gabriel perez frente a sus cuadros de bombero
Después de siete años dedicado full time a la función pública municipal, Gabriel decidió dar un paso al costado. “La paz interior que tengo ahora me confirma que fue la decisión correcta”, afirma.

Tras dedicar doce años de su vida a la función pública municipal -siete ininterrumpidos- ocupando distintos cargos, Gabriel Alejandro Pérez (48) decidió poner un freno, dar un paso al costado y cambiar su día a día. Estar más tranquilo, cuidar su salud y disfrutar hasta las cosas más simples, algo que no estaba logrando por la presión que le generaba su actividad.

“Era un ente, estaba quemado por el estrés”, reconoce, sentado en la cocina de su casa, en Belén de Escobar, donde recibió con mates a DIA 32 para conversar y hacer un balance de su paso por el Municipio, que concluyó el pasado 30 de septiembre.

En 2002 ingresó al Consejo Escolar como secretario administrativo, bajo la intendencia de Luis Patti. Después fue director de Cementerios, de Inspección General y delegado de Garín. Esa etapa duró cinco años. Su último día de trabajo en aquel 2007 también fue un 30 de septiembre, caprichos del destino…

Después de ocho años volcado a la actividad comercial, el 10 de diciembre de 2015 volvió a la Comuna de la mano de Ariel Sujarchuk, que iniciaba su primer mandato como intendente. Entró como director de Inspección de Industria y Comercio, después fue director general y secretario. Hasta el 4 de febrero de este año, cuando fue designado director ejecutivo de la Agencia Municipal de Tránsito, Transporte y Seguridad Vial.

“Fue un desafío lindo y difícil a la vez, es un área compleja por la exposición que tiene. Me encargaba de todo lo que estaba en la calle: reordenamiento, control… Tenía mucha gente a cargo”, comenta sobre su última experiencia.

gabriel perez acto seguridad
ÚLTIMO DESTINO. En febrero habia sido designado titular de la Agencia de Tránsito, Transporte y Seguridad Vial.

-De las distintas áreas por las que pasaste, ¿en cuál te sentiste más a gusto?
-En todas, porque todo lo hice con compromiso, pasión y con el corazón. Estoy convencido de haber dado todo hasta el 30 de septiembre a las 12 de la noche. Siempre dije que el día que no me sienta al cien por ciento daba un paso al costado y es lo que me pasó en este momento. Son muchos años, no es un chau, es un hasta luego. Dios dirá. Hoy tengo otra vida. Ahora comparto un mate con mi señora y con mis hijos, eso no tiene nombre.

-¿Por qué decidiste renunciar a la Municipalidad?
-En 2017 tuve un problema de salud bastante serio (neumonía atípica y descompensación), pasé 14 días internado en terapia, técnicamente estuve muerto. Ahora venía sintiendo distintas dolencias muy similares a las que se me desencadenaron aquella vez. Fue una decisión muy difícil, que tomé en familia. Es producto del estrés de la gestión, tenés que estar todo el día, no hay horarios.

-¿Sufriste el síndrome de tener el celular prendido todo el día?
-Sí, las 24 horas. Me sonaba a las 2, a las 3, a las 5 de la mañana… siempre un problema. No recuerdo haber apagado un teléfono en toda mi vida. Pero desde el 1º de octubre lo apago todas las noches. Es un cambio radical que hice. La gestión me apasiona, pero es muy demandante.

gabriel perez en su oficina
DESPACHO. “Todo lo hice con compromiso, pasión y con el corazón”, afirma, a modo de balance personal.

-¿Crees que podés llegar a arrepentirte?
-No, porque creo que si seguía en cualquier momento me iba a pegar un “guachazo”. El 23 de agosto me operaron de urgencia de un ojo, porque se me reventó una venita y no veía, después de una gran calentura que me agarré. Si esa venita se reventaba más arriba, no sé qué pasaba… En el último tiempo yo era un ente, estaba acá sentado y ni un mate compartía, estaba quemado. La paz interior que tengo ahora me confirma que fue la decisión correcta.

-¿Qué fue lo mejor y lo peor de estos años como funcionario?
-Lo peor es el estrés. Siempre trabajé con criterio. Mi viejo (Oscar) me dio valores y una formación que muchos han perdido en la sociedad. Yo siempre seguí siendo el mismo. Te cambian los tiempos, los lugares donde vas, pero por la misma vorágine del trabajo.

