Es ciego, vive en Garín y viajó solo a Japón para alentar a River Plate en el Mundial de Clubes. “Me parece importante, para que se sepa que cualquiera lo puede hacer”, dice el joven que conmovió a todo el país.

Por DAMIAN FERNANDEZ
dfernandez@dia32.com.ar

Hubo fanáticos que gastaron todos sus ahorros y otros que vendieron el auto y hasta los muebles de la casa para poder hacerle el aguante al Millo del otro lado del mundo. Pero entre las más de quince mil anécdotas, muchas de ellas con protagonistas escobarenses, hay una que sobresalió y se robó todo la atención: la de Vicente Zuccala (26), el joven no vidente que se subió por primera vez a un avión para “sentir” al club de sus amores en Japón. Una historia de superación y pasión.

Con la camiseta de River, bastón blanco, anteojos negros y un morral de cuero marrón gastado. Así salió en las dos fotografías que el miércoles 16 le tomó y subió a Twitter el usuario @FacundoBrignolo tras arribar al aeropuerto internacional de Osaka. Como era de esperarse, las imágenes se viralizaron en las redes sociales y los medios empezaron a indagar quién era. Ramona, la madre, fue la primera en ayudar a descubrir el personaje. Luego, el propio Vicente relataría su travesía.

“Me había perdido todos los partidos de la Libertadores porque la cancha estaba superpoblada. Así que el día de la final con Tigres dije, ‘tengo que estar sea como sea’”, comentó sobre el germen del inolvidable periplo de 35 horas, que comenzó en Ezeiza, hizo escala en Roma y Qatar, y culminó en tierra nipona luego de recorrer más de 23 mil kilómetros por aire.

Vicente juega en la selección de fútbol para ciegos de Argentina, Los Murciélagos, y cuenta que usó el dinero de la beca que recibe del Estado para hacer posible su sueño. Claro está, ajustándose bastante el cinturón: “Pagué $35 mil, me costó mucho. No me compré nada en siete meses y pude venir acá, comprar las entradas y pagarme el alojamiento”, explicó sobre la logística llevada adelante para poder alentar a La Banda en Asia.

“Mi familia me dijo que estaba un poco loco, pero la pasión me trajo acá. Me parece importante, para que se sepa que cualquiera lo puede hacer, alguien que no ve o con cualquier problema”, analizó el pibe del barrio Los Pinos de Garín, que se alojó en las afueras de Tokio con “amigos de la cancha” y hasta se dio el gusto de conversar con parte del plantel millonario, que, al conocer su caso, lo invitó al hotel donde concentraba antes de la final.

Si bien Vicente logró sortear todos los obstáculos para llegar al Mundial de Clubes, River no pudo hacer lo mismo frente al Barcelona de Messi y compañía y se volvió para la Argentina con las manos vacías. Igual, nadie le quitará lo bailado a este joven, cuya historia a más de uno le puso la piel de gallina.

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