Gabriel Ortiz en la linea de ensamblaje de Pixart
El fundador y gerente general de la primera industria 4.0 de Latinoamérica cuenta por qué eligió Loma Verde. Además, su mirada sobre el avance de la inteligencia artificial y la robótica en el mercado laboral.

Con la inteligencia artificial en boca de todos y el debate sobre si los robots avanzarán en su eficacia a tal punto de terminar por desplazar a millones de humanos del mercado laboral, el pasado lunes 3 Pixart inauguró en el parque industrial de Loma Verde la primera fábrica inteligente de Latinoamérica.

La apertura de esta smart factory fue noticia a nivel nacional, ya que el acto de inauguración contó con la presencia del ministro de Economía, Sergio Massa, junto al intendente Ariel Sujarchuk, quien en esos días todavía se desempeñaba como secretario de Economía del Conocimiento.

Pixart se especializa en producir computadoras en serie, con un proceso automatizado en un 90%. Pero la mira está puesta en el campo de la robótica, con la idea de exportar a los mercados más significativos del mundo. Actualmente la firma está consolidada en Latinoamérica y pronto desembarcará en Estados Unidos.

El CEO y fundador de Pixart es Gabriel Ortiz (63), quien creó la empresa en 1999. Después de haber pasado por muchísimas compañías de tecnología, abrió una pequeña oficina para desarrollar software por su cuenta. Una decisión que al principio le costó varios dolores de cabeza, a tal punto que hubo momentos en los que no tenía plata ni para pagar el colectivo para ir a ver posibles clientes. Pero, confiado, siguió trabajando, hasta que finalmente empezó a cobrar cheques con números de varias cifras.

Uno de sus primeros productos exitosos fueron las soluciones de antirrobo y de Administración de Dispositivos Móviles (MDM), que logró venderlas en el mercado latinoamericano. Pero principalmente se enfocó en la producción de notebooks orientadas a proyectos educativos, como el Conectar Igualdad, a través del cual cerró acuerdos con las provincias de Corrientes, San Luis, La Rioja y Córdoba.

Durante estos casi 25 años vio correr muchísima agua bajo el puente, mantenerse en el mercado no fue fácil. Sin embargo, supo salir a flote de cada una de las decenas de vicisitudes que debió afrontar, incluso un incendio que destruyó todo ocho meses atrás e implicó volver a comenzar de cero con la construcción de esta fábrica 4.0.

pixart inauguracion (1)
Respaldo. El ministro de Economía, Sergio Massa, estuvo en la apertura de la nueva planta de Pixart.

Trabajar por el éxito

Gabriel Ortiz vive en Loma Verde desde hace veinte años. Pero cuando DIA 32 lo contactó estaba en Miami, a metros del mar, intentando disfrutar de unos días de playa en medio de trámites y con el teléfono que no paraba de sonar.

“Duermo entre cuatro y cinco horas por día, me levanto a las 4.30 y a la hora ya estoy en la autopista yendo para mi oficina de Puerto Madero. Tengo reuniones constantemente. Cuando se terminan las que tengo en el horario de Argentina, arranco con las de China y demás lugares del mundo, que van a contramano con el horario”.

“A las 7 de la mañana emprendo el regreso para la planta de Escobar o para mi casa. Me muevo a esa hora porque no hay tanto tránsito. Lo disfruto porque voy hablando con gente de China, me cuento unos chistes con un amigo de España, escucho música… Es como estar en la sala de mi casa”, cuenta.

La idea de poner en pie esta fábrica le nació en 2019, cuando China se cerró por la pandemia. Eso los obligó a parar las líneas de producción, porque no recibían los insumos desde el país asiático. Ortiz visualizó que se vendría una época de alta demanda de equipos, pero que habría escasez global de chips. Por eso le puso toda la energía a la producción nacional.

pixart inauguracion (6)
pixart inauguracion (9)
pixart inauguracion (11)
pixart inauguracion (3)
pixart inauguracion (10)
pixart inauguracion (12)
pixart inauguracion (13)
pixart inauguracion (4)
pixart inauguracion (5)
pixart inauguracion (7)
pixart inauguracion (8)
PlayPause
previous arrow
next arrow

Industria 4.0

La moderna planta de producción de Pixart tiene 4.500 metros cuadrados, se construyó en un año y medio y demandó una inversión de 8 millones de dólares.

