Largas o breves, las sorpresivas interrupciones en el suministro de energía eléctrica fueron una constante en diciembre. La empresa reconoce que el consumo local subió mucho y que no está en condiciones de hacer las inversiones necesarias. Otro verano caluroso y a tientas en Escobar.

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

En las últimas semanas de diciembre, miles de usuarios escobarenses se vieron afectados por sorpresivos y constantes cortes en el suministro de energía eléctrica. Algunas veces fueron solo unos minutos, pero en otras duraron largas, calurosas e insoportables horas. Según Edenor, la situación de mayor magnitud se debió a daños causados en la red por la tormenta del miércoles 21. Pero en la empresa reconocen que la cuestión de fondo es que el consumo local subió a extremos que requieren una inversión muy superior a la actual, por lo que el problema puede ser todavía peor.

La gota que colmó el vaso

No pocos vecinos amanecieron sin luz el jueves 22 de diciembre. Aunque era un día de sol radiante, horas antes hubo fuertes ráfagas de viento y copiosas precipitaciones que dejaron sus peores consecuencias en el tendido aéreo de energía eléctrica. Al menos, esa fue la explicación que Edenor ofreció a esta revista sobre el apagón que tuvo a maltraer al distrito.

Ese día, un puñado de comerciantes de la zona de la terminal se declaró en pie de guerra y decidió cortar el tránsito sobre la calle Rivadavia por espacio de algunas horas. “Es indignante, a esta altura del año siempre pasa lo mismo y nunca dan una respuesta cuando llamás para saber qué pasó o cuándo va a volver la luz”, se quejaba una mujer que salió a protestar cacerola en mano, emulando aquellos dolorosos días que el país vivió en 2001.

La Cámara de Comercio se solidarizó enseguida con los damnificados. “Estas formas de reclamar se hacen cuando se agota la paciencia. No se trata de estar o no de acuerdo, es una cuestión de sensatez. Esta es la gota que colmó el vaso y terminó con la paciencia. Hay comerciantes que perdieron muchísima plata”, señaló el presidente de la entidad, Hernán González.

El pequeño piquete, más allá del caos vehicular que generó, quedó en el anecdotario al día siguiente, una vez que la cuadrilla de Edenor logró poner en marcha un transformador que había salió de servicio porque su cámara se había llenado de agua.

Sin embargo, una comerciante de Rivadavia al 400 desconfió de que esa haya sido la verdadera causa de un problema que se repite irremediablemente cuando suben las temperaturas. “La tormenta no tuvo nada que ver. Son cortes programados porque se les da la gana. En octubre estuvimos varios días sin luz y la semana pasada hicieron lo mismo en la otra cuadra. Cortan por sectores, no hay ningún desperfecto, cortan porque tienen ganas”, afirmó.

Pero no solo la calle Rivadavia la pasó a oscuras en esos tórridos días de diciembre. Por dar un caso, en Garín también hubo vecinos que salieron a las calles en el barrio Cabot después de pasar más de 36 horas sin luz. En otros lugares, en cambio, los cortes fueron de una duración menor. Como pasó el miércoles 28, a la noche, en medio de un evento organizado por la Cámara de Comercio y el Municipio, sobre la calle Asborno.

El jefe de prensa de Edenor, Alberto Lippi, le explicó a DIA 32 que la tormenta de la noche del 21 “causó un desastre en el área periférica de la concesión en la zona de islas, tiró árboles y ramas”, lo cual obligó a “reconstruir algunas líneas eléctricas desde cero”. Y como para reconectar los tramos reparados era necesario interrumpir la tensión, cada vez que un sector era dado de alta la empresa cortaba la luz por breves períodos, generalmente de 15 a 30 minutos.

Lo cierto es que los molestos cortes continuaron incluso diez días después. Todos los vecinos de El Cazador se acordaron de Edenor un rato antes de los brindis de Navidad y Año Nuevo. Es que ni el 24 a la noche ni el 31 estuvieron a salvo de una situación que, dicho sea de paso, ya les resulta cotidiana. “Es así todo el tiempo. Parece que la empresa juega al prende y apaga con nosotros. Tenés que estar con una vela a mano porque en cualquier momento te quedás a oscuras”, afirmó Esther, cuyo televisor, tras uno de esos cortes, se quemó por un golpe de tensión.

