en julio de 2010 firmaron el ministro Julio De Vido y el entonces intendente Sandro Guzmán. Era una moneda de cambio, una retribución al distrito por haber aceptado la polémica instalación del puerto de regasificación de YPF en el Paraná de las Palmas.
La obra estaba prevista en dos tramos: desde la intersección de las avenidas Tapia de Cruz y Belgrano hasta la entrada a El Cazador y desde allí hasta el Puerto de Escobar. Ambas fueron licitadas y adjudicadas, pero la Nación nunca envió siquiera una parte de los 110 millones de pesos originalmente presupuestados para llevar a cabo el proyecto, que hoy naufraga.
A esta altura, las expectativas de que la repavimentación se materialice son pocas. Sin embargo, en el Municipio aseguran que Blanco no sólo retomó las conversaciones para reactivar lo pactado sino que también estaría dispuesto a agotar todas las instancias para lograr el objetivo. “Es fácil: a YPF no le cuesta nada hacerse cargo de la obra, para los números que maneja son centavos, y Escobar la necesita muchísimo. Nosotros vamos a tener paciencia, pero con este reclamo iremos hasta las últimas consecuencias. Ojalá salga por las buenas”, confió a DIA 32 una fuente del Ejecutivo.
Agua para todos
En su campaña electoral de 2011, Guzmán hacía jactancia de haber integrado a Escobar a los municipios del área metropolitana que serían provistos de agua por la planta potabilizadora “Juan Manuel De Rosas”, situada en Dique Luján. En abril de ese año, la incorporación del distrito a la red había sido refrendada por el ministro De Vido. Por entonces se anunciaba que la nueva infraestructura de AySA estaría operativa a fines de 2012, pero el proyecto sufrió varias adendas y todavía no hay fecha cierta para la puesta en marcha.
No obstante, no será por arte de magia que al abrir los grifos salga agua potable de los hogares escobarenses. Para eso hacen falta la realización del tendido para las conexiones domiciliarias, de las que nada de sabe por ahora. Lo mismo sucede con las también prometidas redes de cloacas, que según había dicho De Vido se encararían una vez que la planta potabilizadora estuviera funcionando.
Túneles sin salida
Otra de las obras firmadas por De Vido y Guzmán en julio de 2010 y que aliviaría significativamente los graves problemas del tránsito vehicular en el casco céntrico de Belén de Escobar era la construcción de un túnel vehicular en el paso a nivel de la calle César Díaz, que después se corrió a Los Lazaristas, donde los tres colegios ubicados en la zona pusieron el grito en el cielo.
Varias veces anunciada por el jefe comunal, la obra se licitó, se adjudicó a la empresa Centro Construcciones y en junio de 2011 el gobernador Daniel Scioli firmó en un acto público en Garín la transferencia de una partida de 12 millones de pesos para su ejecución, Pero nunca se hizo.
También Guzmán había prometido en enero de 2011 que se construiría un segundo túnel en la calle Italia, cuya licitación se haría a mediados de ese año. Sin embargo, el anuncio quedó en la nada. Desde áreas técnicas consultadas por esta revista afirmaron que el paso bajo vías era imposible de hacer ahí. “Por Italia pasan cables de alta tensión, el caño maestro de gas y el canal del desagüe pluvial”, explicaron.
Se evaluó entonces hacerlo en la siguiente paralela al sur, Pablo Podestá, que además es más ancha y tiene las vías más altas, aunque implicaría un costo mayor. “Se enviaron anteproyectos al ministerio de Planificación, pero no pasó de ahí”, indicó la misma fuente.
Accesos pendientes
En el intercambio de favores con el Municipio por el puerto de regasificación se incluyó también la construcción de un camino de circunvalación que iría desde el Paraná de las Palmas hasta el kilómetro 57 de la autopista, a la altura del futuro parque industrial de Loma Verde. Según pudo saber DIA 32, de este proyecto ni siquiera se elaboró una carpeta.
El acceso del “Nuevo Escobar”, que conectaría el kilómetro 44 de la Panamericana con la avenida San Martín, es un caso aparte. El primer tramo de la obra, desde la autovía hasta la entrada a Puertos del Lago (“Nordelta 2”), ya fue realizado por los inversores inmobiliarios. Pero una medida cautelar del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que reclama la propiedad de tierras afectadas por el puente, mantiene paralizada su habilitación.
En tanto, el Municipio está a la espera de que se destrabe esa situación para encarar la pavimentación de los cuatro kilómetros de la calle Mermoz que hacen falta para unir ese nuevo camino con la avenida San Martín.