Al trasladarse al predio de Plaza Industrial Escobar, la empresa desmontó las instalaciones que tenía en el parque empresarial Austral, en Presidente Derqui, aunque mantiene sus oficinas de la avenida Huergo, dedicadas al desarrollo de software.

En su nueva planta trabajan con brazos robóticos, equipos de testeo automatizados y paneles de control de última generación, con equipamiento adquirido en Japón, China y Estados Unidos.

El staff lo componen cerca de 30 programadores e ingenieros, quienes se dedican al diseño, programación y control de las máquinas. Algunas de ellas pueden colocar hasta 800 mil componentes por hora. A los brazos robóticos se los puede programar para realizar varias tareas, como colocar tornillos, empaquetar cajas y trasladar objetos.

Operarios de Pixart en la linea de ensamblaje
Automatización. Los robots de Pixart pueden colocar tornillos, empaquetar cajas y trasladar objetos.

Para poner en marcha este proceso de innovación tecnológica, el financiamiento provino del Ministerio de Economía de la Nación. A su vez, la empresa tiene como aliadas a nombres líderes del mercado como Google, Intel y Qualcomm.

En la planta también hay grandes cajas de metal, que en su interior tienen cámaras inteligentes Real Sense de Intel, así como pequeños CPU, que se utilizan para controlar y garantizar la calidad de los productos. Cada componente de las computadoras ensambladas en Pixart es monitoreado y el procedimiento queda grabado en un CPU.

Además de aumentar la producción de computadoras portátiles, la empresa se está abocando a la producción de chips para múltiples dispositivos y al desarrollo de robots para vender en el mundo entero. Ya están listos algunos prototipos: el primero es Eva, preparada para la atención al público en diferentes entornos.

Gabriel Ortiz junto a un robot de Flora, la nueva IA de Escobar, en la planta de Pixart
Prototipo. Eva, el primer robot diseñado en Pixart para la atención al público en diferentes entornos.

-¿A qué se le llama industria 4.0 y cuál es la diferencia con las demás?
-La principal premisa es estar cerca de los polos de distribución, porque de esa forma se deja menos huella de carbono. Tenemos que ser conscientes con el medio ambiente, no podemos tener la fábrica en Tierra del Fuego con camiones yendo y viniendo para transportar la mercadería.

La segunda condición es que tiene que generar energía para ser autosustentable. Nosotros tenemos 240kw de energía solar para abastecernos; los sábados y domingos, cuando la fábrica no se usa, inyectamos esa energía a la red.

La industria 4.0 tiene que tener automatización y robótica, las líneas tienen que ser autónomas. Y también tiene que tener inteligencia artificial. Nosotros tenemos servidores que nos permiten aplicarla en algunas cosas. Por eso somos una empresa smart, porque somos una fábrica totalmente automatizada.

La diferencia con otras compañías es que los grados de automatización son nulos o bajos, las líneas de producción son manuales y se empujan los carritos con la mano. En la nuestra eso es automático, el nivel de automatización es del 90%. En Argentina no existe algo igual, y en Latinoamérica tampoco.

Produccion de chips en Pixart
Próximo paso. La producción de chips para múltiples dispositivos es uno de los objetivos inmediatos de Pixart, 

-Ahora que China arrancó nuevamente, ¿sigue siendo negocio para Argentina fabricar este tipo de productos?
-China está en un problema gigante, porque ya no es un país en vías de desarrollo para Europa y Estados Unidos, entonces tienen que pagar entre 30 y 40% de impuestos para vender en esos mercados. En cambio, Argentina paga el 0% de arancel, porque es un país emergente.

A su vez, los americanos no van a permitir que China se convierta en primera potencia en materia de producción, entonces están dejando de comprarle y apuestan a otros mercados. El mundo se está reorganizando, desde Estados Unidos van a preferir comprar en Argentina que en China. Decidieron que nunca más puede pasar lo que pasó con la pandemia, que cerró China y se cerró todo, quieren atomizar para que haya fábricas en todo el mundo.

Si a los chinos se les ocurre atacar Taiwán nos la vamos a ver muy mal, porque allí se fabrica el 80% de los integrados a nivel mundial. Ese desabastecimiento va a hacer que no tengamos teléfonos, televisores, heladeras, ni lavarropas, microondas o autos. Todo lo que tenga integrados va a tener escasez y a nivel mundial va a ser terrible. Todo porque se concentró la producción en un solo lugar.

