Nelly en su casa decorada para estas fiestas
Trabajó durante 40 años en el Colegio Belgrano, donde fue maestra y directora. Acaba de ser declarada Personalidad Destacada por el Concejo Deliberante.

Dueña de una calidez, amabilidad y sabiduría que se palpa a los pocos minutos de conversar con ella, Nelly Seminari (85) recibe a DIA 32 con energía, entusiasmada en comenzar la entrevista, con un espíritu de felicidad digno de admirar.

Jubilada hace veinticuatro años, es una de las docentes más distinguidas y reconocidas de Belén de Escobar. Querida por todos: alumnos, padres, compañeras y directivos, en quienes dejó una huella imborrable. Franca y directa, no se deja vencer por el paso del tiempo, tiene una memoria prodigiosa y una rapidez para contestar poco usual en personas de su edad.

“Me siento muy bien espiritual y mentalmente, es lo que más cuido y atesoro en la vida. Empecé a tener problemas de cadera, no es operable, así que me arreglo con algunos ejercicios, una buena alimentación y la ayuda del bastón para caminar mejor”, explica cuando recibe el elogio de lo bien que se la ve.

Sostiene que está muy bien de salud, que toma pastillas recetadas por su cardiólogo y no muchos remedios más. Pero que empezó a cuidarse con las comidas para no subir de peso y acrecentar más su dolor de cadera. “Me encantan las pastas, pero las dejé para una vez por semana, como mucha fruta y verduras”, acota, dando su receta para estar liviana y sentirse de mejor manera.

Nelly Seminari en el living de su casa
Sonriente. Nelly Seminari recibió a DIA 32 en su casa, súper predispuesta para la entrevista.

-¿Cómo haces para estar bien espiritualmente?
-Empecé a no tener pensamientos negativos, que siempre fluían, más especialmente cuando dejé la escuela. Dejar la dirección del primario en el Colegio Belgrano fue un impacto fuerte, tuve depresión y la sobrellevé. Necesité psicoterapeuta, la tengo todavía. Vive en Campana, un amor de persona. Soy muy amiga de la psicología, porque lo vivencié en la escuela. Es necesario y me ayuda.

-¿Cuáles son tus motivaciones diarias?
-Además del celular, que soy adicta, tengo también mi computadora con películas. Me las preparan mis sobrinos, que son como mis hijos. Mi hermano (Hugo Pedro) murió joven, de Alzheimer; y mi cuñada, del corazón, después de tanta lucha. Él tenía una linda empresa de seguros, después cerró.

Nelly Seminari vive sola, pero se arregla perfectamente. Cuando necesita algo no duda en recurrir a un vecino o a sus sobrinos, todos la ayudan. La vida la encontró soltera y sin hijos, aunque tuvo chances de formar una familia, las relaciones no prosperaron.

Todos me dicen que yo me casé con la escuela, pero creo mucho en el destino y no fue así, no se dio. Estuve comprometida. A lo mejor soy yo, he tenido caballeros, de Escobar y pretendientes de Campana. Iba siempre a los bailes del Club Independiente, donde mi padre fue tesorero y presidente interino”, cuenta, detalladamente, sobre su vida social y amorosa.

“Pasé todas las etapas, fue una muy linda época de mi juventud. Con barras de amigos, que hoy son abuelos y algunos ya no están”, acota.

Coincidencia. Su casa está frente a la Escuela Primaria Nº1, donde trabajó como docente.

Su vida en las aulas

Se recibió de docente en Campana. En el año 1960 entró al Belgrano, a través del doctor Enrique Capello, uno de los fundadores de la institución y amigo de su padre. En ese entonces su trabajo era estar al frente del grado primero superior. Esa experiencia duró algo más de dos años, hasta que le ofrecieron ser regente del departamento de aplicación -en primaria-, a comienzos de 1963, con sólo 24 años. 

“Les dije que me tengan paciencia, porque era nueva en eso. La mayoría de las que egresaron del Belgrano después fueron directoras, inspectoras, con una capacidad maravillosa. Se practicaba mucho, había que hacer entre 40 y 50 prácticas en cada grado. Yo hacía informes de cada maestra que me tocaba”, señala.

Los recuerdos de su paso por las aulas fluyen: “Me ocupaba mucho de mis alumnos, sabía hasta dónde vivían, lo que hoy haría una asistente social. Me acercaba a las familias y me sentía amada por la comunidad. Por eso, cuando me jubilé, a los 61 años, buscaba cariño. Llamaba a mis primas, a mis amigas, buscaba lo que me faltaba al no ir más al colegio”, confiesa, con total sinceridad, a más de dos décadas de su último día como directora, la pasión de su vida.

