Personaje polémico, inclasificable, oficialista en la etapa del ‘83 y muy crítico en la abierta en el ‘89, hoy se muestra equidistante en tiempos bravos para el periodismo, donde las internas del oficio son tapa de diarios. En 2007 se vino a vivir a Maschwitz.

Por JORGE L. BONFANTI

Fui hasta los estudios de Radio del Plata, en Palermo Viejo, pensando en encontrarme con un “duro”, porque solamente un tipo con los atributos en su sitio puede soportar la polarización Gobierno-Clarín y seguir haciendo periodismo, que siempre fue, ni más ni menos, tener una visión crítica y reflexiva de cualquier proceso examinado.

Pero como casi siempre ocurre con los preconceptos, estaban equivocados: me encontré con un hombre amable y con un costado tierno que le debe haber facilitado el acceso a lugares ansiados por muchos.

Enrique Vázquez, el que conduce La otra mañana en Del Plata (AM 1030), de 6 a 9, y por las tardes participa de Con sentido público, desde las 16, en Canal 7, vive en Ingeniero Maschwitz.

-¿Es cierto que a veces se va de Palermo a Maschwitz después de hacer su programa de radio y a la tarde vuelve a Canal 7?, fue mi primera pregunta, mientras íbamos hacia un boliche a tomar un café.

-Sí, porque extraño a mis perros, tengo dos labradores hermosos de distinto color, uno negro y uno arena, y dos junta-pulgas que rescaté del “asilo”. Los perros me contagian energía, entusiasmo. Me hago 80 kilómetros nada más que para verlos un rato.

-¿Cuánto hace que anda por nuestro pago?

-Hace más o menos cinco años: vi un aviso de venta de una casa y yo quería rajar de la Capital, del  ruido. Buenos Aires es una ciudad con un altísimo índice de contaminación sonora, que me molestaba, me hacía mal. Le debe hacer mal a todos, pero yo me pude ir y estoy muy contento de vivir en un lugar así, aunque haya que hacer algún sacrificio porque las distancias son importantes.

-¿Cómo se le dio por el periodismo? ¿A qué edad y con cuál mandato?

-Mi abuelo por parte de madre era periodista, y mi viejo también, pero cuando terminé la secundaria quería ser geólogo. Justo ese año en la universidad, allá en Córdoba, abrieron la carrera de Comunicación, y acá estoy.

-¿De qué parte de Córdoba es?

-De la capital, del barrio de Alta Córdoba, y por lo tanto hincha furioso de Instituto.

-¿Está relacionado con el periodismo desde que terminó el secundario?

-Salvo de los 21 a los 24 años, que viví en Londres estudiando Ciencias Políticas, y cuando no me dejaron laburar, siempre.

-Y a esta altura de una larga carrera, ¿qué pone en el debe y en el haber?

-Lo más negativo que veo es que hay una presión muy grande de las empresas para condicionar al periodista e impedirle desarrollar a fondo su labor al darle una orientación definida. Es lo mismo que le pasa a todas las profesiones liberales: al abogado que trabaja en un gran estudio y tiene que defender o atacar a tal de acuerdo a los intereses corporativos, o al médico que trabaja en una clínica y tiene que recetar determinados medicamentos. Lo bueno es que, superando estos problemas, sigue siendo un oficio apasionante.

Hay una presión muy grande de las empresas para condicionar al periodista e impedirle desarrollar a fondo su labor al darle una orientación definida. Es lo mismo que le pasa a todas las profesiones liberales”.

-¿Cuáles periodistas le parecen un ejemplo a seguir?

-El número uno es Rogelio García Lupo. Entre los jóvenes hay un cordobés, Sergio Carreras, que hace muy buenos trabajos de investigación.

-¿Está de acuerdo con la ley de medios audiovisuales?

-Podría haber sido mucho mejor, ahora ha quedado como la expresión concentrada de una pelea del gobierno contra un monopolio, cuando hay otras empresas que también se pasan en la concentración: Vila-Manzano, Prisa, Ick, y debe haber más. Lo preocupante es que se generó esta situación en donde lo empujan a uno a ubicarse detrás de uno o de otro bando.

-¿No le parece una señal a futuro de la Presidenta la designación de Martín Sabbatella al frente de la AFSCA?

-Sí estoy muy de acuerdo con el nombramiento, es mentira que no sabe de medios, pero lo más importante es que sabe mucho de la pelea contra las corporaciones, las derrotó en Morón.

-Al sacarle la gestión al peronismo y dársela a la izquierda democrática, ¿está anunciando que la continuidad del modelo viene por ese lado?

-Yo no soy optimista en cuanto a la perdurabilidad del modelo, nadie de izquierda o progresista tendría que serlo, porque quienes aparecen hoy con capacidad de ganar en 2015 son todas expresiones de derecha; tampoco soy simpatizante de este gobierno, donde están contenidos algunos gobernadores que ¡madre mía! O personajes como Othacehé o Ishii. Lo que pasa es que uno ve a los que están enfrente y está todo dicho.