-¿Cuáles son los proyectos de Pixart a futuro?
-Estamos pensando en fabricar lo que le interese al mercado americano y que sea competitivo. El tema de los integrados es una posibilidad. Empezamos con computadoras, pero vamos a seguir con computadoras para autos, heladeras, medidores de luz y mil opciones más. También nos vamos a meter de lleno en el mundo de la robótica.

Linea de ensamblaje de Pixart, en Loma Verde
Línea de producción. La planta de Pixart en Loma Verde tiene una superficie de 4.500 metros cuadrados

-¿Qué opina sobre la creencia de que los robots van a acabar con la mano de obra humana?
-Siempre pongo los mismos ejemplos… Muchos años atrás había ascensoristas, eran personas que subían y bajaban todo el día, encerradas en un lugar diminuto, lleno de gente, con un ventilador que le tiraba aire caliente en la cabeza. Tenían vidas horribles. Hoy hay gente que por un sueldo que apenas le permite acceder a un plato de comida tiene que meter empanadas con la mano en un horno a 150 grados. Entonces, se acabó la época de la esclavitud, pero solo porque te dejan volver a tu casa después de hacer un trabajo espantoso por 80 mil pesos al mes.

Lo mismo aplica para quienes se pasan la vida poniendo tornillos. Cuando no les da más la vista, los rajan de la línea de producción y no tienen otro trabajo porque toda su vida pusieron tornillos. A ese tipo lo usan por un sueldo bajo para que otro gane mucha plata y después lo descartan, eso está mal. A esa persona el trabajo no le ofreció un crecimiento personal, lo único que hizo fue darle una esperanza de vida de comer un plato de arroz mientras le daba la vista. No me gusta un mundo así, es injusto.

“Sin conocimiento no hay ninguna posibilidad de poder progresar. Hay que ir a una universidad y estudiar”.

Lo que tenemos que lograr es que esos trabajos no existan más y que el trabajo pesado lo hagan los robots. Tiene que haber otro tipo de trabajos, como programar un robot, hacer procesos de simulación… para eso no se necesita ser un ingeniero de la NASA. Venís a mi fábrica y te enseño a programar un robot en una tarde. Los primeros pasos para programar los puede hacer cualquiera.

-¿Cuál sería el mensaje para los jóvenes que están comenzando su vida laboral?
-El primer mensaje es que con conocimiento, estudiando y trabajando mucho, en cualquier lugar del mundo se puede. No es imposible. Yo arranqué desde abajo. No tenés que estafar a nadie, no hay que hacer nada malo, uno no tiene que nacer millonario para generar un sueño. El otro mensaje es que sin conocimiento no hay ninguna posibilidad de poder progresar. Hay que ir a una universidad y estudiar.

Ortiz en las nuevas oficinas de Pixart en Loma Verde
Activo. «Duermo entre cuatro y cinco horas por día», afirma Ortiz, que hace 20 años llegó a Loma Verde.

FICHA PERSONAL

Del campo a la ingeniería

Gabriel Ortiz fue el primero de su familia en nacer en Capital Federal, el resto lo hizo en Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz. Sus abuelos maternos tenían estancias en la Patagonia, 30 mil hectáreas con 10 mil animales. Uno de sus tíos, Rodolfo Martinovic, fue gobernador entre 1966 y 1969.

“Aprendí mucho en el campo cuando era muy chico, hasta llegué a administrarlo”, comenta. Su mamá, Stella Maris Monticelli, fue gerenta de una compañía de seguros, mientras que su papá, Roque Jesús Ortiz García, era dentista.

Cuando llegó a Buenos Aires vivió en Haedo. Estudió ingeniería civil en la Universidad de Morón e ingeniería informática en la Universidad de Belgrano. También pasó por la escuela de aviación militar, trabajando para el escalafón técnico. Está casado con Mariela Sánchez Otranto, madre de sus dos hijos -Federico (27) y María Belén (22)- y cofundadora de Pixart.

A fines de los ’90 se mudó al country Maschwitz Privado y hace ya veinte años tiene su casa en un barrio cerrado de Loma Verde, a dos kilómetros de la fábrica. “Cuando tuve que pensar dónde invertir mi dinero, lo hice pensando en hacer algo en el lugar donde vivo”.

“La gente del parque industrial es de primera. Yo me siento muy identificado con Escobar y con Loma Verde por la tranquilidad y porque es un lugar muy de campo”, concluye el empresario.

ortiz y su mujer en las nuevas oficinas de Pixart

Comentar la noticia

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *