El dueño del diario de Escobar se tomó la licencia de publicar un libro de texto escolar sin validez legal y de dudosa aplicación pedagógica. Las autoridades educativas dicen que no fueron consultadas.

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

Presentado con subliminal arrogancia como Manual del Alumno Escobarense, desde hace unos meses comenzó a circular en las escuelas del distrito un libro de texto de dudoso valor pedagógico y menor validez legal.

Su contenido, lejos de algún atisbo revelador o esclarecedor sobre los distintos tópicos locales que aborda, es un rejunte escasamente prolijo de lo que ya varios historiadores lograron publicar. Y aunque un compendio de saberes dispersos podría resultar útil a fines áulicos, esta publicación no pareciera ajustarse a los parámetros más elementales para aspirar a que se la considere con alguna seriedad.

De sugerente anaranjado en su portada, el libro solo ofrece dos indicios acerca de sus responsables editoriales: un prólogo firmado por el hijo del dueño de El Diario de Escobar, Carlos Maipah (alias “Chani” en su Pergamino natal), y la invocación en contratapa de un/a tal “Contenidos Educativos Regionales”. ¿El pie de imprenta? Bien, gracias. La obligación legal de declarar lugar y fecha de una publicación, así como el nombre del editor, fue llamativamente gambeteada en el supuesto manual.

Ante una consulta de DIA 32, desde la Cámara Argentina del Libro no dudaron en sentenciar coloquialmente que “si un libro no tiene pie de imprenta, es trucho”.

Hojeando el ejemplar

Más de doscientas fotos e ilustraciones le dan un tinte colorido y por momentos visualmente agradable a algunas páginas. Pero aún en este aspecto el saldo es deficitario a la luz de la pésima calidad de decenas de imágenes -inexplicablemente pixeladas-, la fealdad de otras tantas y la incomprensible sobreabundancia de piezas de museo y fachadas de salas de primeros auxilios cual álbum de figuritas.

No puede soslayarse una mención aparte para la página 33, donde con antojadizo criterio se pegó “de prepo” una fotografía de la inauguración del diario de Maipah a un costado del artículo Historia de Belén de Escobar, que no menciona al hecho ni al medio en ninguno de sus nueve párrafos.

Los trabajos prácticos que cierran cada unidad incluyen, a modo de repaso, ítems que en ningún caso cumplen su función de fortalecer la capacidad de interpretar un texto por parte del alumno. Son meros accesos directos a oraciones o datos, a veces intrascendentes, que sin opción deben contestarse memorizando textualmente. Ejemplos al azar: ¿En qué calle se encuentra ubicado el museo de Garín? ¿A qué delegación responde orgánicamente la subdelegación de 24 de Febrero? ¿Cuál es el nombre del actual intendente y hasta cuándo dura su mandato? ¿Dónde está ubicada la nueva sede del Centro de Veteranos de Guerra del partido de Escobar?

Una galería de intendentes y comisionados municipales obliga a pausar el ritmo de lectura. ¿Es pudor que no se defina como tal a ninguno de los intendentes de facto que tuvo Escobar? La línea dedicada a Sandro Guzmán también es curiosa: “Asume el 11 de diciembre de 2007 y a la fecha se encuentra (sic)”. Gramática al margen, ¿a qué fecha se refiere si no se dice cuándo se publicó el libro?

Hablar a esta altura de rarezas como algún artículo que se repite, fotos de funcionarios públicos como los jueces de Faltas, el concejal Oscar Fontán o el presidente del Consejo Escolar (¿qué información útil aportan?), la elección del puente del Río Luján como ilustración de una síntesis geográfica del distrito (indescifrable imbricación entre texto e imagen) y varios etcétera, es redundar sobre las desafortunadas cualidades del documento. Que podrá servir -a lo mejor- para informar un poco, pero difícilmente para educar, si se saben entender las distancias entre uno y otro concepto, o las que hay entre un diario, un libro y un manual de verdad.

Mal libro, ¿buen negocio?

Versiones que no fueron desmentidas por fuentes oficiales a las que consultó DIA 32 indican que el Municipio desembolsó una importante suma de dinero por la compra de ejemplares del Manual del Alumno Escobarense. El cheque salió a nombre del dueño del diario y de su socio, Diego Curutchague, con un importe de cien mil pesos, confiaron.

Algunos de esos ejemplares fueron entregados públicamente por el intendente Sandro Guzmán en los actos del 25 de Mayo, en Belén de Escobar, y del 20 de Junio, en Garín.

Este medio también se comunicó con la jefa de inspectores de educación del distrito, Isabel Porati, quien aseguró no haber visto el manualcito antes de su publicación. “Sólo puede hojearlo, le debo una lectura más profunda para poder opinar”, se excusó.

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