-¿Crees que cambió mucho la educación de esos tiempos hasta ahora?
-Cambió en que el maestro o el director no tienen el apoyo de la comunidad. Si la familia no está integrada con el directivo y el maestro, fracasa el alumno y fracasa el colegio. La escuela da cultura, pero la educación la dan el hogar y la familia. Con el correr del tiempo tuvo que trabajar la mamá, la abuela y así se descuida al niño, está en manos ajenas o se los deja solos. Eso hizo huecos en la educación.

-¿Entonces, los chicos salen sabiendo menos que antes?
-Por lo que hablo con muchos, sí, salen sabiendo menos. Salen del secundario y fracasan en la facultad, dejan, porque no tienen una base, que nace desde el preescolar. Antes se exigía más, hoy el director no observa las clases. Yo me sentaba y veía todo. Tenés que tener la profesión en al alma, yo la tuve y la sigo teniendo.

-Cambiando de tema, ¿cómo ves a Escobar?
-Cambiado. Mi Escobar querido, en el que nos conocíamos todos, ya no está. Pero está lindo, lo veo bien. Manejar en la ciudad es terrible, yo no manejo más, pero lo veo. Me gusta la esencia del vecino, charlar con la gente. Hay mucha gente nueva, mucho country.

“Me siento muy bien espiritual y mentalmente, es lo que más cuido y atesoro en la vida”.

-Tuviste una linda vida, ¿estás feliz con lo que hiciste?
-Muy feliz profesionalmente. Con el correr del tiempo me di cuenta, como mujer, que me faltó tener un hijo.

-Si volvieras el tiempo atrás, ¿te hubieras quedado con alguno de tus pretendientes?
-Pienso que sí. Mis amigas me dicen: “¿te acordás de aquel, del otro?”. Me acuerdo de todos, pero no se dio. Por eso cada alumno era como un hijo para mí y por eso mis dos sobrinos son como mis hijos… charlamos, me cuentan sus cosas. Me hacen feliz, me vienen a buscar para salir.

Por último, una frase que pinta de cuerpo y alma a una vecina que es de cultivar el perfil bajo y la discreción, sin querer nunca llamar la atención ni ser protagonista: “Un grupo de maestras quería hacerme un monumento, pero soy capaz de ir y sacarlo. ¡Ni se les ocurra!, les dije. No me gusta, eso déjenlo para los próceres”, confiesa, enérgica y simpática, una de las grandes mujeres de Escobar.

FICHA PERSONAL

Docente de alma

Nelly Beatriz Seminari nació en Belén de Escobar el 11 de julio de 1938, en una casa de la calle Travi al 600, que en aquellos años se llamaba Entre Ríos. Hija de Pedro Pablo Seminari y Apricia Celle, es soltera y no tuvo hijos. Era prima hermana del recordado Tomás Seminari, cuyo nombre lleva el teatro municipal.

Toda su vida se dedicó a la docencia: fue maestra en la ex escuela Nº3 (hoy Nº1) y en la Nº4, y secretaria en la Nº6 de Matheu. Pero la mayor parte de su carrera la transitó en el Colegio Belgrano, donde fue docente y después directora del nivel primario. En reconocimiento a su inolvidable trayectoria, el salón de primer grado lleva su nombre.

Nelly Seminari saluda al ingeniero Alberto Ferrari Marín, rector y cofundador del colegio
Eminencia. Saludando al ingeniero Alberto Ferrari Marín, rector y cofundador del Belgrano.

HOMENAJE

Personalidad destacada

El pasado miércoles 20 de diciembre Nelly Seminari vivió un día de mucha emoción: el Honorable Concejo Deliberante la declaró Personalidad Destacada del partido de Escobar, por su dedicación y trayectoria en la educación.

“Fue una idea de Gustavo Issetta, que fue mi alumno en primero superior. Me decía siempre que quería hacer algo para mí. Presentó el proyecto, salió el decreto y se dio muy rápido, en tres días. Le alcancé a avisar solo a mis familiares”, comenta.

“Tuve una sensación muy linda, como cuando era jovencita y me daba una cosquillita en el pecho de la emoción. Un reconocimiento hermoso porque no lo esperaba, me encantó. Estuvieron mis sobrinos, estaban todos los concejales, leyeron el decreto y me paré para agradecer”, declara, aún conmovida de la emoción por el acto.

Nelly Seminari en su homenaje
Gratitud. Emocionada, en el reconocimiento que le realizó el Concejo Deliberante.

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