-Usted fue un periodista militante en la época del Alfonsinismo ¿qué balance hace de aquella época?

-Alfonsín nos engañó, nos hizo creer que el radicalismo era una fuerza progresista, y los únicos progresistas eran él y un grupito de amigos. El radicalismo es conservador como Angeloz, como De la Rúa, como Aguad o como Gustavo Posse.

-¿Fuera del periodismo tiene alguna otra actividad?

-No tengo mucho tiempo. Hacer un programa de tres horas de lunes a viernes es agotador. Estoy haciendo un documental sobre la historia de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), de la que formo parte, que me implica hacer dos o tres entrevistas semanales.

-¿Tiene laburo la APDH?

-Sí que tiene, tiene mucho laburo, porque se siguen violando los derechos humanos. El caso más grave es el de los presos, de todo el país pero principalmente en la provincia de Buenos Aires, con la aplicación sistemática de torturas y la reducción a la esclavitud de los internos.

-¿Es de los que piensan que la Policía y el Servicio Penitenciario regulan el delito?

-Absolutamente, creo que hay que volver a la reforma de Arslanián, que le puso freno a la corrupción policial al dividirla en varias policías y desarmó la estructura piramidal que hace que todo se resuelva en el famoso “Hoy por mí, mañana por ti”.

Yo no soy optimista en cuanto a la perdurabilidad del modelo, nadie de izquierda o progresista tendría que serlo, porque quienes aparecen hoy con capacidad de ganar en 2015 son todas expresiones de derecha”.

-Fue pareja de Sandra Russo, ¿leyó su libro sobre CFK?

-Sí, lo leí, me parece que se dejó tragar por el personaje, debió tener una mirada más crítica que hubiera mejorado el producto final. Igualmente, es mi muy buena amiga Sandra.

-¿Tiene otros amigos en el periodismo o en la política?

-En el periodismo no muchos, porque soy bastante chúcaro. Lo mismo en el barrio: saludo al que me saluda, pero hasta ahí nomás. Puedo nombrar a Nora Vieyras y un par más. En política tuve dos padres postizos, Alfonsín y Alfredo Bravo; amigos del alma: Ricardo Gil Lavedra y León Arslanián.

-¿Está al tanto de la política escobarense?

-Nada, cero conocimiento. Pero tuve participación en el juicio a Patti: notas mías en Humor formaron parte de las pruebas en su contra.

-¿No se integra a la vida de la ciudad?

-En un sentido sí, tengo mi carnicería, mi verdulería, soy asiduo comensal de Hans y de los restaurantes que hay en el mercado nuevo de Maschwitz, hago las compras semanales en el Jumbo. Pero soy bastante casero, me gusta estar en casa, recibir amigos y a mis tres hijos, que vienen a su vez con sus parejas y otros amigos y terminan siendo una especie de tribu muy numerosa.

-¿Alguno heredó la pasión por el periodismo?

-Ninguno, la mayor es gestora cultural, el del medio es campeón de kung fu y el más chico hace hockey subacuático.

-¿Un libro o un escritor para recomendar?

-Hay varios escritores que me gustan mucho. De los más conocidos, Vargas Llosa y Borges, que dentro de cincuenta años va a estar en el nivel de un Shakespeare o un Homero.

-¿Una comida irresistible?

– Los canelones de espinaca.

-¿Un jugador de Instituto?

-La delantera del ‘73, donde jugaban Beltrán, Kempes y Ardiles, entre otros.

-¿Mira los años que le quedan y se pone objetivos a cumplir?

-Cumplo 60 en enero y naturalmente uno hace un balance, estoy conforme, cumplí conmigo y lo sigo haciendo, rescatando el hedonismo, quiero seguir gozando de la buena música, de la buena lectura, de la buena comida y de las mujeres, desde ya.

-¿Hasta qué parte de la casa pueden entrar las mujeres y cuánto tiempo pueden quedarse?

-Esa es la pregunta clave que tenemos que resolver, cada caso es una historia, muy buena cuestión. Me voy a quedar pensándola.

Reportaje polémico

En 1977 Enrique Vázquez viajó a Chile para entrevistar al presidente Augusto Pinochet. La nota se publicó en la revista Somos, de la que era secretario de redacción. Es hasta hoy que aquella cobertura le sigue valiendo duras críticas de algunos colegas. Pero él defiende lo que hizo: “En las dos páginas siguientes hay dos páginas de una nota a monseñor Hutton (la gran oposición al gobierno de Pinochet). O sea, dos páginas de reportaje a Pinochet y dos páginas de monseñor Hutton. Como cobertura periodística me pareció impecable”, sostiene.

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