En cualquiera de sus expresiones, las disciplinas de defensa personal cotizan en alza entre quienes buscan realizar una actividad física. Taekwondo, hapkido y jiu-jitsu son algunas opciones de un fenómeno que crece.

Por JAVIER RUBINSTEIN
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web

Como tantos otros, los deportes de contacto ya no solo son cosa de hombres. En los últimos años muchas mujeres también se decidieron a aprender técnicas marciales, ya sea con fines físicos y recreativos o para poder utilizarlas ante una necesidad extrema.

“Debido a la inseguridad la gente busca formas para defenderse, y también están las ganas de hacer algo, no solo gimnasia sino algo más completo. De ahí viene el punto por el cual esto creció tanto”, explica a DIA 32 el director del Centro de Artes Marciales de Escobar, Daniel Farías, IV dan de taekwondo ITF y II dan de hapkido.

“Con los más chicos se ve que los padres buscan que les enseñemos la parte disciplinaria. En casa muchas veces no la tienen y sí la encuentran en un arte marcial, que es sinónimo de disciplina, respeto, lealtad y honor”, agrega Edgardo Sabetta, II dan de hapkido hwarang.

Sabetta fue uno de los impulsores del hapkido en Escobar. Comenzó hace unos años y hoy los alumnos han ido sumándose, buscando una herramienta de defensa. A diferencia del aikido -otra arte japonesa-, en el hapkido se pueden dar patadas. Su contrapunto con el taekwondo es que se permite el uso de armas. Con el kung fu las actividades son similares, pero en hapkido y jiu-jitsu existe la sumisión -rendirse golpeando la mano contra el suelo- y también hay lances, como en el judo.

Como parte del crecimiento de esta actividad en el distrito, el 12 de julio se hará en Ingeniero Maschwitz el Torneo Sudamericano de Hapkido, donde habrá una importante presencia de deportistas escobarenses, quienes se preparan ansiosos para tener un buen papel.

El taekwondo ITF también vive un gran presente: el domingo 19 se hizo la 15º edición del Torneo Copa Amistad en el polideportivo municipal Luis Monti, con 250 competidores de diferentes puntos del país. La gran meta del grupo es agosto, cuando participen del Centro y Sudamericano en Foz de Iguazú. Escobar espera presentar 25 representantes.

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En tren de comparaciones, Farías apunta que “el karate es más antiguo, pero el taekwondo es más dinámico. La diferencia con otras artes marciales es que en el taekwondo se busca meter puntos con patadas y puños a la cara o al pecho, no podés ir al piso ni hacer sumisión. Los jueces cuentan quién tiene más puntos y se saca al ganador”.

Ambos instructores están realizando un curso de gumdo, también llamado “sable coreano” -elemento que se hizo más conocido tras el episodio en Córdoba, donde un vecino se defendió de ladrones cortándoles todo el cuerpo-, se recibirán en junio y luego comenzarán a dar clases.

“No es algo para defensa personal, no podés andar con una katana en la calle. Es un arte marcial, podés luchar con varios oponentes y la meta es deportiva, no hacer autodefensa”, aclaran. Otras actividades donde se utilizan sables son el sipalki y en algunas ramas del hapkido.

Algo que se sumó el año pasado es el kyusho, un complemento marcial donde se trabajan los puntos vitales del cuerpo para saber dónde tocar a un oponente y, a través de la presión o el golpe en un lugar específico, dejarlo nocaut. Es para defensa personal y no existe competencia. Solo se usan las manos como un arma ante una eventualidad.

El campo marcial es amplio y muy heterogéneo, cada disciplina tiene su encanto y quienes comienzan a practicarlas se ven atrapados por sus virtudes, a tal punto de no cambiarlas por nada e ir sumando conocimientos constantemente

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