Alcanzando registros de 255 k/h, el piloto escobarense arrasó en las pistas argentinas y se consagró campeón de la temporada de Turismo Internacional, una de las categorías más rápidas del automovilismo.

Por JAVIER RUBINSTEIN
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web

Después de mucho batallar, el escobarense Gustavo Girotti se dio el gran gusto de saborear las mieles del éxito como piloto. Su hora llegó el domingo 3 de noviembre, cuando el segundo puesto logrado en el autódromo de Buenos Aires le dio los puntos suficientes para quedarse con los play-off de la categoría Turismo Internacional.

Girotti conduce un BMW 328i, auto que fue el complemento ideal para una dupla que resultó tan noble como exitosa y que lo condujo a ganar su primer título. “Veníamos de otros años con buenos coches, pero no se nos daba el campeonato. En 2012 tuve un accidente que me hizo parar cuatro meses. Me quebré el brazo y la muñeca, lo que me limitó bastante. Recién volví en la última fecha y la gané, así que tan lejos no estábamos”, cuenta el corredor a DIA 32 en la oficina de uno de sus comercios, con un gesto inocultable de felicidad por el reciente lauro.

Cuando empezó la temporada automovilística, el escobarense derribó mitos, fue para adelante y se animó a usar el número 13 en su auto y pintarlo de color verde, considerado “mufa” en el ambiente. “Podía elegir el 68, como cuando debuté, pero me quedé con el 13 y mal no nos fue”, afirma.

El auto siempre respondió bien, fue de menor a mayor y ganó cinco carreras. Además, se subió al podio en otras tres fechas, con dos 2º puestos y un 3º. Una de sus mejores actuaciones fue en La Pampa, allí hizo la pole position en entrenamientos y clasificación y ganó la competencia en la última vuelta, haciendo récord de pista.

“En las rectas el auto alcanzó los 255 kilómetros por hora, va muy rápido. Es muy lindo, a uno lo que lo atrae es la velocidad, aunque estos son autos con ciertas limitaciones, sin tantos elementos que puedan dar mayor potencia. El motor ronda los 290 caballos, cuando de fábrica anda por los 210”, confiesa, sin dejar de nombrar a su preparador Horacio “Hueso” Lepiane, clave en la parte mecánica, a Javier Miguelez en la electrónica y a Rafael Balestrini por los motores. “El piloto debe saber poner a punto el auto, eso también es importante”, aclara sobre su rol.

Así como un buen vehículo es fundamental, saber llevarlo es el otro 50% de la fórmula para un tándem ganador. Hay pilotos arriesgados al extremo y conservadores, aunque Girotti tiene su propio manual: “No me gusta romper los autos, no es necesario pegarse. Y en carrera busco el sobrepaso cuando tengo la oportunidad, me gusta ir para adelante”.

Esa táctica le resultó clave, ya que una nueva disposición de la categoría hacía retroceder seis puestos en la largada al piloto que ganaba la prueba anterior, por lo que el escobarense debió partir desde el séptimo puesto en cinco oportunidades, por más que hubiera hecho la pole en la clasificación. Un trabajo de hormiga, donde es necesaria bastante paciencia y concentración.

Este campeonato le sacó a Girotti la espina que le había quedado en 2005, cuando corriendo en el Top Race iba puntero, con 30 puntos de diferencia sobre su escolta Catalán Magni, y los organizadores decidieron descontinuar la categoría a tres fechas del cierre, por lo que el título quedó acéfalo.

En la temporada 2014 el piloto de la ciudad lucirá el número 1, con el mismo equipo, auto y color que se consagró recientemente. La única diferencia será que compartirán los circuitos con el Top Race, ampliando la variedad de autódromos. “Así que viajaremos bastante para defender el título”, señala Girotti, con la mente puesta en la próxima bandera a cuadros.

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