Lo que pasa en ese barrio no escapa al conocimiento de la empresa. Al respecto, Lippi anunció que para los primeros días de enero “está prevista una renovación de la línea de media tensión”. La idea es que no haya una sola para todos los usuarios, de modo de aliviarla y de evitar que un solo desperfecto deje sin luz al barrio entero. Además, señaló que se coordinarán tareas de poda junto al Municipio, ya que la mayoría de las veces los cortes se deben a caídas de ramas o árboles sobre los cables.

“Antes no teníamos ningún problema, pero hace tres años todos los vientos huracanados están entrando por la zona de Escobar. Por eso es necesario hacer algo para separar las líneas de los árboles”, planteó Lippi.

Asimismo, también apeló a la paciencia de los usuarios al momento de hacer sus reclamos. “A los 5 minutos del corte es imposible que el operador del call center puede saber la causa o el tiempo de reparación. Para eso hacen falta algunas horas”, indicó. Para estos casos propuso tener en cuenta que desde hace dos años se pueden denunciar cortes a través de un mensaje de texto: hay que marcar 28456 (espacio) luz (espacio) y número de cliente. Ese aviso va directo al centro técnico.

Falta de inversión

Pero el problema de fondo no son los vientos, las lluvias ni los árboles. Es otro. Y la empresa lo admite. La demanda creció a niveles exorbitantes y sin una adecuada inversión es imposible tener las líneas en condiciones de dar un servicio óptimo o, al menos, mejor al actual.

“El crecimiento de la demanda está como en sus mejores épocas, subiendo un 7% mensual, y las zonas más alejadas de la General Paz están teniendo un crecimiento superior a la propia ciudad de Buenos Aires, por los barrios privados y los edificios que se están haciendo. Supongo que en Escobar, a corto plazo, va a haber que hacer una nueva subestación, por la demanda que está teniendo”, sostuvo Lippi, al tiempo que aseguró que “la empresa invierte todo lo que puede, pero no tiene los recursos”.

En ese aspecto, el vocero de la empresa distribuidora de energía eléctrica en el norte bonaerense dejó entrever que el Estado también es responsable de la situación, porque “las tarifas están congeladas hace diez años y el dinero de los subsidios nunca es transferido en fecha. Edenor invierte anualmente 10 millones de dólares, pero habría que invertir mucho más. El problema es que no hay plata. Hay una situación económica y financiera muy difícil”, expresó.

Por su parte, la defensora del Pueblo de Escobar, Rocío Fernández, no se mostró ajena a la problemática de los cortes y señaló que “hace falta una mayor inversión” por parte de Edenor, ya que “año tras año, en esta época del año, se repite la misma situación”, aunque reconoció que la no actualización de las tarifas “no le permite hacer una inversión adecuada” a la empresa.

La funcionaria consideró que el del distrito es “un problema energético grave, porque la ausencia de otros servicios públicos, como gas o agua potable, hace que haya una mayor demanda en cuanto a la energía eléctrica. A esto se suman los cada vez más usuarios de equipos de aire acondicionado y los nuevos edificios y emprendimientos urbanísticos que se están construyendo”. Por eso, sostuvo que “Escobar tiene que hacer un serio planteo institucional a Edenor, donde intervengan todos, tanto el Ejecutivo, como el Concejo Deliberante. Si vamos a seguir sumando demanda a la red, inexorablemente vamos a seguir teniendo problemas”.

Por lo pronto, queda claro que la solución no es algo que pueda darse de un día para otro. Parece que también este verano los escobarenses tendrán que prenderle una vela a Edenor. Y, como dicen los pibes cuando algo va bien, rogar “que no se corte”.

Daños y pérdidas

Conservar la factura de la compra y la garantía del producto es indispensable para encarar cualquier reclamo por el daño de un artefacto eléctrico ante un golpe de tensión. En estos casos, los usuarios deben dirigirse a la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC), que actualmente está a cargo del abogado Diego Orentligerman y funciona en el Palacio Municipal.

Si se trata de pérdidas de alimentos o mercaderías, el principal problema es la cuantificación del daño. Lo aconsejable es que un escribano público verifique las pérdidas para después iniciar el reclamo respectivo ante el Ente Regulador de la Energía Eléctrica (ENRE). Según algunas experiencias, el trámite puede ser algo engorroso, pero generalmente da resultados.

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