Tras seis años de trayectoria solista, el joven escobarense ofreció un show en el Luna Park junto a otros número 1 del hip hop de nuestro país. “Fue increíble pisar ese escenario”, sostiene, a la espera de su quinto disco.

Por ALEJO PORJOLOVSKY
aporjolovsky@dia32.com.ar

Son muchas las historias que tienen para contar las calles de Escobar. Cada una tiene ese “qué se yo” -como dice el tango- que las hace especiales y el hip hop es una buena manera de expresarlo. Las virtudes, los defectos y los problemas comunes de cualquier persona que vive en un barrio son solo algunos de los tópicos que dicen presente en las rimas de Shaolin Dragon (28), un rapero cien por ciento autóctono.

En 2001, época de plena ebullición para la Argentina, Cristian Costilla era un adolescente del barrio La Victoria que comenzaba a navegar por las aguas de este estilo musical, originado en Estados Unidos y popularizado por las clases más bajas. Tardes de skate y graffitis con amigos en la plaza de la estación de Escobar le dieron lugar a las primeras improvisaciones, que lo catapultaron como un exponente de esta movida en la ciudad.

Con cuatro discos editados y canciones con más de 270 mil visualizaciones en YouTube, la patria chica está siempre en su mente: “La base de toda mi música está acá, a Escobar lo llevo tatuado en el pecho y mis letras hablan de él. Desde que empecé, siempre fue como llevar una bandera y clavarla adonde sea que vaya: mi gente, nuestras costumbres, la lucha para representar el barrio, la aceptación y el rechazo, desde que era un adolescente hasta hoy”, manifiesta Shaolin Dragon -tomó ese seudónimo de su afición por el kung fu- en una charla con DIA 32.

Tras debutar con Saliendo del Templo junto a un grupo de amigos, en 2009 comenzó una carrera solista que coronó con su primer CD Buenos Aires Northside y hoy lo tiene grabando un nuevo material discográfico en Chile. En el medio, largas jornadas laborales de 12 horas en diversas fábricas en las que dejaba fluir su imaginación para idear rimas. “Tenía un trabajo que podía hacer automáticamente y mientras tanto creaba letras”, reconoció en una entrevista de 2009 a Clarín, que por entonces lo eligió como revelación del género.

El rap es un estilo musical forjado en las clases excluidas y que nunca está ajeno a lo que pasa en la sociedad. Al contrario, la mayoría de sus letras recorren problemáticas que se viven en los barrios. “La realidad siempre está, hablamos de que salimos de abajo y lo que nos costó lograr el reconocimiento. Yo era pobre, no tenía plata para pagar el estudio ni el apoyo de nadie, y tuve que salir solito de abajo. Hoy puedo grabar, filmar y tocar con gente profesional”, afirma, con orgullo, el rapero escobarense.

Después de aquellos inicios artísticos, su lanzamiento en solitario y el primer recital resonante, como soporte de la banda estadounidense Delinquent Habits en el conocido bar The Roxy, Shaolin hoy vive un presente de novela. En septiembre se presentó en el reality Elegidos junto al futuro ganador, Matías Carrica, y también dio un show en el mítico Luna Park, integrando un grupo conocido como La Selección del Rap argentino. Al respecto, comenta: “Fue increíble pisar ese escenario junto a muchos amigos con los que nos juntamos para hacer grandes cosas en todo el país”.

Abocado al trabajo de su quinto álbum y moviéndose dinámicamente por las redes sociales, el joven artista tiene confianza en el futuro del hip hop en nuestro país: “El movimiento en Argentina está en pleno crecimiento, muchos chicos se empezaron a interesar y de a poco se están metiendo. Se vienen buenos años, pero todavía falta apoyo y seriedad por parte de las productoras de eventos”, advierte, con el mismo optimismo no exento de críticas que caracteriza a sus composiciones.

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