-¿Cómo ves todos estos años de gestión de Sujarchuk en la Intendencia?
-Transformadora. Ariel es una máquina; él y su equipo. Por eso también se hace tan exigente la gestión. Tiene una visión que va más allá de lo que cualquiera puede ver, hasta que uno entra al ritmo de él.

EN LA CALLE. Junto a Ariel Sujarchuk: “Aprendí a conocerlo y tenemos una muy buena relación”, asegura.

-¿Superó las expectativas que tenías siete años atrás?
-Cuando lo conocí, en 2014, charlamos y me contó las ideas que tenía. Superó ampliamente todo lo dicho. No tiene techo y tiene una capacidad muy grande. De él recibí siempre apoyo y confianza. Algún reto me ha dado, pero fueron dos o tres en siete años. Aprendí a conocerlo y tenemos una muy buena relación.

-¿Crees que “Beto” Ramil es su sucesor natural?
-Falta mucho para esa determinación y lo va a decidir Ariel. “Beto” está llevando muy bien la gestión y trabajan juntos hace mucho tiempo.

-¿Qué que le falta a Escobar?
-Es difícil la pregunta. En la parte de obras se hizo mucho y hay muchísimo por hacer. Hoy entrás a El Cazador sin tocar el centro de Escobar. El Plan Estratégico es muy interesante, te da fluidez. Ahora vas a Tigre por el puente de la Arenera y el puente Independencia. En salud lo que hizo Ariel no tiene nombre, las viejas salitas son espacios de 2.000 metros cubiertos, algunas con quirófano. Escobar creció mucho y va a seguir siendo una gestión a la altura de las circunstancias.

“Ariel (Sujarchuk) es una máquina. Por eso también se hace tan exigente la gestión. Tiene una visión que va más allá de lo que cualquiera puede ver”.

gabriel perez seguridad vial
GESTIÓN. Gabriel Pérez tuvo dos ciclos en el Municipio: el segundo comenzó el 10 de diciembre de 2015.

-¿Ahora a qué te dedicás?
-Estoy con mis hijos (Hernán y Damián) en un emprendimiento que ellos arrancaron en marzo y lo ampliamos un poco. Tenemos dos camiones chicos y hacemos fletes, donde nos llamen. Hacemos cargas generales, menos alimenticias. Es un nuevo desafío.

-¿Ellos te dieron la idea de dejar la Municipalidad?
-No, ya tenía la idea, ellos me apoyaron. A la hora de cambiar hay que tomárselo en serio y crecer. El último mes el trabajo creció y a las 7 de la mañana ya estamos arrancando.

-¿Qué rol te toca dentro de este nuevo trabajo?
-Los chicos no me dejan hacer fuerza porque hace 15 años una anestesia peridural me rozó una vértebra y a veces me duele la cintura. Así que manejo, llevo el volante. Ya había sido camionero. También trabajé en una cochería fúnebre, vendí ropa, limpiaba el negocio de mi papá (Brumell), fui ayudante en una veterinaria, llevaba flores, fui remisero, empleado en una mueblería, manejaba un camión de reparto de carne… No tengo problemas en hacer nada.

-Hablando de tu papá, ¿qué dijeron él y tu mamá cuando les contaste que dejabas tu cargo?
-Que los hacía los padres más felices del mundo (NdR: se quiebra emocionalmente y habla entre sollozos). Siempre me decían: “hijo, ¿hasta cuándo?, ¿hasta cuándo?”. No los iba a ver nunca, llegaba a mi casa y no quería salir más. Siempre estaba de mal humor. Ahora todos me dicen que tengo otra cara, que cambié.

-Cambiaste tu vida, trabajás con tus hijos… ¿sentís que te salió redondo?
-Sí, pero en el laburo nos recagamos a putedas con los chicos (risas). Es mi forma de ser, ni en pandemia me podía quedar quieto. Y me agarré Covid tres veces. Soy así…

gabriel perez en su casa
DISTENDIDO. En el patio de su casa y enfocado en el emprendimiento de fletes con sus hijos.

OTRA ETAPA CUMPLIDA

Más de treinta años de bombero

A los 15 años, en abril de 1989, Gabriel Pérez entró al cuartel de Bomberos Voluntarios de Escobar. A lo largo de tres décadas acudió a incendios, accidentes y todo tipo de situaciones de emergencia. Actualmente está en la reserva activa de la entidad.

“No tengo las obligaciones que tenía estando en el cuerpo de bomberos. Si suena la sirena puedo ir o me convocan por necesidad. Paso siempre por el cuartel, pero ya no conozco a nadie, hubo mucho recambio. Siempre fue así, es algo lógico”, afirma, nostálgico.

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