File illustration picture showing the logo of car-sharing service app Uber on a smartphone next to the picture of an official German taxi sign in Frankfurt, September 15, 2014. A Frankfurt court earlier this month instituted a temporary injunction against Uber from offering car-sharing services across Germany. San Francisco-based Uber, which allows users to summon taxi-like services on their smartphones, offers two main services, Uber, its classic low-cost, limousine pick-up service, and Uberpop, a newer ride-sharing service, which connects private drivers to passengers - an established practice in Germany that nonetheless operates in a legal grey area of rules governing commercial transportation. REUTERS/Kai Pfaffenbach/Files (GERMANY - Tags: BUSINESS EMPLOYMENT CRIME LAW TRANSPORT)

La aplicación que es furor en el mundo llegó hace dos años al país y hoy está poniendo en jaque a las remiserías locales. Un caso que combina tecnología y comodidad con competencia desleal.

Por ALEJO PORJOLOVSKY
aporjolovsky@dia32.com.ar

En una fría noche invernal de París, Travis Kalanick y Garrett Camp esperaron tanto tiempo un taxi que se les ocurrió una idea trascendental, revolucionaria. Mientras soportaban la baja temperatura y la nieve que caía sobre sus cuerpos, pensaron en crear una aplicación para pedir coches al instante desde el teléfono celular. Así nació Uber, la herramienta móvil que es furor en casi todo el mundo y que apuesta a poner en jaque al transporte tradicional.

Al principio conocida como UberCab (“cab” en inglés significa taxi), con el tiempo esta iniciativa tomó su nombre actual para evitar demandas y comenzó su camino ascendente al éxito en más de 600 ciudades en todo el mundo.

En abril de 2016 la app llegó a Buenos Aires. Al principio resistida y denostada por el común denominador del público, con el tiempo ganó lugar y adeptos gracias a la notoria diferencia de precios con los clásicos taxis. Lo mismo que está pasando en el partido de Escobar, en detrimento de las agencias de remises.

“Un chofer para todos”

Bajo ese lema, la aplicación móvil inició su camino. Primero con coches negros de alta gama, al mejor estilo de las limusinas hollywoodenses. En 2012 sus creadores lanzaron UberX, una versión con autos más accesibles, con la que inundaron las calles de las principales urbes.

Actualmente, la empresa tiene 75 millones de usuarios globales y tres millones de conductores que realizan 15 millones de viajes diarios. Se calcula que ya se hicieron más de 5 mil millones de recorridos.

Su mecanismo es simple: un usuario entra a la app desde su dispositivo móvil, selecciona en el mapa el lugar a donde desea ir y le aparecerá el monto estimado del viaje junto a la cantidad de autos que andan circulando por la zona. Al aceptar, el sistema automáticamente le asignará un chofer -identificado con nombre, foto, modelo de coche y patente-, que pasará a buscarlo en el tiempo indicado y lo llevará a su lugar de destino.

Además de estas facilidades, el principal caballito de batalla de Uber es su cuadro tarifario, generalmente -no siempre- muy inferior al de taxis o remises -a veces, hasta la mitad-, según la hora, el lugar y la demanda del momento. El pago puede hacerse en efectivo o en tarjeta -algo novedoso- y la factura llega al correo electrónico del cliente apenas se baja.

La sustancial diferencia de precios se explica porque tanto Uber como otras compañías similares -ejemplo, Cabify- no están reglamentadas en el país y brindan el servicio sin las obligaciones y los costos que sí tienen los transportes regulados y tradicionales.

Para ser chofer de la popular plataforma digital, en teoría, solo basta con registrarse enviando fotos del DNI, licencia de conducir, cédula verde y seguro. En tanto, la antigüedad del vehículo no podrá superar los diez años.

Ni en la web oficial de la multinacional ni en ningún otro lado se menciona la necesidad de una licencia profesional, un seguro especial para transportar pasajeros o la verificación técnica correspondiente. Solo se destaca la necesidad de autos modernos, confortables y con espacio en el baúl.

En un momento, las cámaras de taxistas y remiserías lograron que la Justicia bloqueara la app y la página oficial de la compañía esgrimiendo su situación irregular. Sin embargo, hasta el día de hoy todas las causas iniciadas fueron dándole la razón a Uber, que en Mendoza ya ha recibido el visto bueno del Ejecutivo y será la primera provincia donde el servicio estará reglamentado.

“Más del 60% de los viajes de Uber están viniendo de las zonas menos servidas por el transporte público. Gente de barrios que solía tener que esperar 20 minutos al remis, hoy tiene un auto que le llega en 7 minutos, es accesible y le ofrece seguridad. Eso es democratización del transporte”, sostuvo Mariano Otero, el director de la empresa en el cono sur, en su cuenta de Twitter.

