Surgido de las parroquias de Escobar y Garín, el elenco está próximo a cumplir diez años. “Somos católicos, pero tenemos gente de otras religiones”, aclara su director, Cristian Cabral.

Por ALEJO PORJOLOVSKY
aporjolovsky@dia32.com.ar

La Biblia tiene miles de páginas repletas de versículos, pero nada dicen de la posibilidad de rezar bailando. Esa interpretación arribó con el Ballet de Jesús, un grupo que se reparte entre las parroquias de Escobar y Garín llevando un mensaje de esperanza adonde los sacerdotes no pueden llegar con sus misas.

Este proyecto comenzó el 20 de agosto de 2008, con un puñado de jóvenes cercanos a las actividades parroquiales y con ganas de incursionar en la danza folklórica. A los primeros zapateos y chasquidos de dedos le siguieron participaciones en certámenes y, más adelante, un sincero reconocimiento del ambiente.

“Cuando empezamos fue todo un desafío, una propuesta y un lenguaje nuevo junto a un par de locos que me siguieron. Si ellos no hubieran respondido en aquel momento, no hubiésemos podido continuar”, le cuenta a DIA 32 el director y mentor del elenco, Cristian Cabral (32).

La iglesia le presta las instalaciones al grupo y es el origen de su actividad, pero el Ballet de Jesús no distingue credos ni religiones a la hora de sumar bailarines: “Somos católicos, pero tratamos de que sea lo más ecuménico posible. Tenemos chicos que son ateos, gente que es adventista y de otras religiones”, aclara.

“Intentamos que los que vengan hagan de su danza una alabanza, sin importar la fe que tengan, a través de un gato, una samba o una chacarera, para devolver este regalo que es para nosotros el baile”, agrega.

Al salir de las fiestas patronales y eventos eclesiásticos fue difícil lograr el beneplácito de los colegas, que en los primeros concursos los veían con cierta desconfianza por su origen. Sin embargo, con el tiempo las dudas se transformaron en admiración y respeto.

“Nuestro trabajo es aceptado y hemos logrado premios, pero costó. En algunos momentos nos trataron como fanáticos o se cuestionó lo que queríamos decir con nuestro baile, porque siempre con la danza buscamos transmitir un mensaje de esperanza. Esa es nuestra misión”, explica Cabral en un descanso de su actividad en el salón parroquial de la cocatedral Natividad del Señor, en Belén de Escobar.

Intentamos que los que vengan hagan de su danza una alabanza, sin importar la fe que tengan, para devolver este regalo que es para nosotros el baile.

-¿Cómo se transmite ese mensaje?

-Se usa mucho la danza contemporánea, la expresión corporal e intentamos ponerle movimiento a las palabras y las melodías. El intérprete al principio irá copiando el movimiento y obedeciendo, pero después lo empezará a hacer oración, dependiendo de la creencia de cada uno. Tratamos de relacionar lo espiritual con lo corporal. La oración no es solo arrodillarte en la iglesia, se puede rezar bailando.

Soñando con Cosquín

Tras decenas de participaciones en concursos repartidos por toda la provincia y shows en escenarios destacados como el teatro Maipo, el Centro Cultural Ricardo Rojas y el Borges, en 2018 el Ballet de Jesús tiene un objetivo principal: bailar en Cosquín. “Sería un premio a la perseverancia, hay chicos que vienen desde el principio y la siguen remando”, señala el director.

Será la primera vez que el grupo escobarense se anote en el concurso previo al festival folklórico por excelencia que se realiza en la plaza Próspero Molina, en Córdoba. Mientras tanto, las puertas estarán abiertas de par en par para todo aquel que quiera honrar su credo moviéndose al ritmo de la música. “El ballet es disciplina, sentimiento, pasión y el plus está en lo religioso, pero cualquier persona que quiera sumarse puede hacerlo. Incluso un ateo tiene alguien por quien bailar”.

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