Empezó a hacer fierros para recuperarse de una enfermedad, pero le tomó el gusto y se volcó con todo al fisicoculturismo. Veinte años después tuvo su premio al consagrarse campeón sudamericano. Ahora buscará representar al país en el Mundial de Ecuador.

Por JAVIER RUBINSTEIN
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web

Como muchos jóvenes de su edad, de adolescente Marcelo Portillo (38) jugaba al fútbol en los clubes de barrio, como un hobby. Hasta que una hepatitis lo obligó a estar inactivo por 45 días, más varios meses de nula actividad deportiva. A raíz del parate obligatorio perdió masa muscular y entonces decidió ir a un gimnasio para fortalecer de nuevo su físico, debilitado por la enfermedad.

Pero tanto se apasionó con los fierros que abandonó la pelota, cambió sus hábitos alimenticios y empezó a dedicarse a modelar su cuerpo hasta el extremo. Apoyado por su familia, inició así su carrera como fisicoculturista. Hoy, con más de 20 años como atleta, sigue compitiendo y logró llevar su porte a un estado de perfección muscular similar a la de un superhéroe.

Portillo trabaja en dos gimnasios, como instructor de musculación, en Escobar y Benavídez. Su vida está dedicada a los aparatos, las pesas y el cuidado en las comidas. “A veces tengo ganas de comer otras cosas, pero hay que cuidarse. La grasa hace que no se te noten las venas y eso resta puntos”, confiesa al recibir a DIA 32, días después de su consagración continental.

El fin de semana del 6 al 9 de septiembre este escobarense por elección -vivía en Lomas del Mirador, pero se mudó “hace varios años, por la tranquilidad que hay acá”- viajó a Solanas, Punta del Este, para participar del 38º Campeonato Sudamericano de Fisicoculturismo, Fitness y Body Fitness. Allí salió campeón de la categoría senior hasta 80 kilos. “Es una meta cumplida después de tantos años de competir y viajar mucho. Fue un papel difícil, gané en el Torneo Argentino en Córdoba y fui campeón en el Sudamericano contra otros 10 atletas de diferentes países”.

“Todavía no termino de caer, por la trascendencia del hecho, a medida que pasen las semanas lo voy a poder disfrutar más”, cuenta luego del título conquistado en la ciudad balnearia del Uruguay.

La carrera de Portillo tiene varios laureles, grandes desempeños y reconocimiento a nivel internacional. “He tenido la suerte de ganar varios torneos, como Argentinos, Iberoamericanos o del MERCOSUR, siendo más joven, con más presiones y nervios. Pero este vale mucho, de grande se disfruta más”, asegura.

En competencias de cuerpos que rozan la perfección, es muy difícil determinar quién es el mejor. Pero hay criterios establecidos para evaluar. “Los jueces buscan armonía, desarrollo, definición, simetría. No el tamaño de los cuerpos sino la proporción, un porcentaje de grasa relativamente bajo, las líneas, las formas. También cuentan detalles como el color o la ropa con la que se compite. Si bien es un deporte de exhibición, se intenta tallar el cuerpo, desarrollar el tejido muscular dentro de determinadas líneas”, detalla Portillo.

Ser campeón del Sudamericano le abrió la puerta del Mundial que se hará en noviembre en Ecuador. Pero como a todo deportista argentino amateur, el aspecto económico lo frena. Por eso está trabajando para que la Federación Argentina de Musculación le solvente parte del viaje y la estadía para poder representar al país en una Copa del Mundo.

Además, en marzo de 2013 está el Arnold Classic Amateur (creado por el actor Arnold Schwarzenegger). “Son los dos eventos más importantes y la idea es apuntar a uno de ellos. Se está hablando con la Federación para ver los costos y la forma de costearlos para representar al país lo mejor posible. Uno intenta crecer, formarse, hacer instructorados y viajar, pero hay realidades que muchas veces evaden lo competitivo de nivel internacional”.

En una de las disciplinas que más autocontrol requiere, en varios aspectos, sea alimentario, de entrenamiento o perseverancia, Portillo no desvía su rumbo. Sigue levantando mancuernas y haciendo sus rutinas diarias, mientras se mira al espejo, que le devuelve una imagen increíble, digna de un personaje listo para salvar el mundo.

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