El boom llegó a Escobar

A diferencia de hace dos años, cuando apenas había uno o dos autos registrados en el distrito, la herramienta digital se ha desarrollado notoriamente en Escobar, al mismo tiempo que la caída del empleo y la crisis económica obligan a muchos a explorar nuevos caminos para conseguir dinero. Aunque no hay cifras oficiales, se estima que hay no menos de medio centenar de choferes.

“Uber nos roba el trabajo. Nosotros tenemos un paquete de gastos fijos mensuales del que no podemos zafar de ninguna forma y ellos no”, se queja Omar Rojas, de la Cámara de Remises de Escobar, quien compara esta situación con la que se da entre los comerciantes y los manteros y afirma que en dos años perdieron un 70% de los viajes.

El concejal Javier Pérez (Frente Renovador), quien es titular de la comisión de Transporte del Concejo Deliberante, coincide: “Creo que Uber llegó con la intención de quedarse, pero hay una competencia desleal con respecto a las agencias de remises habilitadas que perjudica notoriamente su trabajo”, le dijo a DIA 32.

Pese a las circunstancias de uno y otro en cuanto a seguridad, la diferencia se vuelve notable cuando solamente el viaje mínimo en un coche de cualquiera de las agencias habilitadas de la zona roza los 100 pesos y, en algunas ocasiones, el servicio y los vehículos no son los adecuados.

Según se estima, más de 35 mil personas en el país trabajan como conductores de Uber y alrededor de 750 mil lo utilizan. En el medio, la gente sufre la crisis y busca gastar lo mínimo sin pensar en las consecuencias que eso podría tener en algunos casos. La aplicación ideada en una noche nevada de París puso sus pies en Argentina y el partido de Escobar no está ajeno a eso. La pregunta del millón es: ¿sobrevivirán los remises?

CONCEJAL JAVIER PÉREZ

“Hay una competencia desleal”

El presidente de la Comisión de Transporte del Concejo Deliberante, Javier Pérez, consideró «inviable» la posibilidad de que Uber conviva con el transporte tradicional: «Mientras funcione de manera informal, los vecinos no podrán viajar en forma segura como lo hacen con los autos habilitados de las agencias», señaló.

«Creo que Uber llegó con la intención de quedarse, pero hay una competencia desleal con respecto a las agencias de remises habilitadas que perjudica notoriamente su trabajo», advirtió el edil massista. Además, señaló que la comisión que preside mantuvo «varias reuniones con la Cámara de Agencias de Remises, en las que surgieron distintas opciones para mejorar y competir con algunas herramientas más innovadoras».

«Se han tomado algunas medidas como la rebaja del precio de la libreta sanitaria a un 50% para los remiseros habilitados y también se está considerando hacer algunas reformas a la ordenanza que regula este rubro», adelantó Pérez.

OMAR ROJAS, CÁMARA DE AGENCIAS DE REMISES

“Uber nos roba el trabajo”

Omar Rojas es el dueño de la agencia San Diego, que funciona en la entrada de Garín, sobre la avenida Belgrano. Dice que desde que Uber apareció, los viajes cayeron un 70% y que ahora tiene la mitad de autos que en 2016.

«Nosotros tenemos un paquete de gastos fijos mensuales del que no podemos zafar de ninguna forma y ellos no. El auto tiene que estar en condiciones y genera un costo que no podemos igualarlo al de Uber. Es muy comparable con lo que pasa con los manteros, que vienen y se ponen frente a tu negocio por el que pagás una fortuna de alquiler», grafica.

«En mi caso particular, en la agencia San Diego, el trabajo bajó casi un 70% desde 2016. Muchísimo, de hecho tenía casi el doble de autos. En este momento tengo la mitad y no necesito más. Uber nos roba el trabajo», afirma, con bronca y resignación.

No obstante, apuesta a dar pelea con las mismas armas: «Tenemos una aplicación para trabajar, que la estamos empezando a usar para no quedarnos llorando. Es muy útil y la gran diferencia con Uber es que la persona que pida un auto por ahí sí va a tener adónde reclamar», señala.

También destaca que con el Municipio y los concejales hay diálogo y predisposición para buscar soluciones: «Vemos que hay buenas intenciones. Nos han bajado el precio de la libreta sanitaria, se está trabajando en el distrito y nos estamos reuniendo una vez por mes con ellos. No es fácil, pero el 99% de las agencias la estamos pasando mal».

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